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El lío del POSI o la excepción en un sistema electoral seguro

  • Los resultados provisionales dejan a la luz algunos fallos
  • El sistema español de recuento tiene mecanismos para subsanar los errores
  • ¿Es el voto electrónico la solución?
Por MARI LUZ PEINADO (SOITU.ES)
Actualizado 10-06-2009 20:58 CET

Resulta difícil imaginar que en un pueblo de Valencia de más de 600 habitantes, el PSOE no recibiera ningún voto en las pasadas elecciones europeas. Si encima tenemos en cuenta que 215 personas (el 56,14%) votaron por el Partido Obrero Socialista Internacionalista (POSI), ya hay que tener sospechas de que algo va mal. Pero si el pueblo en cuestión es Benexeida —la localidad en la que está empadronada la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega— el veredicto está claro: ha habido un error en el recuento de las papeletas. Afortunadamente, el sistema electoral español (el mismo durante los 30 años de democracia) tiene una serie de mecanismos para corregir este tipo de errores y para evitar los posibles casos de fraude. Pero ¿podría mejorarse? ¿Es el voto electrónico la solución?

A las 10 de la mañana, en la Audiencia Provincial de Guipúzcoa, los miembros de la Junta Electoral Provincial comenzaban el escrutinio oficial de votos. El recuento tiene especial interés porque Iniciativa Internacionalista ha denunciado que en algunos municipios sus "votos han sido cambiados desde los recogidos en el acta hasta lo que aparece en el Ministerio del Interior", según dicen en un comunicado. En su web, publican las posibles irregularidades como la de Amezketa (Guipúzcoa), una localidad en la que ANV fue la tercera fuerza más votada en las municipales de 2007 (154 votos). El domingo, Iniciativa Internacionalista no obtuvo ningún voto, según los datos del Ministerio, mientras que el omnipresente POSI —que ya se ha pronunciado para desmarcarse de estos errores— recibió el 46% de los apoyos. Las dos casillas estaban una al lado de otra en los papeles de las mesas electorales.

"Es inevitable que haya fallos, siempre ocurren, pero se trata de errores en los datos provisionales que de ningún modo van a tener reflejo en los resultados oficiales porque todo el proceso se revisa y en él participan los representantes de los partidos", dicen fuentes de la Junta Electoral Central. En efecto, los datos que la noche electoral ofrece el Ministerio del Interior son provisionales y tan sólo sirven para que los ciudadanos no estemos en un sinvivir hasta que se conozcan los resultados oficiales.

Según el calendario electoral, el recuento definitivo se lleva a cabo a partir del tercer día después de las elecciones, como están haciendo hoy las Juntas Provinciales en un proceso público al que puede asistir todo el que quiera y en el que también participan representantes de los partidos. Cuando se revisan todos los resultados, los datos se transfieren a la Junta Electoral Central y los partidos pueden presentar reclamaciones. "Esos son los resultados que realmente importan y que los partidos van a revisar. Así se consigue que no haya dudas", explican desde la Junta Electoral Central.

¿Mejor con máquinas?

El sistema de recuento de votos es prácticamente igual al que se utilizó en las primeras elecciones democráticas: la mesa compuesta por ciudadanos elegidos por sorteo, los nombres tachados a mano, las listas infinitas ordenadas alfabéticamente, el "vota" que dice el presidente de mesa cuando introduce tu papeleta, las urnas selladas... Un proceso un tanto rudimentario que sólo se ha visto alterado por la introducción de proyectos piloto de voto electrónico como el que ha tenido lugar durante las europeas en Salamanca, Lleida y Pontevedra. En los CAE (Colegios Administrados Electrónicamente), las papeletas se imprimían según la demanda del votante, los miembros de la mesa podían localizar a los ciudadanos a través de una base de datos y los resultados se transmitieron al Centro de Recogida de Información de manera electrónica. Menos gasto de papel y ahorro de tiempo.

¿Por qué estas experiencias no consiguen pasar del 'piloto'? ¿Ayudarían a reducir este tipo de errores? Que dejemos de depositar el voto en la urna y lo hagamos a través del ordenador o de una máquina no es posible en estos momentos en España. La ley electoral en vigor no permite el voto electrónico y, para introducir estos sistemas, sería necesario reformarla.

Pero, a pesar de que la introducción de sistemas electrónicos cada vez más fuertes en países como Estados Unidos, Brasil, Suiza o Estonia, el debate sobre la conveniencia de estos procedimientos está bastante equilibrado entre los partidarios y sus detractores. El principal argumento de aquellos que prefieren el sistema tradicional gira en torno a la seguridad y la transparencia: "Cualquier otro sistema que no sea el que tenemos, que se caracteriza por su transparencia, introduce un componente de oscuridad en el recuento. En vez de tratarse de un proceso transparente, en el que participan ciudadanos normales, elegidos al azar, con urnas selladas y actas firmadas por ocho personas —así es imposible que se den casos de fraude— se cambia por un proceso en el que se da un papel fundamental a las máquinas", defiende el profesor de Sociología la Universidad de Castilla-La Mancha, Josu Mezo.

En la lista de los contras también está la seguridad de los sistemas de votación. "Si existiera algún fallo, es mucho más fácil que los ciudadanos pierdan la confianza en el sistema. El que tenemos en España es totalmente transparente y los votantes pueden tener la seguridad de que no hay ningún tipo de fraude porque forman parte de él. En los 30 años de democracia nunca se han puesto en cuestión unos resultados electorales. Además, si existen dudas, sólo tienen que contabilizarse de nuevo las papeletas", explica Mezo. "Además, no se reduce el riesgo de que existan pequeños fallos a la hora de teclear o de usar la tecnología. Introduce un riesgo demasiado alto (la posible pérdida de confianza) sólo para ahorrar tiempo y yo creo que no compensa".

Entre los defensores del voto electrónico en España se encuentra Josep María Reniu. Es profesor titular de Ciencias Políticas en la Universitat de Barcelona, miembro del Observatorio de Voto Electrónico y mantiene su E-voting blog. Reniu defiende los sistemas en los que se las papeletas se sustituyan por las urnas electrónicas, es decir, un terminal en el que los votantes eligen su opción que, una vez validada, emita un justificante que se introduce en una urna. "Eso simplifica los sistemas de recuento y da confianza al elector. Además, existen otros mecanismos para asegurarse como elegir al azar una serie de urnas electrónicas y cotejar los datos con los justificantes emitidos; si hay diferencias, se contabilizan todos los justificantes", explica Reniu.

Los argumentos a favor y en contra de estas opciones se multiplican. ¿Pero aseguraría cualquiera de los dos que no se de un caso como el de Benexeida? Tanto Mezo como Reniu admiten que siempre puede haber fallos aunque también existen mecanismos de control que pueden corregirlos. Por el momento, en España seguiremos con las experiencias piloto puesto porque, aunque el tema de la reforma de la ley electoral se ha planteado muchas veces, no termina de materializarse.

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