Madrileño de pura cepa que se lió la manta a la cabeza para liarla parda, por duplicado, en el mismísimo Shangai. Es un habitual del territorio Robin Food. Uno de nuestros mejores arqueros. No hay detalle que se le escape. Las correrías vividas en la Shangaiko Euskal Etxea centran su última crónica. Con ustedes, Yago Márquez:
"No muy lejos del cruce de las calles Fuxin Rd. y Wulumqi Rd, se encuentra la Shanghaiko Euskal Etxea, un bello edificio en un patio interior del número 34 de Fuxin, que alberga en su interior toda la esencia de Euskadi en dos pisos, un salón grande y una cocina abierta, discreta, funcional y bien equipada, como todos las cocinas del País Vasco. Fotos, txapelas, vasos de gintonics, paelleras del tamaño que una casa así merece y un jardín terraza equipada con una parrilla/plancha/quemador de gas que tira lo suficiente como para alivianar a las masas.
La colonia vasca no es muy numerosa en Shanghai pero lo suficientemente unida como para juntarse los sesenta en una tarde de próspera primavera, con sus gotas y todo.
Y allí hicimos acto de presencia con maletas y bolsas cargaditas de amor, patatas, huevos, chipirones del mar de por aquí, y bacalao con lomos de solera. Pocas veces visto en este lado del río Huangpu.
El motivo: veinte parejas (mixtas o no) se jugaban a eliminatorias infinitas la prestigio Txapela (venida directamente desde la tierra madre) del Campeonato de Mus que se celebra dos veces al año en estos lares, como fruto de las campañas y eventos que organiza esta casa acogedora de todos los pueblos que compartan con ellos unas risas y un buen estómago.
Así que después de la demanda de Aritz e Iñigo y previo acuerdo con la Junta Madre, nos pusimos manos a la obra con la única intención de que nadie pasara hambre. Con la impagable ayuda de nuestro cuate mexicano Edgar que no dudó un minuto en ponerse el delantal y mancharse los dedos de tinta.
Todavía se puede preguntar si sobró algo. A saber: pintxos de brandada de bacalao, y de la ensaladilla rusa premium. Con receta del padre patrón en mano, evidentemente. Tortillas de patata jugositas, gazpacho fresco. En la parrilla alitas de pollo y chuletas de cerdo en marinada atómica y chipirones como Dios los trajo al mundo, con su perejil y su aceite de oliva.
Al final, ovación cerrada, vuelta al ruedo y brindis por un prospero futuro en el 811 de Hengshan Rd. Que Dios les oiga".
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