No lo digo yo, Dios me libre. Lo dice el programa 'Veo Opina', de Veo TV, el canal de la señorita Pepis de Unidad Editorial. A mí la secretaria de Organización del PSOE, sinceramente, ni me va ni me viene. Dicen que representa el futuro del partido socialista. Pero desconozco su coeficiente intelectual. En cualquier caso, no me parecen modales para una televisión acusar a una persona de lela, y menos de manera indirecta, sibilina y reiterada: mediante los mensajes enviados por el público.
No me parece bien ni siquiera después de que el personaje en cuestión haya sugerido que "estemos atentos al próximo acontecimiento histórico que se producirá en nuestro planeta: la coincidencia en breve de dos presidencias progresistas a ambos lados del Atlántico, la presidencia de Obama en EEUU y Zapatero presidiendo la UE". Sólo le faltó añadir otra presidencia, la más galáctica de todas: la de Florentino.
Este post se titula "Leire Pajín es lela" no por las declaraciones de la política, sino como ejemplo de la utilización de los mensajes telefónicos de los telespectadores por una cadena para reforzar las miserias que vierten desde sus programas de opinión. Y es que la frase "Leire Pajín es lela" apareció en la parte inferior de la pantalla, a modo de mantra, mientras tenía lugar un debate en el programa 'Veo Opina' (Veo TV). Debate que tuvo lugar horas antes de la ya famosa frase "planetaria".
Así es la libertad de expresión: cualquier telespectador dispuesto a gastarse unos pocos euros ("Envíe su opinión 1,50 euros más IVA") puede organizar su propia campaña de acoso y derribo a un político. ¿O no? Porque ¿colgaría este programa el mismo insulto dedicado a Esperanza Aguirre?
"Hemos doblado la audiencia", aseguró Esther Esteban, la presentadora, sin decir la audiencia doblada. Poca cosa, me temo. Pero en cualquier caso, conseguida con rigor, buena educación y nobles artes. La televisión de calidad que nos prometieron cuando se repartió la baraja de las TDT.
P.D.
Anoche Antena 3 estrenó 'El secreto', un docu-reality en el que profesionales de gran éxito, reconocido prestigio y holgada cuenta corriente abandonan durante una semana su lujosa vida para ayudar a perdedores. Sólo les diré que el título del espacio original, en el Channel 4 británico, es 'El millonario secreto'. ¡Qué bellísimas personas! ¡Qué grandes corazones! ¡Qué humanidades desbordantes! ¿Imaginan a Botín repartiendo jeringuillas en La Rosilla? Pues eso, pero menos.
El primer 'millonario secreto' fue Joaquín Torres, un arquitecto madrileño con más de ochenta trabajadores a su cargo repartidos por estudios de diferentes países. Lo que es un triunfador. Un tipo"acostumbrado a lo mejor", con su deportivo descapotable, su acento pijo, su mansión de 1.800 metros cuadrados y su colección de tarjetas de crédito. Pues gracias a Antena 3 el bueno de Joaquín viajó "a una realidad que desconoce", y se puso a convivir con personas "devastadas por el sida y las drogas". ¡Qué bonito gesto! De una semana de duración y con una cámara pegada a la espalda, eso sí.
Joaquín, pobre arquitecto secreto, diseñador de las mejores casas de Europa, habituado a las sábanas de seda, tiene que dormir en una habitación normal y apañárselas durante toda la semana con 45 euros. "No sé cómo voy a sobrevivir", dice ajustándose el Barbour. Sólo les diré que, dentro de sus nuevas labores sociales, tuvo que compartir una furgoneta con portadores del virus del sida. ¡Con dos cojones! Hasta que se derrumbó recordando a su hermano fallecido. Entonces lloró desconsoladamente...
Toda la capacidad de la televisión para manipular a las personas, para aprovecharse de los desfavorecidos, para burlarse de la realidad, reunida en un programa de televisión. Es nuestro problema: a estas alturas todos deberíamos saber que la solidaridad, cuando se televisa, se convierte en simple publicidad.
Chuck Mead.
Cd: Journeyman´s Wager.
Grassy Knoll Records.
El primer disco en solitario del cantante de BR549, la banda de Nashville que trabaja diferentes estilos vaqueros (rockabilly, western swing, honky tonk...) es magnífico. Así de claro. Gran parte del mérito lo tiene Ray Kennedy, que ha realizado una producción impecable, con detalles instrumentales que no quitan ni un ápice de fuerza a la contundente base guitarra-bajo-batería.
Mandolinas, dobros y guitarras de pedal flotan sobre once canciones recias, muchas de las cuales podrían estar firmadas por BR549. Otras no. Aquellas en las que Chuck Mead se pone el traje de cantautor eléctrico. Una exquisitez.
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.