Nueva York.- Un juez de Nueva York reconoció hoy que Chrysler, en bancarrota desde el pasado 30 de abril, tiene pocos motivos para mantener abiertos los cientos de concesionarios con los que quiere romper su relación, si finalmente se completa su fusión con la italiana Fiat.
Durante una vista celebrada hoy en Manhattan, el juez del Tribunal de Bancarrotas de Nueva York encargado de este caso, Arthur González, consideró que Chrysler tiene "un potente argumento" para querer romper su relación contractual con 789 concesionarios de su red de franquicias.
El fabricante estadounidense está sumido en un proceso de reestructuración bajo tutela judicial del que podría salir en cuestión de días, si finalmente se completa la integración de la mayor parte de sus activos con los de Fiat, para crear una nueva empresa que también se llamará Chrysler.
Los concesionarios que la firma estadounidense quiere cerrar suponen cerca del 25 por ciento de su red de franquicias y, según lo previsto, los contratos que mantiene con ellos formarán parte de "la vieja Chrysler", en la que se aglutinarán todos los activos que no sean vendidos a Fiat.
González explicó durante la vista de hoy que, si la venta finalmente se lleva a cabo, y dado que "la vieja Chrysler" no va a fabricar vehículos, no será necesario que mantenga concesionarios para venderlos.
El domingo pasado, el juez emitió un escrito en el que autorizaba la venta de la mayor parte de los activos de Chysler al grupo italiano, argumentando que "la transacción con Fiat es la única alternativa viable y la mejor opción posible ante la liquidación de la empresa".
Esta operación cuenta con el visto bueno del Gobierno de Estados Unidos, pero está pendiente de un recurso presentado por tres fondos de inversión de Indiana.
Los argumentos de estos últimos, que controlan el 1% del capital de la firma automovilística, serán atendidos el viernes en el Tribunal de Apelación federal de Nueva York.
Chrysler se declaró en quiebra después de que un grupo de acreedores rechazara cancelar 6.900 millones de dólares en deuda a cambio de 2.000 millones en metálico.
De nada sirvieron las ayudas que le había dado el Tesoro estadounidense en diciembre pasado y a principios de este año, que ascendieron a 8.000 millones de dólares.
La nueva Chrysler estará controlada al 55% por una sociedad fiduciaria vinculada al sindicato United Auto Workers (UAW), en tanto que Fiat tendrá inicialmente un 20%, porcentaje que podrá aumentar hasta el 35% si se logran ciertos objetivos.
Sin embargo, el departamento del Tesoro y el UAW acordaron que el sindicato no participará en la gestión de la nueva Chrysler, tarea que quedará totalmente en manos de Fiat.
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