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"Prisionero del Estado": una apuesta por la democracia y el honor estudiantil

EFE
Actualizado 03-06-2009 15:11 CET

Hong Kong.-  Como en "Crónica de una muerte anunciada" Zhao Ziyang, secretario general del Partido Comunista en 1989, escuchó desde su casa, hace hoy 20 años, los primeros tiros dirigidos contra los estudiantes próximos a la plaza de Tiananmen, un desenlace que conocía pero del que no pudo prevenir a los líderes estudiantiles y que, subraya, pudo ser evitado.

"En la noche del 3 de junio, mientras estaba sentado en el patio con mi familia, oí intensos disparos. Una tragedia que horrorizaría al mundo no había sido evitada, a pesar de todo estaba sucediendo", recuerda Zhao en su diario póstumo, "Prisionero del Estado", en venta en las librerías de Hong Kong desde el pasado mes de mayo.

Entre el 3 y el 4 de junio centenares, si no miles de personas, entre estudiantes y otros sectores de la sociedad china, perecieron bajo el fuego del ejército chino.

Zhao, purgado por oponerse a la vía dura (liderada por el entonces primer ministro Li Peng) para resolver las manifestaciones estudiantiles, no sólo señala quiénes y qué llevó a la masacre, sino que exime a los estudiantes de la responsabilidad, insistiendo en el carácter ordenado de sus protestas y en la legitimidad de sus exigencias: freno a la corrupción, imperio de la ley y transparencia gubernamental.

El secretario general, que vinculó la resolución del movimiento basada en "principios de democracia y de derecho" con "la reforma de China, incluida la reforma política", se vio torpedeado en el intento por la vieja guardia del Partido. A lo que se unió, en el caso del líder máximo, Deng Xiaoping, a un despertar de los fantasmas de la Revolución Cultural y de la lucha de clases.

Un editorial aparecido en el "Diario del Pueblo" en el que Li parafraseó sin permiso las duras palabras de Deng sobre los estudiantes, fue el desencadenante de la tragedia, ya que espoleó el ánimo de los jóvenes.

Zhao, que permaneció bajo arresto domiciliario -salvo salidas esporádicas- desde 1989 hasta su muerte en 2005, llama a la reflexión desde sus páginas.

Si fue "una 'conspiración planeada' de elementos anti-partido, anti-socialistas con liderazgo", "¿Dónde están estos líderes? ¿Cuál era el plan? ¿Cuál era la conspiración? ¿Qué evidencia hay para apoyar esto?". Si el movimiento "estaba dirigido a destronar al Partido Comunista y la República Popular, ¿Qué pruebas se han obtenido de los interrogatorios?".

Para Zhao, cuya carrera política despegó en Sichuan a mediados de la década de 1970, tras una serie de reformas rurales que le valieron reconocimiento, si los estudiantes no sacaron a relucir temas candentes como la inflación para movilizar a las masas fue porque "sabían que este tema estaba relacionado con el programa de reforma" lo que "hubiera provocado una obstrucción del proceso".

A pesar de que Zhao asegura que la reforma política no formaba parte de su agenda cuando llegó al poder, pronto se dio cuenta de que la ausencia de cambios en este campo bloquearía la reforma económica. En sus últimos años de vida su apuesta por una democracia parlamentaria es evidente.

"La reforma política que tenía en mente para China entonces, hasta 1989, no era una adaptación de un sistema de múltiples partidos o la implementación de un sistema parlamentario de corte occidental", dice Zhao.

Lo que pensaba es "que el modo en el que (el Partido) gobernaba debía cambiar", pasando de un "imperio de los hombres" a un "imperio de la ley", además de abogar por una "mayor libertad de prensa" y por la "separación del Partido y el Estado".

En una etapa posterior, y remitiéndose a la historia, Zhao recuerda que las monarquías absolutas, las dictaduras fascistas y las dictaduras militares, han desaparecido y dado paso con el tiempo a democracias parlamentarias.

"De hecho, es el sistema democrático parlamentario occidental el que ha demostrado mayor viabilidad", a pesar de que subraya que "no es perfecto".

"Todas las naciones desarrolladas han adoptado una democracia parlamentaria", de lo que Zhao deduce que "si un país quiere modernizarse, practicar una economía de mercado moderna, debe practicar la democracia parlamentaria como su sistema político".

Las memorias han sido publicadas tanto en inglés como en chino por la editorial Simon & Schuster.

Marta Checa

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