Uno de los elementos más dañinos para la sexualidad humana es la hipocresía. Es especialmente perniciosa cuando genera la impresión de que el sexo no sólo es dispensable sino también desagradable, un placer permitido únicamente para personas débiles y viciosas... La hipocresía puede hacer creer que lo que alguien aparenta se convierte en realidad, aunque la verdad sea completamente distinta. Queda claro que en algunos contextos, como puede ser el de ciertos círculos religiosos, la hipocresía con respecto al sexo es alentada y ha ocasionado muchos problemas a la población en general.
Recientemente, leíamos las noticias de la investigación realizada en instituciones católicas de Irlanda sobre abusos sexuales, físicos y psicológicos perpetrados en las últimas seis décadas. Se obtuvieron más de 2.000 testimonios de personas que, estando internas en algún centro católico, fueron víctimas de abusos sexuales, físicos y psicológicos por parte de algún 'hermano' o 'hermana'. Aunque es importante que se realicen investigaciones de este tipo —no sólo en Irlanda, sino en todo el mundo—, los culpables no tendrán que pagar por sus delitos. En 2004 se llegó al acuerdo de que las pesquisas sólo se permitirían si no contenían los nombres reales de los agresores ni de las víctimas. La hipocresía en estos casos es mayúscula, no sólo por eludir el peso de la ley, sino porque se suponía que todos esos 'hermanos' y 'hermanas' estaban para proteger a los menores, no para abusar de seres indefensos e inocentes.
Presentamos el resumen de un estudio científico que explora la propensión de seminaristas, curas, pastores, sacerdotes, etc. a desarrollar conductas de adicción a alguna actividad sexual. Más concretamente, Mark Laaser (de la Asociación Americana de Consejeros Cristianos) y Louis Gregoire (de la Duquesne University de Pittsburgh), investigaron la adicción al cibersexo en pastores religiosos. Ésta es una de sus conclusiones:
Los clérigos de todas las tradiciones religiosas están presentando un aumento en la adicción a la pornografía por internet. A través de nuestro trabajo hemos podido comprobar que hay muy pocos que cuenten con una educación sana acerca de la sexualidad y los límites de sus funciones ministeriales. La naturaleza de su papel aumenta su vulnerabilidad a la adicción y añade unos desafíos únicos en su tratamiento.
Entre los factores específicos que suelen facilitar la adicción a actividades sexuales online de religiosos, los autores del estudio identificaron los siguientes:
En general, sus niveles de aislamiento, narcisismo, dependencia y enfado pasan desapercibidos en sus actividades a través de la red y no se tienen que someter a ninguna autoridad. Aun cuando saben que el uso de pornografía va contra sus creencias religiosas, los miembros del clero tienen la habilidad de negar su propia moral con respecto a la sexualidad. Se convencen a sí mismos de que no están haciendo nada malo. Creen que merecen cuidarse de la forma que mejor prefieren, y que a Dios no le molestará.
Según comentan los autores de esta investigación, muchos de los problemas de adicción a algunas formas de sexo podrían evitarse con una mejor preselección de los candidatos al clero y con una educación sexual adecuada, así como con mejores vías de comunicación.
¿Qué opinas de la hipocresía con respecto al sexo? ¿Y de que los clérigos aprovechen su estatus para cometer abusos?
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