Estamos en la peor crisis económica de los últimos 80 años y en España hay más de cuatro millones de parados. Pero también hay 19 millones de ocupados, según el Instituto Nacional de Estadística. Además, tenemos tres millones de funcionarios que han tenido su subida de IPC pactada hace dos años.
Como los funcionarios, de entre esos 19 millones que trabajan, muchos ciudadanos no ven su trabajo amenazado. Su empresa es una multinacional en un buen sector —por ejemplo de telecomunicaciones, energía, la gran banca o una gran superficie— que difícilmente va a realizar despidos. Como mucho, serán objeto de una prejubilación con un 80% del salario.
A esos millones de ciudadanos afortunados les ha bajado la hipoteca por la caída en picado del euribor, el tipo al que están referenciados la mayoría de los créditos de vivienda. Además, llevan tres meses disfrutando de la caída de los precios. Nos acabamos de enterar de que los precios armonizados de abril —medidos de igual forma en todos los países de la zona euro— han caído -0,8%. Son tres meses seguidos con el coste de la vida bajando. No ocurría desde 1962.
Pero, ¿qué hacen esos millones de familias que no tienen problemas con su empleo, que les han bajado la hipoteca y pagan menos por los alimentos? Ahorrar, dicen las estadísticas del Banco de España y del INE. Guardar para tiempos mejores porque están bajo lo que el catedrático de Economía, Emilio Ontiveros hace tiempo definió en alguno de sus artículos, o ante sus alumnos, como el "efecto acojono". Los que se sienten seguros no gastan por esa sensación que en parte transmitimos los medios. Pero también porque, "aunque es verdad que hipoteca y comida, u otros bienes, son más baratos, saben que su piso vale menos; si tienen unas acciones en la bolsa, han perdido dinero y su fondo privado de pensiones también ha caído. Por eso, aunque su trabajo sea fijo, se sienten "en precario", reflexiona el profesor Ontiveros.
Esa explicación racional no vale para todos. Miriam (31) y Víctor (34) trabajan en TVE. Víctor —-los seudónimos los ha escogido Mirian para ella y su chico— lo hace desde hace doce años y Miriam desde hace solo uno, cuando aprobó las oposiciones para entrar en la administración de RTVE. "Dejé la Caixa perdiendo unos 200 euros al mes, pero sabía que TVE era más seguro", explica. "No hemos tenido suerte con la hipoteca: la última revisión nos tocó en noviembre pasado, así que no hemos disfrutado de la caída de tipos. Pero no ahorramos más, un pelín si acaso. Es más, hemos consumido, porque Víctor se ha comprado un Jeep Cherokee por 27.000 euros. No nos sentimos amenazados por la crisis, pero tenemos otras dudas".
¿Y qué dudas pueden tener una pareja en esas circunstancias? "Pues la incertidumbre que nos ha entrado con la nueva ley sobre la tele. Cómo va a evolucionar esta casa después de que se suprima la publicidad", concluye Mirian. En el caso de esta pareja, la incertidumbre, verdadera o falsa, sería su 'espirítu animal', un término que acuñó Keynes en 1936 para explicar los comportamientos no previsibles y que ahora la crisis ha vuelto a poner de moda.
Igual que Miriam y Víctor, el doctor Ángel Martínez —otro seudónimo— es médico de cabecera en un ambulatorio del cinturón industrial de Madrid y no tiene problemas con su trabajo. La precariedad de hace cinco años se ha transformado en seguridad —con muchas horas de más— porque la Comunidad que preside Esperanza Aguirre tiene una notable necesidad de médicos, pese a que la presidenta está desmontando el sistema sanitario público, según los sindicatos y las organizaciones progresistas. "Sí, yo estoy mucho más seguro en mi trabajo, aunque los sueldos no son gran cosa comparados con nuestros homólogos europeos. Pero no ahorro", dice el doctor.
Y eso que su mujer también tiene más trabajo en el despacho de abogados donde trabaja. "No ahorramos, aunque es verdad que notamos la bajada de la hipoteca un poco. Pero lo que tenemos de más —muy poquito porque somos clase media, media— nos lo gastamos en viajes sobre todo. Y yo, que no perdono ni mis cañas de fin de semana ni alguna cenita más con amigos", explica. En el caso de Ángel, la caña de más y la cenita de más sería su... ¿espirítu animal? No sabemos cómo clasificarlo.
Pero estas dos parejas, que viven algo mejor y un poco más tranquilas que la media de quienes tienen ya en su familia algún parado, no están siguiendo un patrón de comportamiento lógico. Tampoco se han dedicado a consumir como locos, aprovechando las circunstancias. La tasa de ahorro de las familias está en máximos históricos según el INE. ¿Es el miedo la única explicación?
Decía Keynes que, en casos de crisis económicas, es difícil prever la reacción de los ciudadanos con criterios de racionalidad estricta. Economía y sociología son dos ciencias tremendamente implicadas y Lord Keynes acuñó el termino "animals spirits" en su 'Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero' para nombrar a estos comportamientos irracionales, emocionales y difíciles o imposibles de predecir o vaticinar que surgen durante las crisis profundas y largas.
Pero no es la compleja situación económica la que ha resucitado a los "espíritus animales" del británico, sino un libro: 'Espíritus animales. Cómo la psicología humana impulsa la economía y su importancia para el capitalismo global'. Los autores de la criatura son George Arkelof, un economista laureado con el Nobel de Economía en el 2001 y Robert Shiller, otro profesor de Yale, gran divulgador capaz de escribir verdaderos 'bestsellers' de economía. Ambos han vuelto a entrar en las convulsiones de los espíritus animales que nos recorren. Lo explicaba en diciembre el propio Shiller: "La erosión de los espíritus animales se alimenta a sí misma". Y como no todas las convulsiones económicas son iguales, los ciudadanos reaccionamos con nuestra confianza en altibajos, somos erráticos y diferentes.
Akerlof y Shiller han retomado nuestros "espirítus animales" para intentar profundizar la parte inaprensible e inexplicable del comportamiento de Miriam, Víctor o Ángel. De los millones de españoles que no tienen su trabajo amenazado, pero están acojonados. Y alguna explicación sensata deben de dar, porque su libro es objeto de intensa atención por parte del prestigioso "Sunday Book Review", del New York Times o del "The New York Observer", desde hace semanas.
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