Investigación, desarrollo e innovación. Son tres palabras clave si quieres estar a la última en la tribuna del Congreso de los Diputados o en un mitin de partido —con el permiso del tándem 'modelo productivo' y 'economía sostenible'—. A los políticos se les llena la boca últimamente con estos conceptos, unos para lanzar dardos envenenados sobre el Gobierno, otros para echarse flores por la 'apuesta' que se está haciendo desde el Ejecutivo en este sentido.
El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, sostiene últimamente que esta rama debe tirar del nuevo modelo productivo español. El jefe del Ejecutivo llegó a asegurar esta semana en el Senado que la inversión en investigación y desarrollo se había triplicado desde que su partido llegó a la Moncloa en 2004, algo que todas las fuentes consultadas (incluidas las socialistas) aseguran que no es cierto.
Si revisamos el gasto de este año y lo comparamos con 2004 (el de los últimos Presupuestos presentados por el PP), la cantidad no llega ni a duplicarse y pasa de 5.018 millones de euros hasta los 9.650 millones. El gasto con respecto al PIB, que es el método que se utiliza en Europa para medir esta inversión, ha crecido en el mismo periodo del 1,04% al 1,27%. Además, la apuesta no parece ser tal si se demenuzan los presupuestos destinados por el Estado a I+D+i para 2009.
Bajo el epígrafe 'política de gasto 46' se encuentran, en los densísimos Presupuestos Generales del Estado, todos los recursos dirigidos a pagar las actividades de investigación científica, desarrollo e innovación tecnológica. Ahí mete el Gobierno todo ese dinero que va a destinar a la innovación dentro y fuera del ministerio creado para ello, el de Ciencia e Innovación. Pues bien, no es oro todo lo que reluce dentro de esta partida de gasto.
De los 9.650 millones que el Estado va a utilizar este año para la I+D, más de la mitad (5.497) está bajo la fórmula de créditos que se dan a la investigación (a un interés cero o mínimo), pero que luego las empresas tienen que devolver al Estado, según aparece en el último informe de la Confederación de Sociedades Científicas de España (COSCE). Esos créditos, reunidos en el capítulo 8, se contabilizan como inversiones cuando "no actúan como tal", explica el diputado popular Gabriel Elorriaga.
Juan Mulet, director general de la fundación para la innovación tecnológica Cotec, explica que esta dualidad de 'inversiones' no es nada nuevo. Surgió en la época de Aznar, cuando teníamos que entrar en la zona euro y cumplir el Tratado de Maastricht. Bruselas exigía un déficit máximo del 3% (que actualmente todos hemos superado), y muchos países pensaron desviar inversiones por la vía de activos financieros, es decir, por la vía de los créditos.
Elorriaga, que es el portavoz de la comisión de ciencia del Congreso de lo Diputados, considera que desde el Gobierno manejan dos tipos de trampas a la hora de alardear de la inversión en I+D. "En el gasto público de I+D por PIB, que es la medida que se utiliza fuera de España, es evidente que no triplican y, además, la gran mayoría de la inversión es reembolsable al Estado, por lo tanto no es real", explica. Desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología dan una explicación: "lo que se ha triplicado en cinco años es el gasto en I+D civil [no militar]". Zapatero, sin embargo, no hizo esta aclaración en su comparecencia ante el Senado esta misma semana.
Tampoco habló del recorte de gasto en el Ministerio creado 'ex profeso' para potenciar la investigación. Los dos planes de austeridad que ha llevado a cabo el actual Gobierno para luchar contra la recesión han dado de lleno en el negociado de Cristina Garmendia. El primer recorte, el de febrero, le quitó 160 millones de euros, y el segundo, este mismo mes, le ha convertido en el Ministerio más damnificado al desaparecer 290 millones. Desde el Gobierno explican, sin embargo, que el recorte no es tal, ya que es de una partida de préstamos que estaban destinados a "cubrir algunas inversiones, sobre todo con comunidades autónomas, que finalmente están impulsándose con subvenciones del fondo extraordinario que gestiona el Ministerio dentro del Plan E".
Suena bien y gusta a todos. Ya sabemos que hablar de ello está de moda, pero ¿qué engloba la investigación y el desarrollo? Si sólo estás pensando en tubos de ensayo como los que ilustran esta información estás equivocado. "Va más allá del laboratorio", cuenta el director de la fundación Cotec. "Si tú tienes una empresa de marketing y lo que quieres es buscar nuevas técnicas de marketing eso es I+D", sentencia.
Existen límites. Si lo que quieres es acceder a una subvención o a un crédito financiado por el Estado se tiene que pasar por el filtro del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). Es el único que por el momento acredita qué es o qué no es investigación. Los diferentes grupos parlamentarios están trabajando ahora en que se amplíe el número de empresas que puedan acreditarlo y no se dependa tanto del Estado.
El gasto de I+D en materia militar ha sido la polémica más llamativa de los últimos años cuando tocaba hablar de los presupuestos para investigación y desarrollo. Hace cuatro años uno de cada cuatro euros dedicados a este fin se destinaba a gasto militar. Entonces, en 2006, la partida militar de I+D crecía un 27%, hasta los 1.684 millones, y suponía más que la investigación científica, sanitaria, agraria, oceanográfica y pesquera juntas.
Cuando aún gobernaba Aznar, el partido socialista se metió de lo lindo con las altas partidas presupuestarias que iban a destinadas a I+D militar y criticó, sobre todo, que no se separara esta fuente de la otra I+D. Ahora, aún no se incluye en el Ministerio de Defensa (sigue dependiendo del de Industria), y aunque sigue manteniendo niveles similares a 2006, ha descendido su gasto un 12% con respecto al año pasado. Pero, ¿qué se investiga en materia de defensa? "Aquí todo lo que se hace es mecánica, como el carro de combate Leopard, de innovación poco", critica Elorriaga.
¿Dónde invierte realmente el capítulo 46? Aparte de la diferenciación entre los créditos y las inversiones reales y el I+D militar o civil, existen más distinciones que separan esos más de 9.000 millones. Subvenciones, gastos de personal, becas, ayudas a la formación, fundaciones e institutos de tecnología. Y de los ministerios, ¿quién gana? Como es obvio, el que dirige Garmendia se lleva la palma, al concentrar el 61,3% del total presupuestado en la función 46, mientras que Defensa, Agricultura y Pesca pierden presupuesto respecto a 2008, según el informe COSCE.
Vale, ZP está invirtiendo en I+D. Vale, quizá menos de lo deseado, porque los expertos coinciden en que deberíamos estar gastando el 2% de nuestro PIB y aún vamos por algo más del 1,27%. ¿Qué pasa con aquellos que critican al partido socialista? ¿Qué hizo el Gobierno de Aznar y CiU en Cataluña cuando gobernaban? Ni uno ni otro se lanzaron con fuerza a gastar en I+D.
Los nacionalistas catalanes cerraron su mandato en Cataluña con una inversión de 72 millones de euros, y ahora se llega a los 512 millones. El PP, por su parte, rechazó el pacto de Estado que ofrecieron los socialistas en materia de I+D y nuevas tecnologías en 2001. Además, en reiteradas ocasiones frenó las iniciativas socialistas que proponían dirigir políticas en este sentido.
Aún con vergüenzas también por esconder, hay un dato que ambas formaciones repiten y que es cierto. España está a la cola de Europa en gasto para la innovación. Según los datos de la agencia Eurostat, nuestro país es de los últimos de Europa en este ranking comparado con el Producto Interior Bruto. Por detrás sólo están Italia, Grecia y Portugal.
¿Qué es lo que se propone entonces para mejorar la I+D? Las fuentes consultadas coinciden en que la clave no está en gastar más. Por un lado, apuntan a que se tiene que hacer una transición hacia el sector privado (en España el 64% de inversión es pública, mientras que el objetivo es que el 66% sea privada) y, tal y como reconoce Mulet, apostar por el fomento de la educación.
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