Los efectos secundarios de algunos fármacos pueden llegar hasta el control de fronteras. O así le ha ocurrido a un hombre de 62 años que, recientemente, permaneció cuatro horas retenido por agentes del Departamento de Inmigración estadounidense porque uno de los fármacos que tomaba como parte de su tratamiento contra el cáncer había borrado sus huellas dactilares. En una carta, su médico advierte a todos los usuarios de este medicamento, la capecitabina, de que lleven una carta firmada por su oncólogo si quieren viajar a Estados Unidos.
El doctor Eng-Huat Tan es un veterano médico del Departamento de Oncología del Centro Nacional del Cáncer de Singapur que en los últimos tiempos ha visto cómo su profesión se ha entremezclado con las leyes de inmigración estadounidenses. En una carta abierta a la revista Annals of Oncology, Tan describe el caso de uno de sus pacientes, un varón enfermo de un cáncer de cabeza extendido al cuello (metástasis nasofaríngea) que había respondido bien a la quimioterapia. Posteriormente, y para evitar una posible recurrencia de la enfermedad, el médico le recetó capecitabina, comercializada bajo el nombre de Xeloda, un fármaco quimioterapéutico usado comúnmente para tratar distintos tipos de cáncer.
Aprobado en el año 2001 por la Agencia Europea del Medicamento (EMEA), entre los posibles efectos secundarios de la capecitabina figura el síndrome mano-pie o eritrodisestesia palmoplantar, una inflamación de las palmas y plantas de los pies que puede conducir al sangrado y desarrollo de úlceras y ampollas en la piel. "Con el tiempo, también puede dar lugar a la erradicación de las huellas dactilares", explica Tan en su carta. El paciente desarrolló un leve caso de síndrome mano-pie en grado 2 pero, puesto que no afectaba a su vida cotidiana, se mantuvo la misma dosis de medicamento.
En diciembre de 2008, después de más de tres años tomando el fármaco, el paciente intentó viajar a Estados Unidos, pero, según el médico, fue detenido en la aduana del aeropuerto durante cuatro horas porque los agentes de inmigración no podían detectar sus huellas dactilares. Tras asegurarse de que no constituía ninguna amenaza para la seguridad, se le permitió el acceso con la recomendación de viajar con una carta de su oncólogo indicando su enfermedad y una justificación de que el tratamiento recibido explicaba la ausencia de las huellas.
Explica el Dr. Tan: "Aquellos pacientes que hayan recibido dosis de capecitabina por largos periodos de tiempo pueden tener problemas relacionados con la identificación de huellas dactilares al entrar en Estados Unidos o en otros países y se les debe advertir al respecto. Es incierto cuándo se producirá su pérdida en personas susceptibles que están siendo tratadas con el fármaco, sin embargo, es posible que haya un número cada vez mayor de estos pacientes y deben prepararse adecuadamente antes de viajar".
Según continúa en su carta, numerosas personas han informado de la pérdida de sus huellas y algunos también han comentado problemas similares al entrar en EEUU. Aunque se trata de una enfermedad en general poco conocida, según la ficha técnica del fármaco elaborada por la Emea, el desarrollo del síndrome mano-pie inducido por quimioterapia no es tan raro. En concreto, los resultados de un metaanálisis de 13 ensayos clínicos con unos 3.800 pacientes tratados con capecitabina en monoterapia o en combinación con diferentes regímenes de quimioterapia y tipos de cáncer (colon, colorrectal, gástrico y mama) demostraron que esta reacción se produjo en un 47% de los casos después de un tiempo medio de 155 días de tratamiento. Otros estudios recogidos en el mismo informe fijan un máximo del 60% de pacientes que desarrollan la enfermedad para las dosis más altas.
La capecitabina pertenece al grupo de los llamados fármacos antimetabolitos, aquellos que inciden sobre el metabolismo de las células a través del bloqueo de alguna de las sustancias que intervienen en él. De esta manera consiguen interrumpir, como una especie de veneno, el crecimiento celular descontrolado y amorfo que es precisamente lo que define a los procesos cancerosos. Aunque la capecitabina no tiene un efecto directo, sí es precursor de la verdadera droga, el 5-fluorouracil (5-FU) a través de una reacción mediada por enzimas que se encuentran más en células tumorales que en sanas. El efecto de 5- FU es interferir en la síntesis del material genético (ADN y ARN), y como éste es la base del crecimiento celular, las células no pueden continuar dividiéndose y multiplicándose, por lo que acaban muriendo.
(*) Eugenia Angulo es periodista especializada y trabaja en la empresa de divulgación científica DIVULGA.
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