De nuevo campañas, candidatos, mítines, promesas, jornadas de reflexión y políticos vendiendo que sólo ellos tienen la solución a los problemas... ¿Cansado de tantas elecciones? Parece que las Europeas se han convertido en el 'patito feo' de los comicios, donde la abstención marca, cita tras cita, récords. Muchos votantes aprovechan para castigar a los grandes partidos, ante la idea de que son menos trascendentales, y deciden no acudir a las urnas. Pero, ¿puede la actual crisis económica movilizar a los desafectos hacia candidaturas minoritarias que apuestan por una transformación real?
Quedarse en casa parece ser la opción mayoritaria de los europeos para la próxima cita electoral (que se celebrará entre el 4 y el 7 de junio). La abstención se ido incrementando progresivamente, y en sólo diez años se pasó del 56,8% de participación (1994) al 45,6% (2004). Por eso, las autoridades se afanan en esta campaña en movilizar a los electores, intentar convencerles de lo decisivas que son para su futuro y recordarles (aunque sea recurriendo al humor) que siempre hay tiempo para ir a depositar la papeleta.
Sin embargo, ¿sólo con la abstención pueden los europeos mostrar su malestar con la Unión, con los partidos que han gestionado la actual crisis económica o con los escándalos políticos que estallan en cada país? Parece que existe otra opción que va ganando peso. Según una encuesta publicada el pasado viernes en el Reino Unido, cerca del 27% de los británicos se planteaba apoyar a un partido minoritario en las próximas elecciones de junio, aunque es cierto que las formaciones mayoritarias —conservadores, laboristas y liberales— suben también en perspectiva de voto.
En este caso parece que el desembarco en los 'pequeños' tiene su razón de ser más por las discusiones internas que por sus programas y propuestas europeas. La encuesta señala que la polémica por los gastos que intentaron cobrar los diputados de Westminster está detrás de la creciente simpatía por formaciones sin peso en la política nacional. En España, según el último CIS (pdf: 66kb), cerca del 35% de los encuestados apuntaba como principal razón para no ir a votar el 7-J "mostrar mi descontento con la situación del país" y no tanto un desinterés por la política comunitaria.
En España se presentan 35 candidaturas en una única circunscripción —en vez de las provincias como ocurre en las generales—. Todo indica que PSOE y PP se repartirán la mayoría de los 50 escaños que se eligen ahora (pasarán a 54 cuando entre en vigor el Tratado de Lisboa). Las formaciones nacionalistas se agrupan en dos grandes coaliciones (Coalición por Europa y Europa de los Pueblos Verdes) e Izquierda Unida volverá a ir de la mano de Iniciativa per Catalunya Verds.
Pero también encontrarás en tu colegio electoral papeletas de formaciones con menos eco mediático que pueden hacer que ese domingo te animes a votar. Algunas como Izquierda Anticapitalista se presentan por primera vez después de años de movilización social. "Nosotros apostamos por ser una fuerza que haga de altavoz y micrófono de la calle", señala su 'número tres', Raúl Camargo, quien apunta a que la crisis que atravesamos ha puesto de manifiesto que "el actual modelo no vale. No es que haya que reformarlo, sino que hay que acabar con el capitalismo y construir un socialismo del siglo XXI con propuestas concretas de transformación".
Desde este partido —"donde ninguno de los candidatos es político profesional y tendrá limitado tanto el mandato como su salario"— reconocen que pueden recoger apoyos entre el abstencionismo, "sobre todo entre los descontentos con la izquierda que durante años les han hecho llamadas al voto útil y han visto defraudadas sus aspiraciones".
Contra ese voto útil también va la candidatura de Solidaridad y Autogestión Internacionalista (SAIn), "porque es el argumento de los que no quieren cambiar nada". Rodrigo Lastra, su cabeza de lista, explica que su principal objetivo es poner en evidencia que frente a la crisis coyuntural de los países ricos, "el 85% de la humanidad vive en una crisis permanente, bajo la pobreza, el paro, la falta de educación y de vivienda". Por ello, apuesta por situar en el centro del debate político esta realidad y "denunciar que el Parlamento Europeo no es parte de la solución, sino del problema". Entre sus propuestas concretas está abolir las legislaciones contrarias a los derechos de los trabajadores, que los delitos económicos estén perseguidos por el Tribunal Penal Internacional o que los políticos cobren el salario mínimo interprofesional (un eurodiputado tiene un sueldo de 7.665 euros al mes), "ya que ellos son los que han decidido que con ese dinero se vive dignamente".
Lastra reconoce que tendrán difícil obtener un eurodiputado —según fuentes del Europarlamento se necesitarán unos 280.000 votos por escaño—, "pero ese no es nuestro propósito. Nosotros tenemos una propuesta radical, no somos un partido al uso, pues las elecciones no son un fin, sino una herramienta para crear conciencia de solidaridad. Si conseguimos 80.000 o 100.000 votos habremos conseguido que esa gente haya reflexionado sobre la necesidad de cambiar el mundo".
Otros partidos sí aspiran a poder sentar en Bruselas a un representante. Centro Democrático Liberal se presenta como alternativa entre la derecha conservadora del PP y la izquierda socialista del PSOE, y su candidato Sean O'Curnnen pretende formar parte del grupo europeo de los Liberales Demócratas (donde ya está Convergència Democràtica de Catalunya).
Quien también se muestra "optimista" con poder entrar en el Europarlamento es la 'número uno' de Iniciativa Feminista, Rosario Cariacedo, quien de todas maneras defiende que "un buen resultado electoral no se mide sólo por los escaños obtenidos sino por el grado de adhesión al proyecto". La organización, que se constituyó en España el pasado octubre dentro de la red europea que se originó en Suecia, apuesta por "corregir los déficit de igualdad que padecemos las mujeres en todos los ámbitos de la vida", según comenta Cariacedo, que denuncia que los países europeos "siguen manteniendo importantes brechas de discriminación y desigualdad".
Esta candidata también siente que el próximo 7 de junio, mucho voto abstencionista puede "traducirse en nuevas formas de participación política y de adhesión a proyectos que representen con mayor acierto las demandas de los grupos sociales". Su aspiración, como la del resto de pequeñas formaciones, es que la gente no se quede en casa, sino que acuda a depositar una papeleta por un cambio real.
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