Barcelona.- Un vaso de horchata, unos pimientos del Padrón e incluso un bocadillo de calamares son, tomados en su justa medida, "una forma de salud", según defiende en su libro "Caprichos sanos" la doctora Magda Carlas, una especialista en nutrición que sostiene que comer es uno de los pocos placeres que nos quedan.
En una entrevista con Efe, esta doctora barcelonesa expone que ha querido publicar esta obra para desterrar el mito de que "todo lo bueno engorda", aunque siempre teniendo en cuenta "que hay que saber dosificar para poder probarlo casi todo".
Editado por Salsa Books, en este volumen Carlas argumenta que existen, al menos, diez razones para tomar un capricho alimentario de vez en cuando, empezando porque "es un verdadero placer, que mejora el estado de ánimo, con valor nutritivo, y que puede servir, también, de tentempié".
El capricho puede, a la vez, contribuir a "soportar una dieta, a variarla o a hacer una pausa en la jornada laboral".
Antes de dar a conocer el valor de una cincuentena de "caprichos", la doctora ofrece diez consejos para disfrutarlos, desde que se tomen sin ningún tipo de remordimiento a que se saboreen bien o que se compartan.
Los alimentos que aparecen en el libro se dividen según sean clásicos y salados (almendras, aceitunas o queso); dulces (flan, cruasán o tortas con leche); líquidos (zumo de naranja, horchata o batidos); ligerísimos (ostras, gambas o pulpo a la gallega) o con pan (pan y tortilla de patatas, pepito o bocadillo de calamares).
Magda Carlas hace una pequeña explicación del origen de cada una de sus propuestas y luego precisa, por ejemplo, que un pimiento del Padrón contiene tres veces más vitamina C que una naranja; afirma que un bombón tiene efectos antidepresivos o concluye que la gelatina apenas contiene calorías, es muy digestiva y un gran saciante.
A su juicio, "no se trata de hacer una oda al descontrol alimentario, sino de hacer ver a la gente que el placer no es cantidad, sino calidad" y que "el placer inteligente es aquél que no te hace daño".
También en su faceta como doctora dice que siempre remarca a sus pacientes que "la vida está hecha de pequeñas cosas" y que "la cotidianeidad de cada uno debe ser agradable, rica. Como no podemos ir cada día al Covent Garden o a París, tenemos que buscarnos pequeños recursos diarios, aquellas pequeñas cosas que al final tienen valor".
Preguntada sobre por qué ha incluido cincuenta alimentos y no cien, indica que "el cincuenta es un número que me encanta, mucho más redondo que el cien, con algo de magia".
Ahora ya le ronda por la cabeza la edición de un nuevo libro sobre 50 caprichos sanos para tomar sólo cuando uno está en casa, mientras que los que publica ahora son más para tomar en bares y en compañía.
Magda Carlas defiende, por otra parte, que "no pasa nada" si una persona tiene algo de sobrepeso "puesto que no todo el mundo puede estar delgado o ser alto. No debemos ser talibanes fanáticos", apostilla.
Sin embargo, subraya que "uno nunca debería levantarse de una mesa diciendo que está harto, sin notar sus órganos internos".
Licenciada en medicina y cirugía, máster en nutrición y ciencias de los alimentos, Carlas colabora habitualmente en los medios de comunicación, tanto escritos como televisivos.
Entre sus obras anteriores destacan "12 cenas para quedar bien, 12 cenas para sentirse mejor", "Quítate un peso de encima" o "Caprichos en Barcelona: Una guía de los mejores placeres comestibles de la ciudad".
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