Londres.- El medio siglo que cumplirá el cantante británico Morrissey este viernes coincide con su gira mundial pero también con el sinfín de conjeturas sobre la salud del superviviente de The Smiths.
Es imposible hablar de Steven Morrissey sin la referencia obligada al grupo de culto de los 80, The Smiths.
La peculiar e inconfundible personalidad del cantante definió a esta formación de Manchester. Por su vanidad, su excentricidades, sus manías y sus aires, a veces, caprichosos. Pero sobre todo por una voz magnética y el surrealismo de unas letras que han creado escuela y han tratado de imitar, no siempre con éxito, tantas bandas actuales.
A "Mozzer" le toca soplar velas sumergido en plena vorágine laboral y, a la vez, ante una legión de fieles en vilo a causa de los "motivos de salud" no revelados que han provocado el aplazamiento de varios de sus conciertos.
Siguiendo consejos médicos, Morrissey debe, ahora, guardar "reposo"; y para ello ha tenido que cancelar varias fechas del programa de conciertos que iba a celebrar en Londres.
La hinchada de fieles que todavía sueña con una hipotética reunión de los Smiths -que no ocurrirá, según aclaraba no hace tanto y por enésima vez este artista- aguarda noticias.
En EEUU, el cantante inglés ya tuvo que anular los primeros "shows" de su gira en febrero tras caer indispuesto. Al parecer, Morrissey tenía algún problema con sus cuerdas vocales. Se recuperó, eso sí, para desatar los elogios de la crítica al poner en escena actuaciones de nota.
La organización tuvo que anular dos citas más antes de que la gira se trasladara a Europa donde miles de seguidores se quedaron con entrada y sin espectáculo en el Royal Albert Hall de Londres tan sólo horas antes de que Morrissey tuviera que salir al escenario.
Pero no sólo las indisposiciones físicas han hecho que Morrissey sea noticia los últimos meses. El artista, confeso vegetariano, dejó a una audiencia boquiabierta al abandonar de estampida un escenario en Coachella porque le molestó el olor a hamburguesa procedente de un chiringuito cercano.
Los mismos admiradores que aguardan cualquier novedad relativa a la salud del cantante recibían con reacciones contrapuestas su último trabajo -el noveno en solitario-, que se estrenó hace unos meses.
Desde la crítica más despiadada a un CD plagado de sus habituales seísmos emocionales, amores no correspondidos, algún guiño a The Smiths y más acordes guitarreros de lo habitual hasta los elogios más abrumadores que se refieren a "Years Of Refusal" (el nombre del álbum) como de uno de los mejores trabajos producidos por el de Manchester.
Vuelven a sus letras las habituales turbulencias sentimentales, la tristeza más apabullante pero también se cuela en este disco un sonido más rock and roll.
No es nuevo que además surjan, como ocurre siempre, las comparaciones con los acordes de los álbumes que grabó con los Smiths en un trabajo en el que ha contado con el malogrado Jerry Finn -recientemente fallecido-, productor de "You Are The Quarry"(2004) y donde colabora con la voz de "The Pretenders", Chrissie Hynde, en el tema "Shame is the name".
Si a Madonna, la reina del pop, los 50 le caían hace poco más joven que nunca con "shorts" cortísimos y haciendo cabriolas sobre un escenario, a Morrissey el medio siglo le pilla con algún achaque pero tan provocador como siempre.
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