Ciudad del Vaticano.- El papa Benedicto XVI dijo hoy que jamás se olvidará la tragedia enorme del Holocausto ya que "permanece siempre en nuestra memoria como una advertencia universal para el sagrado respeto por la vida humana que debe ser siempre un valor infinito".
Durante la tradicional audiencia de los miércoles, el Papa resumió su viaje a Tierra Santa y el homenaje que hizo al Memorial del Holocausto en Jerusalén.
En Yad Vashem se ha desarrollado el concepto del "misterio del nombre. Cada persona humana es sagrada y su nombre está inscrito" en la memoria de Dios, dijo en referencia al Holocausto.
Sobre Tierra Santa aseguró que "en aquella tierra parece a muchos que es imposible salir de la espiral de la violencia, pero nada es imposible para Dios y para cuantos confían en él".
"La fe en Dios justo y misericordioso es el recurso más valioso para los pueblos que deben ser capaces de liberar toda su carga de sentido, la reconciliación y la cooperación".
"Jerusalén -añadió- es la encrucijada de las tres grandes religiones monoteístas, y su propio nombre 'ciudad de la paz' expresa el plan de Dios sobre la humanidad, formar una gran familia".
Es esto -según el Papa- lo que judíos, cristianos y musulmanes "están llamados a testimoniar para honrar con los hechos al Dios al que rezan con los labios".
El Pontífice hizo alusión a la misa que celebró en Belén, hoy territorio de la ANP, con la participación de fieles venidos de Gaza, "a los que tuve el gozo de confortar en persona asegurándoles mi proximidad".
De Belén dijo que es el lugar "donde resonó el canto celeste de paz para todos los hombres y ahora es símbolo de distancia que separa el cumplimento de aquel anuncio; precariedad, aislamiento, incertidumbre y pobreza".
Benedicto XVI agregó que es "importante que los cristianos y los musulmanes vivan en el respeto mutuo" y mostró su aprecio por la actitud que el reino de Jordania demuestra en el trato a los cristianos y ha rezado -según desveló- por aquellos cristianos que en otros países no gozan de tanta libertad, como en Irak.
Recordó la próxima construcción de dos iglesias en la parte jordana del río Jordán donde San Juan Bautista bautizó a Jesús de Nazaret, que consideró "un signo de apertura y de respeto" que rige en el reino hachemí hacia libertad religiosa y hacia la religión cristiana.
El Papa Ratzinger comentó ante 20.000 personas que se congregaron en la Plaza de San Pedro que "de rodillas ante el Calvario en el Sepulcro de Jesús" invocó a "la fuerza del amor que brota del misterio pascual, que es el único que puede renovar a los hombres a su fin, la historia y el cosmos".
"Os pido también a vosotros que recéis para tal fin, mientras nos preparamos para la fiesta de la Ascensión que en el Vaticano se celebrará mañana", concluyó.
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