Bangkok.- La Junta Militar de Birmania (Myanmar) abrió hoy a diplomáticos y periodistas el juicio a la líder del movimiento democrático y Nobel de la Paz, Aung San Suu Kyi, que se celebra en la penitenciaría de Insein, en las afueras de Rangún.
Suu Kyi, de 63 años y de quien se decía que tenía un delicado estado de salud cuando fue detenida la semana pasada, presentaba hoy un buen aspecto y mucho ánimo, según indicaron los asistentes a la salida de la prisión, levantada la sesión hasta mañana.
Representantes de al menos 25 misiones diplomáticas, incluidos los de Estados Unidos, Alemania, Francia y Reino Unido, consiguieron el pase del régimen militar, así como cinco periodistas extranjeros, que se eligieron por sorteo, y otros tantos nacionales, decididos a dedo por el Gobierno, que controla todos los medios de comunicación del país.
La líder birmana, que durante la sesión agradeció a las nuevas caras su apoyo, pudo también hablar con diplomáticos de Rusia, Singapur y Tailandia, algo que durante los últimos seis años ha tenido prohibido, así como el teléfono, internet y visitas, entre otras restricciones, bajo los términos del arresto domiciliario que le impusieron en 2003.
El cambio de actitud de las autoridades, que hace dos días rechazaron las peticiones para celebrar un juicio abierto, no fue tanto como para permitir la entrada en el recinto de cámaras de televisión, vídeos y grabadoras.
La apertura "descafeinada" decidida por la Junta Militar se produce el mismo día en que el Consejo de Seguridad de la ONU tiene previsto hablar de la situación de Suu Kyi.
El Gobierno de Coalición Nacional de Birmania (NCGUB, por su sigla en inglés), el gobierno en el exilio, aprovechó la coyuntura para instar a Naciones Unidas a enviar a Myanmar "inmediatamente" a Ibrahim Gambari a Birmania.
Gambari fue nombrado enviado especial del secretario general de la ONU para Birmania en 2006 con la misión de restablecer el diálogo entre el Gobierno y Suu Kyi y de impulsar las reformas democráticas, y desde entonces ha visitado el país asiático en siete ocasiones, la última hace tres meses.
La detención y el juicio de la Nobel de la Paz de 1991 ocurren cuando le quedaban dos semanas para que finalizara su último arresto domiciliario, un castigo que ha cumplido durante más de 13 de los pasados 19 años.
Las autoridades acusaron formalmente a Suu Kyi la semana pasada de incumplir los términos de su detención cuando permitió dormir en su casa de Rangún a un estadounidense que se había colado a principios de mayo.
John William Yettaw, de 53 años, fue detenido el 6 de mayo tras abandonar la vivienda y cuando regresaba a nado por el lago Inya.
Nyan Win, el portavoz de la Liga Nacional por la Democracia (LND), el partido de Suu Kyi, afirmó que el régimen trata de acelerar el juicio para condenarla.
Una sentencia desfavorable, que podría pronunciarse la próxima semana, impediría que la opositora pudiese concurrir a las elecciones parlamentarias que la Junta Militar organizará en 2010.
La última vez que se celebraron comicios legislativos en Birmania, en 1990, Suu Kyi cumplía también arresto domiciliario y la LND ganó con más del 82 por ciento de los votos válidos emitidos, un resultado que la Junta Militar nunca reconoció.
Los militares gobiernan en Birmania desde la asonada de 1962.
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