JERUSALÉN .- El Papa Benedicto XVI se despidió hoy en Israel del que ha sido el viaje más importante de su Pontificado reclamando, como ya hiciera esta semana en Cisjordania, la coexistencia de dos Estados como solución al conflicto entre israelíes y palestinos, para que ambos pueblos puedan vivir en paz y seguridad.
Por eso, pidió que "los dos estados lleguen a ser una realidad, no un sueño". "Y entonces la paz se extenderá hacia afuera de estas tierras (...), creciendo la esperanza para muchas otras regiones que están afectados por otros conflictos", afirmó.
Benedicto XVI ha querido dejar claro en su último discurso del viaje a Tierra Santa que ha venido a proclamar la paz y la solución dialogada al conflicto de esta región. "Deseo recordar que he venido a visitar este país como un amigo de los israelíes, así como amigo de la población palestina. Y los amigos disfrutan pasando tiempo juntos con la compañía del otro, y ellos encuentran un gran sufrimiento cuando ven al otro sufrir", señaló.
"Ningún amigo de los israelíes y de los palestinos puede dejar de estar tristes por las continuas tensiones entre vuestros dos pueblos. Ningún amigo puede dejar de llorar por el sufrimiento y las pérdidas de vida que vuestros dos pueblos han vivido en las últimas seis décadas. Permitidme que haga esta llamada a los pueblos de estas tierras: ¡no más sangre, no más luchas, no más terrorismo, no más guerras!, añadió antes de subir al avión en el que vuelve a Roma.
En este sentido, el Pontífice invitó a israelíes y palestinos a romper el "círculo vicioso de la violencia" y a buscar "la paz duradera basada en la justicia" así como "la genuina reconciliación y la purificación".
Benedicto XVI reconoció en su discurso que "el Estado de Israel tiene derecho a existir y disfrutar de la paz y la seguridad con unas fronteras reconocidas internacionalmente. También volvió a insistir en que "el pueblo palestino tiene derecho a la soberanía de una tierra independiente, para vivir con dignidad y poder moverse libremente".
El Santo Padre fue despedido por el presidente israelí, Simon Peres, y el primer ministro, Benjamin Netanyahu, así como de todos los ministros del gabinete elegido en marzo pasado y las autoridades más relevantes del Estado, en el aeropuerto Ben Gurión, que le dedicaron un afectuosos saludo en ambos discursos.
Asimismo el Papa quiso agradecer "su hospitalidad, la cual es muy apreciada". Y no quiso dejar de repetir a Netanyahu, al final de su discurso que sabe "lo difícil que será intentar conseguir" el objetivo de la paz. "Sé lo difícil que es esta tarea, tanto para usted como para la Autoridad Palestina. Pero le aseguro que mis oraciones y las de todos los católicos de todo el mundo estarán con usted para que continúe sus esfuerzos para construir una duradera y justa paz en esta región", aseguró.
EL VIAJE MÁS IMPORTANTE DEL PAPA
Benedicto XVI concluyó así el viaje por Tierra Santa que tuvo su comienzo en Jordania el pasado 8 de mayo. Un viaje repleto de actos y con una agenda muy apretada. Y sobre todo, una visita papal considerada como la más importante de su Pontificado. A la vista de los acontecimientos que han tenido lugar se podría hablar de dos vertientes del viaje.
La primera más social y con una fuerte carga de denuncia de las injusticias con las que viven los refugiados palestinos y en defensa de la libertad religiosa en en Oriente Próximo. En este sentido, en el viaje a Jordania fue clave la presencia, aliento y mensajes del rey Abdalá.
Las palabras clave en esta primera etapa del viaje fueron libertad religiosa, diálogo por la paz y el encuentro, búsqueda común de la sabiduría y agradecimiento por parte del Papa al Gobierno jordano por "la posibilidad de que la comunidad católica de Jordania pueda construir lugares públicos de culto, un signo del respeto de este país por la religión".
Las denuncias hacia la situación de los refugiados y la solución de los territorios palestinos fueron los temas de las dos primeras jornadas en Israel y de la homilía de la misa de Belén. El Santo Padre ha mantenido encuentros con todos los responsables políticos de ambas partes: el presidente Peres, el primer ministro Netanyahu y el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.
Especial importancia en este viaje han tenido también las declaraciones de Benedicto XVI de condena del antisemitismo y del Holocausto con las visitas que hizo al Memorial Yav Vashem, o Museo del Holocausto, y la entrevista con Peres.
La segunda vertiente de este viaje ha sido la más religiosa: ecuménica con las diferentes confesiones cristianas; de diálogo con las comunidades musulmanas; y de aliento a la comunidad católica. Así, se reunió con los líderes de todas las confesiones: cristianos y líderes musulmanes, tanto en Israel como en Jordania. Y celebró tres misas en enclaves católicos importantes: el Huerto de los Olivos, Belén y Nazaret, esta última la más multitudinaria, con más de 40.000 fieles.
A los católicos de Oriente Próximo el Papa Benedicto XVI ha querido lanzarles un mensaje de esperanza y sobre todo les ha animado a no abandonar esta Tierra Santa. Esto lo hizo tanto en Belén como en la misa del Huerto de los Olivos.
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