Se supone que Eurovisión no es un concurso político. De hecho, las referencias a la política están prohibidas. Como todos recordamos, Rodolfo Chikilicuatre tuvo que cambiar por este motivo la letra de 'Baila el Chiki Chiki', convirtiendo "Rajoy" y "Zapatero" en unos "Mariano" y "José Luis" cualquieras. Sin embargo, cada año son varias las noticias que hacen del festival de la canción un pequeño conflicto político. Y no nos referimos a las críticas a cada país por votar por el vecino o por el propio país si se es inmigrante (España siempre le da 12 puntos a Rumanía, Alemania a Turquía). Si se termina liando parda es por otros motivos.
La mayoría de las canciones participantes cuentan con buenas intenciones. Como este año el dueto palestino-israelí que presenta Israel de mano de Noa y Mira Awad, casi todas buscan el buen rollo y la paz en el mundo. Pero otras veces sí van cargadas de malas ideas: la organización no ha permitido a Georgia concursar con su tema 'We Don't Wanna Put In', por su clara referencia al primer ministro ruso. El país, al negarse a cambiar de canción o variar la letra, ha decidido retirarse del festival como medida de protesta. Y peor aún es la que hay montada con el Orgullo Gay.
Aunque planteado como un concurso familiar que ciertamente termina viendo el miembro más insospechado de la familia o la familia al completo, Eurovisión tiene hordas de fans homosexuales. En países como Bélgica incluso es habitual proyectar el Festival en discotecas gays. Aprovechando que este año se celebra en Moscú, las asociaciones de gays y lesbianas rusas, capitaneadas por el legendario Nikolai Alexeyev, han convocado una manifestación en la ciudad para reivindicar sus derechos el mismo día del festival, este sábado 16 de mayo, y han invitado a los finalistas eurovisivos a unirse.
Todos los años las detenciones durante esta marcha aparecen en los informativos. El alcalde Luzhkkov se opone a la manifestación tradicionalmente, soltando lindezas como que lo hace para evitar "la propagación del sida". Incluso el pasado diciembre llegó a dirigirse a los fans homosexuales del festival de esta forma: "Que se diviertan, no hay problema, pero no en las calles, ni en las plazas, ni en marchas, ni manifestaciones". La pregunta es si las autoridades se atreverán a recurrir a la violencia con miles de periodistas acreditados procedentes de toda Europa presentes en la ciudad.
La situación es delicada. Grupos ortodoxos cristianos han asegurado que no permitirán esta muestra "satánica" y que no consentirán que "Moscú se convierta en Sodoma". Y la Unión de Escritores de Rusia ha comunicado que de ninguna manera apoya la manifestación. Algunos participantes de Eurovisión, como Gordon, uno de los vocalistas de los representantes de Holanda, The Toppers, que es gay, ha declarado que no actuará en el festival en caso de producirse algún incidente durante la manifestación del sábado: "Si se usa la violencia, me vuelvo inmediatamente a mi país".
En Eurovisión, obviamente, han competido más cantantes abiertamente homosexuales, como Oscar, el representante alemán de este año, y el danés de 2004 Thomas Thordarson; o transexuales, como Dana International, que dio la victoria a Israel hace más de 10 años. Sin embargo, otros ganadores más recientes, procedentes de la Europa del Este, no se han atrevido a aclarar su orientación sexual, probablemente por miedo a las represalias de su país.
El mismo cantante ruso que ha llevado la organización este año a Moscú, Dima Bilan, ha aparecido posando en actitud provocativa más en páginas gays que otra cosa, pero se le supone heterosexual. Peor aún, cuando en 2007 ganó Serbia, fueron muchos los que asumieron que su cantante era lesbiana y que su canción y puesta en escena representaban una salida del armario en toda regla. The Guardian llegó a publicar un artículo elogiando su valentía y el hecho de que fuera abiertamente lesbiana desde hacía años. Sin embargo, una revista gay recogería unas declaraciones de Marija en las que manifestaba su heterosexualidad y su deseo de casarse con un hombre y tener hijos.
Parece mentira que estas noticias sigan produciéndose en nuestros días y vinculadas a un festival de imagen tan petarda. En general, Andrea Demirović por Montenegro, Inga and Anush por Armenia, Elena de Rumanía o Hadise por Turquía no dejan de tener el mismo público que Soraya en España. Es curioso que los países envíen su artillería pesada para ganar de cara al target del programa, que es el que es, y después la bomba les explote en la cara cuando tienen que organizar el festival.
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.