Tenía razón el periodista colombiano sentado en la primera fila de la rueda de prensa en la que, a las 11:30 horas de la mañana, Florentino Pérez, presidente de ACS —la segunda constructora del mundo según Forbes—, ha anunciado su candidatura a la presidencia del Real Madrid. "Es más conocido a nivel mundial que el Rey o el presidente de España" ha dicho, antes de pedirle un abrazo, una foto y de entregarle por escrito dos propuestas: crear un equipo de cheerleaders —animadoras— y escuelas de talentos. Este ataque de fanatismo por parte de un informador, que se supone que debe mantener cierta distancia con los personajes sobre los que escribe, puede resultar chocante. Nunca se ha visto a un periodista político comerse a besos a Zapatero —aunque igual luego se harten de mandarse sms—. Pero el universo deportivo es mucho más transparente. Aquí las filias y las fobias se expresan públicamente y se milita en un equipo con legítima vehemencia. Será por eso que Florentino utiliza la palabra transparencia casi tanto como el calificativo modesto y humilde aplicado a sí mismo.
La enorme imagen de las gradas del estadio madridista ante la que ofrecía explicaciones sobre su vuelta procuraba la sensación de que el aspirante a presidente hablaba desde el centro del campo, con poderío y por derecho propio. Con tranquilidad y claridad, iluminado por un aura de salvador, ha justificado su vuelta porque "el Real Madrid debe ser siempre ejemplar, especialmente para niños y jóvenes. Desgraciadamente hemos vivido una triste etapa que debemos superar cuanto antes". A los aplausos de los socios y de algunos directivos afines, se sumaban los de algunos periodistas deportivos que comentaban "¡qué grande es Floro!" o "llevo diez años con él desde que apareció con Figo". La admiración y el orgullo por poder tutearse con Florentino Pérez no se disimulan. Aunque todos los presentes estaban al tanto del más mínimo paso de su carrera, Florentino se ha permitido el placer de repetir su espectacular trayectoria, cuajada de triunfos. Eso sí, confesándose humilde y modesto. Una estrategia en la que sus éxitos adquieren aun más lustre .
Pitina, su mujer, vestida con un ligero traje pantalón beige, simpática y accesible, era seguramente la persona que menos le idolatraba entre los congregados. "Ya somos mayores y yo quiero paz y tranquilidad. No quiero que vuelva a pasar lo mismo. Se viven momentos buenos pero también muy malos. No quiero que suframos, pero bueno, estoy contenta por él", aseguraba a soitu.es. Florentino había contado que tanto su familia como sus amigos más íntimos le desaconsejaron el regreso. Nada le hizo cambiar de opinión. Se nota que tenía una espinita clavada. Por mucho que insista en que dejó el club en un estado inmejorable y agite siete títulos, hay un deje de amargura y ahora se le ofrece una segunda oportunidad para culminar la tarea que dejó inconclusa en 2006 con el oropel y los laureles con que le gustaría despedirse.
"¿Espera ser el Obama blanco?", le pregunta otro periodista. La comparación le encanta, pero Florentino encaja más en el papel de mesías. "El estadio es un templo y como tal lo vamos a cuidar" o "cuando tengo dudas pienso: ¿qué haría Santiago Bernabéu?, y todo sale bien". Son dos de sus reflexiones que mejor definen su actitud. Y con la confianza que otorga disponer de un colchón de 1.800 millones de dólares, según Forbes, Florentino no pierde la serenidad así se le interrogue sobre Raúl, al que considera "un símbolo incuestionable en el Real Madrid que siempre podrá seguir trabajando en el club" —¿será el Butragueño de esta nueva etapa?— o sobre los blogs en los que se publican ocultos intereses del empresario. "Sé todo lo que se dice de mí, pero ACS trabaja en más de 50 países y justamente en China —donde se rumorea que la presidencia del Madrid beneficiaría sus negocios— no hemos hecho nada desde el año 2000".
Florentino defiende su honestidad e insiste en que "recuperaremos el código ético" acribillando con tal promesa a su antes colaborador, Ramón Calderón. Sus fanáticos seguidores no precisan pruebas. Y comparten el mismo punto de vista. Juan Carlos de la Rosa, un veterano socio, afirma: "para mí, el carácter ético marca la diferencia". Alicia Martínez, socia nº 6611 y compromisaria, apunta que le "hace muchísima ilusión volver a tener un presidente en condiciones. Su honradez, seriedad y ética son necesarias". A Alfredo Iglesias, que asegura ser el primer socio que le votó, le interesa "su faceta empresarial porque para dirigir una empresa como el Real Madrid hay que haber demostrado ser un buen gestor". Su ahijado, Santiago Martín, de 18 años, considera muy importante que "lo que promete lo cumple" y nos desvela por qué en su entorno ha generado tanto rechazo el regreso: "En su caso el amor al deporte es superior a nada, pero también estás más expuesto y un día te alaban, pero otros te critican".
Qué hará o qué equipo tendrá es casi lo de menos. Ha vuelto para salvar el maltrecho honor de los madridistas y con eso sobra. El presidente de la agencia que organiza su campaña reconocía, ante el éxito de convocatoria, que no necesita anuncios porque él solo ocupa las portadas. Sin embargo, una ayudita nunca viene mal. Por eso se ha puesto especial énfasis en congregar a la prensa internacional. A Florentino, España se le queda pequeña cuando de lo que se trata es de lograr hacer caja en el club.
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