Valencia.- Habrá que esperar a lo que pase, dentro de Mestalla, a partir de las 22.00 horas de hoy, pero de momento, el Barcelona ya ha perdido por goleada el partido que ambas aficiones disputan fuera del estadio.
Una cosa está clara: los aficionados azulgranas son minoría en Valencia que, sobre todo desde ayer, ha sido tomada literalmente por los seguidores del Athletic.
Los 'leones' son legión en la capital del Turia. Se calcula que hasta esta ciudad se han desplazados unos 40.000 hinchas. La expedición culé, en cambio, no superará, a la hora del partido, los 20.000 ó 25.000 aficionados.
Por cada seguidor azulgrana habrá dos rojiblancos. Exacto, habrá, porque a primera hora de la tarde, aún quedaban muchos aficionados del Barça viajando por carretera, y esa desproporción se hacía aún más ostensible.
La relativa proximidad entre Barcelona y Valencia -unos 370 kilómetros que pueden cubrirse por autopista en unas tres horas- ha provocado que los culés hayan optado mayoritariamente por trasladarse hasta el escenario de la final en su vehículo.
Muchos de ellos, todavía han acudido a su puesto de trabajo esta mañana. Por eso, no es extraño ver que, mientras los aficionados del Athletic hace horas que abarrotan los bares de la ciudad, las principales arterias de la capital valenciana están colapsadas de coches repletos de aficionados azulgranas, que están a punto de alcanzar su destino.
Más ambiente barcelonista había en la explanada anexa a la universidad politécnica, la zona designada por el ayuntamiento valenciano para albergar, de forma organizada, a los hinchas del conjunto catalán.
Bares, conciertos de grupos catalanes, diversas zonas y actividades de animación, y una pantalla gigante para que aquellos que se han quedado sin entrada puedan ver el partido por televisión. Allí, el ambiente era, lógicamente, azulgrana, pero bastaba con salir del recinto para toparse, de nuevo, con la marea rojiblanca.
La buena relación entre las dos aficiones se ha evidenciado durante todo el día. Muchos han brindado juntos, se han fotografiados juntos y han entonado juntos diversos cánticos reivindicativos, como el consabido 'Gora Euskadi y Visca Catalunya'.
Uno de los lugares de peregrinaje obligados para ambas aficiones no podía ser otro que el bar de 'Manolo el del Bombo' -situado en los aledaños de Mestalla-, donde el famoso hincha del Valencia y de la selección española atiende hoy a la clientela, detrás de la barra, ataviado con una camiseta mitad azulgrana y mitad rojiblanca.
Esa paridad políticamente correcta de Manolo no responde a la realidad. Valencia ahora mismo es una ciudad teñida de los colores del Athletic y salpicada, en algunas de sus calles, cafeterías y plazas, con los del Barça.
No hay que engañarse, para la afición azulgrana, esta Copa del Rey no es ni siquiera segundo plato, sino el postre del menú principal: Liga y 'Champions'. En quince días les espera otra final - la Final con mayúsculas- en Roma. En cambio, a los 'leones' en esta final -la primera que disputan en 25 años- les va la vida.
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