Santa Barbara, el lujo en llamas

LOS ÁNGELES.-  Una vez más California lucha contra uno de sus grandes males: los incendios. Un problema que ahoga a su gobernador, Arnold Schwarzenegger, casi tanto como el déficit. Esta vez le ha tocado el turno a Santa Barbara y, hasta el momento, el fuego ha arrasado más de 600 hectáreas y acabado con docenas de casas.

Visité Santa Barbara por primera vez hace justamente siete días. La impresión que me llevé de la ciudad no pudo ser mejor: un lugar bonito, tranquilo, aunque no aburrido, y muy limpio. Todo esto en un enclave envidiable donde la montaña y el mar conviven en perfecta armonía. Una semana después, esta pequeña ciudad costera reza para que el viento amaine y los bomberos puedan controlar un fuego que amenaza, incluso, con destruir el centro de la ciudad.

A través de la estrecha carretera Mission Canyon Road, accedí a una de las zonas residenciales más impresionantes de Estados Unidos. Cuesta imaginar que hoy es uno de los lugares más afectados por un incendio que se ha bautizado como 'Jesusita'. En esta colina se levantan casas y mansiones —con vistas a la montaña y el mar— rodeadas de palmeras y vegetación. De algunas de ellas ya sólo quedan escombros. Donde se divisaba una gran masa verde con sus mansiones blancas perfectamente integradas, hoy todo es humo y helicópteros de bomberos. Lujo hecho ceniza.

Durante mi visita pregunté a un lugareño de qué vivía la ciudad. "De los ricos", contestó entre risas. Y es que Santa Barbara es el lugar predilecto para los millonarios y estrellas de Hollywood que buscan la tranquilidad y la naturaleza que Los Ángeles no les puede dar. "Son gente con mucho dinero pero que huyen de la ostentación de Beverly Hills", me explicó. Entendí entonces porque una ciudad de apenas 89.000 habitantes posee un puerto deportivo enorme con innumerables yates de lujo.

Pero el fuego no ha hecho distinciones y ha destrozado mansiones, pero también casas más humildes. Ante la gravedad de la situación Schwarzenegger ha declarado el estado de emergencia y ha aumentado el número de recursos para luchar contra las llamas. En estos momentos un despliegue de 1.394 bomberos, 12 aviones y 10 helicópteros intentan salvar a Santa Barbara del desastre. Unas 13.000 personas han tenido que ser evacuadas y, si la situación no mejora, —el tiempo pronostica fuertes vientos— miles más se verán forzadas a dejar sus casas. A los evacuados les ha dado tiempo a coger a sus mascotas y poco más.

Las declaraciones de los bomberos no son muy alentadores y aseguran que lo que han visto en la colina es "desolador". Además, en las labores de extinción una decena de ellos resultaron heridos de diversa consideración y tres tuvieron que ser ingresados en la unidad de quemados del hospital de Sherman Oaks de Los Ángeles. Tienen quemaduras de segundo y tercer grado.

Las circunstancias contra las que luchan estos bomberos no pueden ser más desfavorables: unos 40 grados de temperatura, vientos de 80 kilómetros por hora y muchísima vegetación.

Aunque los californianos están acostumbrados a los incendios —en los últimos meses, otros tres grandes fuegos han conmocionado al estado y a finales de 2008 Santa Barbara fue también pasto de las llamas— pocos recuerdan uno tan gordo como éste. Los habitantes de las colinas de Santa Barbara son conscientes de que al vivir rodeados de vegetación corren un gran riesgo. Por eso algunos tenían en casa geles antifuego y con ellos han intentado salvar sus hogares hasta que los bomberos han llegado. Algunos lo han conseguido, aunque aseguran que fue demasiado peligroso y que no saben si lo volverían a hacer. Otros lo han perdido todo y ya piensan en empezar de cero. Mientras, California entera pide al viento que pare, que no puede destruir un lugar tan bello.