Deconstruye, que algo queda

La fiebre porcina mata fatal: no llega al medio centenar de víctimas en dos semanas de trabajo. El rebautizado virus de la gripe A debería aprender de los profesionales. Por ejemplo los soldados norteamericanos en Afganistán, que en un solo día de faena son capaces de liquidar a más de cien personas. ¿Personas? Bueno, civiles afganos. Que es igual, pero no es lo mismo. En cualquier caso no se preocupen, porque la noticia no importunará su aperitivo o su sobremesa, puesto que es difícil que ocupe las portadas de los diarios o las cabeceras de los informativos, más interesadas en la salud del único cerdo que vive en ese olvidado lugar del mundo.

El nuevo periodismo molecular altera el sabor de las noticias, manipula el orden de los platos, potencia el miedo y eleva el alarmismo a la categoría de pandemia. Televisiones y diarios deconstruyen cada día la información para satisfacer los gustos de los consumidores y, de paso, aumentar sus ventas y audiencias. Camuflar, ocultar, silenciar. Un proceso inverso al que sigue Ferrán Adriá, el mejor cocinero del planeta, que lo que pretende es sorprender al cliente con sabores y texturas inéditos.

TVE dedica esta semana al Bulli, el restaurante de Adriá. Entregado a la causa del chiringuito de Cala Montjoi (Rosas, Gerona), la televisión pública ya ha emitido dos documentales en La 2 ('La historia de El Bulli'). Hoy podremos ver una entrevista en 'En noches como ésta' (La 1, 23.50), y el próximo sábado otro reportaje explicando cómo es el trabajo diario en el restaurante (22.00, 'Un día en el Bulli').

Los que tenemos buen saque no podemos sino apreciar este despliegue gastronómico. Debido a lo extenso del mismo, y a la ausencia de crítica (todo el mundo está absolutamente entregado a la física y química de Adriá), podríamos considerarlo promoción. Pero como dicen que El Bulli no la necesita (siempre está lleno), y además TVE está pensando dejar de emitir anuncios, pues tendremos que creer que se trata de un simple derroche de calorías.

Los primeros documentales se dejaban ver, y por momentos resultaban interesantes. Contaban cómo nació y creció el mejor restaurante del mundo, y cómo Adriá pasó de los apetitosos chanquetes fritos a... la vanguardista espuma de chanquetes. "La cuarta dimensión de la cocina", aseguró un crítico francés. "Es como perder la virginidad gastronómica", dijo una periodista. Yo soy más de morcilla de Burgos que de nitrógeno líquido, sinceramente, pero tengo que reconocer que contaron una historia interesante, con ritmo y decenas de entrevistas, a la que los zampones sólo pudimos poner una pega: las imágenes de los platos pasaban a la velocidad de la luz. Era imposible no ya apreciar su aspecto, sino leer cual era su contenido, bajo que nombre figuraban en la carta.

P.D.

¿Recuerdan que ayer comentamos las miserias de Madrid, la ciudad que quiere ser olímpica antes de resolver sus problemas sociales y culturales? Pues aquí tienen una noticia de última hora: cierra el 'Johnny'. Sí, el colegio mayor San Juan Evangelista. Después de 43 años de historia, y cientos de inolvidables conciertos (Jazz, blues, flamenco…), el 'Johnny' será historia. Y será un poco más difícil, si cabe, escuchar buena música en directo en Madrid.

Es posible que un lugar como el 'Johnny' no tenga hueco en el Madrid del 2016. Bien es cierto que se trata de un cubículo con cuatro filas de butacas viejas, y un desvencijado y pequeño escenario. Y con por allí no ha pasado ni Raphael y Julio Iglesias, sólo como Tete Montoliu, Camarón de la Isla, Paco de Lucía, Chet Baker, Dizzy Gillespie, George Coleman, Dexter Gordon, Memphis Slim, Sthephanne Grapelli, Magic Slim, Johnny Copeland, Luther Allison, Lonnie Brooks, Diana Krall...

Quienes cuidan de nosotros, y de nuestro patrimonio, saben que los madrileños sueñan con la «caja mágica», el tenis de élite, las instalaciones mastodónticas. Es el hábitat de Gallardón, Aguirre, Zapatero, Lizavesky...

P.D. 2

Impresentable retransmisión del Chelsea-Barcelona por parte del locutor de Canal + Carlos Martínez. Olvidó que trabaja en televisión, no en radio, y se convirtió en un hooligan. Levantó la voz de manera excesiva, y se mostró tan partidista, tan beligerante en sus opiniones, que no supo ver la realidad del partido, con momentos auténticamente grotescos. Fue el único que no quiso ver una mano de Piqué en el área (penalti) y dijo cosas como ésta: "el Barcelona no ha disparado entre los tres palos ni una vez en todo el partido. ¡Es el colmo de la mala suerte!". La guinda: se burló de Drogba, le acuso de actuar, de fingir las lesiones, incluso mientras el jugador del Chelsea abandonaba el campo... lesionado.