En tiempos recientes se han sucedido las noticias alarmantes acerca de una extraña mortandad de abejas. Por causas misteriosas, las colmenas de los países europeos y Estados Unidos se están viendo diezmadas, lo cual ha hecho temer por el futuro de la apicultura. Ahora sabemos que se trata de un fenómeno acotado a una zona geográfica determinada. A nivel mundial ocurre exactamente lo contrario: el número de abejas domesticadas no ha cesado de crecer: en concreto, ha aumentado un 45% a lo largo de los últimos 50 años.
La revelación procede de un informe publicado en la revista 'Current Biology'. Un investigador de la Universidad Nacional del Comahue (Argentina) alcanzó esa conclusión tras analizar y sumar datos parciales de la FAO relativos a la apicultura de cada país. En 2007, la producción mundial de miel rozó el 1,4 millón de toneladas, tras haber registrado continuos incrementos anuales desde 1996, cuando se situaba en 1,1 millón de toneladas. A este crecimiento lo alimenta una demanda igualmente sostenida del consumo (solo la Unión Europea se traga la cuarta parte de la producción global).
Los nuevos datos, hay que subrayarlo, no reducen un ápice la gravedad del problema denunciado. A día de hoy, se ignora si la muerte masiva de abejas melíferas observada en Europa se debe a la acción de parásitos o microbios, o a otros factores. Se sospecha, por ejemplo, de ciertos agentes químicos, a tenor de lo ocurrido en Alemania la pasada primavera, cuando se registró una gran mortandad de dichos himenópteros inmediatamente después de la cosecha del maíz, que antes había sido tratado con insecticidas neonicotinoides.
En cualquier caso, lo cierto es que las cifras globales aportadas en 'Current Biology' alejan el horizonte tan temido de una "crisis de polinizadores". Con esos términos se alude a un escenario marcado por la desaparición de los insectos que aseguran la reproducción de ciertas plantas mediante el trasiego de polen entre las flores, entre ellos las abejas, las mariposas y los abejorros. Algunos expertos temen que, ya fuese por la extraña plaga que afecta a esos insectos, por el abuso de insecticidas, o por la destrucción de sus hábitats, se desbarate el ciclo natural de la flora, provocando a la postre una caída en la producción de alimentos (a fin de cuentas, apuntan, un tercio de los comestibles proceden de cultivos que dependen de la polinización a través de animales). A la vista de los nuevos datos, la inminencia de tal crisis carece de fundamento.
No obstante ello, la perspectiva de una crisis de esas características no ha desaparecido por completo; únicamente se ha postergado, advierte Aizen. En los últimos años ha crecido la superficie sembrada de cultivos que necesitan de polinizadores, precisa el investigador argentino. En tan solo medio siglo ésta se ha triplicado, concreta, lo cual supone una tasa de crecimiento muy superior al experimentado por las abejas domesticadas. El incremento lo protagonizan cultivos considerados de "lujo": mangos, guayabas, ciruelas, frambuesas, cerezas, nueces del Brasil y anacardos. Estos cultivos, por añadidura, crecen gracias al avance de la frontera agrícola y frutícola sobre ecosistemas naturales, el hogar de muchos polinizadores silvestres. "Su rápida extensión tiene el potencial para disparar futuros problemas de polinización para esas especies de insectos en las áreas aledañas", concluye el experto.
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.