Con Dustin Hofman en el papel de Dustin Hoffman y Emma Thompson interpretando a Emma Thompson: 'Nunca es tarde para enamorarse', una comedia romántica para paladares generosos.
El título en español de este melodrama con toques de comedia es un tópico y encima no siempre se cumple. En inglés 'Last chance Harvey' se acerca más a la realidad. Es una advertencia para cualquier persona madura que esté ante un dilema de 'lo tomas o lo dejas' en edad avanzada. Aprovecha tu suerte o esto se acabó.
Da igual que 'Nunca es tarde para enamorarse' sea convencional, también la podríamos calificar de película clásica. Ciertamente el guión de Joel Hopkins, con la misma firma de la dirección es bastante previsible. No importa, la salvan sus actores. La interpretación que Dustin Hoffman hace del maltrecho Harvey es de antología. Ya hace tiempo —por lo menos desde 'Cowboy de Medianoche' y 'Lenny'— que sabemos que el actor americano no es de esos que necesitan demasiados gestos para expresar un amplio espectro de emociones. En 'Nunca es tarde para enamorarse' llega a conseguir más de una sonrisa para su cascada de desgracias simultáneas. La réplica que le da Emma Thompson a Dustin Hoffman está a la altura del oponente. Kate, esa mujer frustrada a quien da vida la actriz británica, parece resignada a pasar por la vida sin quebrar el vínculo de la monotonía familiar. Sería —en otra época— de las de quedarse para vestir santos, sin embargo ella lo lleva bastante bien. Aunque, por lo que vale esa chica, como espectador te da pena que renuncie a sacarle más jugo a su existencia. Entretenida, comercial, muy correcta. Industria de Hollywood hecha con dignidad. Por hoy, ¡qué más queremos! Si no la vamos a ver, tampoco pasa nada.
Valoración: 5/10
En el futuro nos está esperando una oportunidad. La mayoría de las veces, para hacer el ridículo. Por eso, las personas, con la edad y futuros sucesivos a la espalda, suelen desconfiar de las oportunidades. Saben que casi siempre la oportunidad no es para uno, sino que la oportunidad es uno mismo, de quien las circunstancias se aprovechan —con suerte—, o —si no hay suerte— a quien las circunstancias acaban ignorando. Y, sin embargo...
Harvey es compositor y hace música de anuncios. Kate trabaja en Londres, en el aeropuerto. Una especie de azafata de tierra y perdedora de tierra mar y aire, aunque lo lleva con bastante dignidad. Para Harvey, la dignidad consiste en no darse por enterado y hacer chistes. Nada más empezar la película se intuye qué va a pasar, qué va a hacer quién y cómo va ir reaccionando cada uno de los personajes secundarios. No sólo porque todos conocemos a personas así. Incluso somos personas así, y no nos pasa nada. Y eso es lo que nos pasa: que no nos pasa nada. Bueno, seamos justos: con ese título, ¿qué te pensabas que era?
Pasemos por la cita en el 'pub'. Pasemos por la 'trama paralela' con la madre y el vecino inquietante. Pasemos por la boda. Pasemos por el frustrado pianista de jazz (¡cómo no va a estar frustrado si, cada vez que se pone a componer, le sale Eric Satie!). Pasemos por el 'momento McCarey' y vayamos al final, que aquí no se desvela, así que ¿para qué?
Sé de muchas personas a las que esta película les va a gustar. Sé de algunas a las que va a gustarles mucho. Quienes pensamos que no hubiéramos perdido nada absteniéndonos de verla nos engañamos: hemos perdido el tiempo.
NOTA: el título original (podría traducirse por 'Último tiro Harvey'), a lo mejor resulta no menos lastimoso, pero tiene más fuerza.
Valoración: 6/10
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