La cumbre europea sobre el empleo celebrada hoy en Praga ha acabado tal y como vaticinó hace dos meses el presidente francés, Nicolás Sarkozy: sin ninguna medida formal. Un exiguo decálogo de medidas de carácter genérico y que se discutirá en una próxima cumbre tiene ahora la misión de salvar a la Unión Europea de las garras de un paro galopante.
Pero en España lo que más ha trascendido es que José Luís Rodríguez Zapatero no se ha dignado a aparecer por Praga. El líder del PP, Mariano Rajoy, y el cabeza de lista popular para las elecciones europeas, Jaime Mayor Oreja, han dicho que es un "insulto para los parados españoles y un desprecio a las instituciones europeas" que el presidente del Gobierno no haya ido a la reunión y que en su lugar haya mandado al titular de trabajo, Celestino Corbacho.
Con ZP o sin él, la cumbre del empleo, que tanto prometía a principio de año, ha acabado siendo un auténtico bluf. ¿Qué es lo que ha pasado? El pasado 20 de marzo, en la enésima cumbre europea para preparar la reunión preparatoria de la reunión preparatoria de la cumbre del G20, el presidente Sarkozy le dejó las cosas muy claras al presidente de turno de la UE, el checo Mirek Topolanek. Ahogado por huelgas generales, el francés le dijo al checo que se quitara de la cabeza la idea de convocar una cumbre de jefes de estado para hablar del empleo. Sarkozy dejó entrever entonces que si no se tenía que firmar ningún papel (léase alcanzar algún acuerdo importante) no se iba a desplazar hasta Praga. El francés no quería "defraudar expectativas" con una cumbre vacía de contenido.
Tras el 'rifirafe' franco-checo la reunión de los 27 jefes de Estado y Gobierno pasó a ser una cumbre de más bajo nivel y técnica a la que acudirían ministros, secretarios de Estado o cargos de similar nivel. La Troika comunitaria (formada ahora por República Checa, Suecia y España) debía acudir aunque no se especificaba la persona que debía hacerlo. Finalmente Suecia y República Checa han ido representados por sus jefes de Gobierno y España ha mandado al ministro de Trabajo mientras que ZP se reunía con el presidente de Renault España en el palacio de la Moncloa.
Después de seis horas de reunión, la cumbre por la que ha sido criticado Zapatero y en la que tantas esperanzas había puesto el presidente checo, ha acabado emplazando a otra cumbre (la del Consejo Europeo que se celebra el próximo mes de junio) la toma de medidas. Mientras han dejado un decálogo con 'medidas' poco concretas:
Después de tanto lío, ¿merece la pena celebrar una cumbre para acabar presentando estas medidas?
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