El Toboso (Toledo).- El alcalde del pueblo toledano de El Toboso, Marciano Ortega, dice que esta villa que ha celebrado sus decimoctavas Jornadas Cervantinas "representa en El Quijote lo que Belén representa en la Biblia".
"Tenemos trayectoria y proyección universal porque nos conocen en todos los confines de la tierra", declara a Efe el alcalde de este pueblo de unos 2.200 habitantes.
Este año las Jornadas se han celebrado en honor a Dulcinea del Toboso, la amada de Don Quijote en la novela de Miguel de Cervantes.
Como las Jornadas cumplieron su mayoría de edad, de manera excepcional, se han celebrado durante dos semanas.
La primera semana ha estado dedicada a las bellas artes con la inauguración de las exposiciones "Policromía de un sueño" y "Paisajes de España".
La segunda se ha dedicado al teatro, con representaciones como la de la obra "Etojiuq" (Quijote al revés), que congregó "a todo el pueblo" en la plaza del Ayuntamiento durante su representación, dice Carlos Antonio López, el director de la compañía Tobaretax.
A ésta pertenecen 33 personas, todas de El Toboso, que han ensayado esta adaptación -cuya base son textos cervantinos de la segunda parte de El Quijote- durante dos meses.
Con lágrimas en los ojos de alegría recuerda esos ensayos, de los que dice que han durado mucho tiempo pero "han sido una gozada".
Otra actividad de la segunda semana de las Jornadas Cervantinas ha sido su mercado medieval.
Vendedores procedentes de varios países se han citado en la calle de Don Quijote con más de treinta casetas.
En una de ellas Aitor López vende caprichos del mar y "cuarenta clases distintas de legumbres".
Y explica que los comerciantes deben ir vestidos rememorando la época medieval.
"Yo voy vestido de monje y la verdad es que es algo bastante cómodo porque con este frío uno puede llevar la ropa que quiere debajo de los trajes".
Serafín Sánchez Guerrero vende productos de la sierra de Cazorla y su vestimenta rememora la de un caballero castellano del medievo.
"Para el año que viene quiero que el vestido me lo haga mi suegra a la que se le da bien coser e intentaré que lleve el escudo de la familia", cuenta.
A este andaluz le hacía ilusión visitar la tierra de El Quijote y por eso se decidió a participar en este mercadillo medieval "en el que da la sensación de vivir en los años pasados donde se recuerda a los artesanos y a la calidad, y a la abuela con el chorizo lleno de pringue y los lomos colgados en las cámaras con los cordones de esparto".
Llegan al mercado también comerciantes de América Latina, como el peruano Paulino Germán Medina, que vive desde hace ocho años en España y que visita por segunda vez El Toboso para vender artesanía de su país.
Reconoce estar feliz con sólo oír el nombre de El Toboso, "porque es un pueblo muy bonito y es la patria de El Quijote".
También llega del otro lado del 'charco' Isabel Ortiz, peruana con descendientes españoles, que llegó a Córdoba para estudiar joyería.
Resultado de lo que aprende en sus clases son los abalorios que vende en su puesto del mercado cervantino de El Toboso.
Dice haber leído El Quijote en la escuela "hace 20.000 años" y le gusta todo lo que a su figura rodea.
El alcalde lo tiene claro: "elegiría de El Toboso a su gente, que vive unas Jornadas Cervantinas con mucho espíritu".
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