Bagdad.- Un triple atentado en el este de Bagdad se cobró hoy la vida de al menos 41 personas en una nueva jornada de violencia en Irak, donde en las ultimas semanas se ha registrado un repunte de los ataques.
Según una fuente del Ministerio de Interior, al menos 41 personas fallecieron y más de 68 resultaron heridas por el estallido casi simultáneo de tres coches bomba en el distrito de mayoría chií de Ciudad Sadr, en el este de la capital.
Las explosiones se produjeron en un área cercana a varios mercados populares, uno de ellos dedicado a la venta de aves corral, apuntó la fuente.
Asimismo, los estallidos causaron grandes destrozos en locales comerciales y viviendas de la zona.
Por otro lado, la misma fuente señaló que al menos cinco personas murieron y otras tres resultaron heridas por la explosión de un artefacto al paso de un minibús en el área de Hour Rayab, en el sur de Bagdad.
El vehículo resultó completamente destruido por la explosión.
Además, otras cinco personas fueron heridas en el barrio de Al Shurta, en el suroeste de la capital, por el estallido de otro coche bomba.
Por otro lado, un portavoz del Ejército de Estados Unidos apuntó que dos presuntos rebeldes murieron y otro más resultó herido, además de un soldado estadounidense, durante un enfrentamiento entre una patrulla y un grupo de hombres armados en la zona de Kirkuk, a 250 kilómetros al norte de Bagdad.
Los atentados de hoy coinciden con un resurgimiento de la violencia en el país árabe en las ultimas semanas que se ha cobrado las vidas de centenares de ciudadanos, y con una importante detención por parte de las fuerzas de seguridad iraquíes: el arresto del máximo líder de Al Qaeda en Irak, Abu Omar al Bagdadi.
El Gobierno de Irak confirmó ayer por primera vez que Al Bagdadi, dirigente del grupo Estado Islámico de Irak, vinculado a Al Qaeda, fue arrestado el jueves pasado gracias a una vasta operación montada aparentemente a partir de un soplo.
La captura del líder de Al Qaeda se produjo el mismo día en el que un atentado suicida en Bagdad y otro en la provincia nororiental de Diyala causaron 84 muertos.
Al día siguiente, otra bomba mató a más de 60 personas cerca de Bagdad, lo que completó una ola de violencia que no se registraba en varios meses.
Aunque ningún grupo se ha atribuido aún la autoría de estos atentados, tienen el sello de Al Qaeda y de la coalición de la que forma parte, el Estado Islámico de Irak.
Estos ataques ponen en duda la capacidad del Ejército iraquí de mantener la seguridad en el país árabe en un momento en el que EEUU se prepara para iniciar el repliegue de 12.000 de los 147.000 soldados presentes en Irak a partir de septiembre próximo.
De hecho, el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, ya advirtió el pasado día 18 de un posible rebrote de la violencia sectaria por lo que pidió unidad al país para "cerrar el paso a los enemigos de Irak".
De acuerdo con el pacto de seguridad suscrito entre Bagdad y Washington el año pasado, los militares estadounidenses se replegarán de las ciudades iraquíes antes del fin de junio próximo, mientras que deben retirarse completamente del país antes de finales del 2011.
Poco a poco EEUU está cediendo el control de la seguridad a las fuerzas iraquíes, entre las que se han integrado las milicias tribales suníes Consejos de salvación, creadas hace más de dos años para combatir la insurgencia vinculada a Al Qaeda.
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