Roma.- Italia celebró hoy el Día de la Liberación del fascismo en 1945, en una jornada marcada por la presencia por primera vez en los festejos del primer ministro, Silvio Berlusconi, y con la mirada puesta en las zonas afectadas por el terremoto del pasado día 6 en la región de los Abruzos.
Con la participación de Berlusconi, la tradicional división que existía entre la derecha y la izquierda en este día dio paso a que se hablara de valores compartidos y de superar las divisiones.
Así, el líder el líder del opositor Partido Demócrata (PD), Dario Franceschini, consideró la presencia del primer ministro italiano como un "primer paso hacia un país con valores compartidos que van más allá de la confrontación política".
El dirigente de la Unión de Demócratas Cristianos y de Centro (UDC), Pier Ferdinando Casini, aseguró que se trata de una señal de que "el país va hacia adelante" y de que no "existe espacio para la división".
No obstante, las diferencias volvieron a surgir cuando Berlusconi, preguntado sobre la propuesta de ley que pretende equiparar a las víctimas de la República de Saló (el último bastión del régimen fascista de Mussolini) y del bando partisano, respondió que "debe mostrarse piedad por aquellos que creyendo que era justo lucharon por una causa, que era una causa perdida".
Unas declaraciones que provocaron las reacciones, entre otras, de Franceschini y de su colega de partido Massimo D'Alema, quienes aseguraron que no es posible poner en un mismo plano ambos bandos.
"Una cosa es el respeto humano pero no se puede equiparar a quien combatió de la parte justa y quien luchó por una causa trágicamente equivocada", manifestó Franceschini.
Este año el Día de la Liberación también estuvo marcado por el recuerdo a los afectados por el terremoto de 5,8 grados en la escala de Richter que devastó el centro de Italia, muy principalmente la región de los Abruzos, y que causó 296 víctimas mortales y varias decenas de miles de evacuados.
El pequeño pueblo de Onna, símbolo de la lucha antifascista en los años cuarenta y que el pasado 6 de abril se convirtió en el símbolo de la devastación provocada por el terremoto, recibió así la visita de las principales figuras políticas del país.
Desde Onna, Berlusconi se dirigió a los italianos en un discurso en el que afirmó que el 25 de abril debe convertirse "en la fiesta de todos y en fiesta de la libertad".
Franceschini y Casini también se trasladaron a Onna, donde como Berlusconi, visitaron a los afectados por el terremoto.
Durante su visita, el primer ministro reiteró que el Gobierno "está trabajando en la reconstrucción" y por este motivo ha decidido celebrar la próxima reunión del G8 en la localidad de L'Aquila, donde se situó el epicentro del terremoto.
Antes de viajar a Onna, Berlusconi participó en el homenaje al Soldado Desconocido, en el Altar de la Patria de Roma, junto al presidente de la República, Giorgio Napolitano.
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