Washington.- La contracción de la demanda laboral en Latinoamérica afectará sobre todo a los trabajadores urbanos de la economía formal, lo que lleva al Banco Mundial (BM) a concluir que la crisis afectará más "en proporción" a la clase media de la región.
"El principal punto de contacto entre la gente y la crisis será la contracción de la demanda laboral", dijo hoy Pamela Cox, responsable del BM para América Latina, en un seminario sobre la región organizado en Washington por el organismo.
Esa contracción golpeará sobre todo a los trabajadores urbanos formales, indicó Cox, quien añadió que eso significa que "afectará más en proporción a las clases medias".
"O sea, que los mecanismos habituales para amortiguar el impacto social de la crisis podrían no ser suficientes", destacó Cox, quien apuntó que los Gobiernos que no tienen ese tipo de protección pueden tener que ofrecer ayuda por desempleo.
Recordó que la región logró sacar de la pobreza a casi 60 millones de personas durante el robusto periodo de crecimiento que tuvo lugar entre el 2002 y el 2008.
"Ahora cuatro millones podrían caer en la pobreza debido a la crisis", subrayó al respecto.
La directiva del BM subrayó que la crisis afecta ya a cada aspecto de la economía latinoamericana, a través de la caída de los precios de las materias primas, una menor demanda, la merma en las remesas y la inversión directa.
Insistió, de todos modos, en que no hay una crisis financiera sistémica como en otras regiones del mundo. "América Latina no es Europa del Este", afirmó.
"La mayoría de los mercados latinoamericanos se librarán de los síntomas de crisis pasadas, enormes devaluaciones, incrementos en las tasas de interés, repuntes inflacionarios, colapsos bancarios, moratorias de la deuda", pronosticó.
Dijo que eso es posible gracias a que la región "hizo lo correcto" al implementar las políticas macroeconómicas y fiscales adecuadas, así como regulaciones sensatas en el sector financiero.
Recomendó a los países del área que reformen los programas de "subsidios universales" que benefician a la clase media y, en gran medida, a los sectores más privilegiados de la población.
"La región gasta anualmente entre el cinco y el 10 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) en subsidios y aproximadamente una tercera parte van a parar al cinco por ciento que más gana de la población", indicó Cox.
"La eliminación de esos subsidios podría por lo menos triplicar los programas de transferencias directas" para los menos afortunados, sostuvo.
Ese tipo de programas condicionan la entrega de ayuda a ciertos parámetros como la escolarización de los niños de familias participantes y han tenido éxito en la lucha contra la pobreza en toda la región.
Para finalizar, Cox defendió los programas de estímulo fiscal en marcha en prácticamente todos los países de la región.
"Esos paquetes de estímulo pueden ser utilizados para hacer frente de una forma mejor a los desafíos estructurales que la región ha afrontado durante décadas", explicó.
Por lo demás, dijo estar convencida de que el sólido liderazgo que hizo posible los logros de los últimos años logrará conducir a la región por la senda de la recuperación.
El seminario celebrado en el BM contó con la participación, entre otros, del presidente electo de El Salvador, Mauricio Funes, el ministro de Finanzas colombiano, Oscar Zuluaga, el gobernador del Banco Central de Chile, José de Gregorio, y el subsecretario de Hacienda mexicano, Alejandro Werner.
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