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Los talibán deciden irse de Buner mientras EEUU insta a Pakistán a no ceder ante los milicianos

EUROPA PRESS
Actualizado 24-04-2009 20:35 CET

ISLAMABAD.-  El comandante de los talibán en el valle del Swat ordenó hoy a sus milicianos que se retiren del vecino distrito de Buner, situado a tan sólo 100 kilómetros de Islamabad, después de que su presencia en esta zona hiciera saltar todas las alarmas sobre la situación en Pakistán, tanto dentro del país como entre sus principales aliados, incluido Estados Unidos.

La orden de retirada fue emitida por el maulana Fazlulá, líder de los talibán en Swat, donde el Gobierno ha cedido a la demanda de los milicianos islamistas de imponer la 'sharia' o ley islámica en Malakand --donde se ubican Swat y Buner-- a cambio de que se mantenga la paz en el valle, que ha sido escenario de duros enfrentamientos entre los insurgentes y las fuerzas gubernamentales.

"Nuestro líder ordenó que los talibán regresen de Buner", declaró a la cadena paquistaní Geo TV el portavoz Muslim Jan, que precisó que los milicianos están regresando a Swat y aseguró que esta decisión no se debe a que les hayan presionado.

"La máxima prioridad de los talibán es la aplicación" de la norma aprobada por el Parlamento y firmada por el presidente, Asif Alí Zardari, que permite la imposición de la 'sharia' en Malakand, "y el Gobierno también debería desempeñar un papel en su implementación", subrayó el portavoz talibán.

Jan dijo que, al contrario que lo que ha manifestado el Ejecutivo, los talibán no desafían la autoridad del Estado sino la de los encargados de implementar dicha norma. El grupo extremista se ha quejado en repetidas ocasiones por los retrasos en este sentido.

Asimismo, Jan señaló que los talibán no disponen de tanques ni de armamento sofisticado, sino que sólo tienen armas convencionales "como las que hay en cualquier casa". "La 'sharia' también permite poseer armas", dijo. Por último, el portavoz manifestó que "allá donde la gente les invite, los talibán irán para ofrecer su ayuda y hacer cumplir el Islam".

EXPANSIÓN DE LA PRESENCIA TALIBÁN

El Gobierno desplegó ayer en Buner, más de una semana después de la llegada de los insurgentes, más de 270 efectivos de la Guardia Fronteriza para proteger los edificios gubernamentales y los puentes. Los talibán ya estaban patrullando los bazares de este distrito.

Aparte, más de 30 talibán armados entraron ayer en la zona de Puran, en el distrito de Shangla, según informaron al diario paquistaní 'The News' varios testigos que aseguraron que los milicianos estaban causando el pánico entre la población. Shangla es el tercer territorio en el que habrían penetrado los talibán, después de Swat y Buner.

Esta aproximación de los talibán a Islamabad y su expansión en una zona de la Provincia de la Frontera del Noroeste podría deberse a que se han envalentonado por la concesión del Gobierno que les permite aplicar la ley islámica.

DISPUTAS INTERNAS

Los partidos políticos paquistaníes se encuentran divididos respecto a esta cuestión y, aunque el Parlamento aprobó la norma para aplicar la 'sharia' en Malakand, muchos diputados no están convencidos de que vaya a resultar eficaz para acabar con la violencia.

Estas diferencias se manifestaron hoy en la Asamblea Nacional, donde el primer ministro, Yusuf Raza Gilani, trató de capear el temporal reiterando la determinación "inquebrantable" del Gobierno de combatir el extremismo y la insurgencia y advirtiendo una vez más de que puede replantearse su actitud dialogante con los milicianos islamistas si no se restaura la paz en Malakand.

A pesar de haber hecho un llamamiento a la unidad frente al terrorismo, Gilani tuvo que escuchar las duras críticas de los parlamentarios. La oposición crítico el hecho de que el Gobierno negocie con los talibán y alertó de que la situación en Malakand está fuera de control mientras el Ejército parece ser incapaz de detener el avance de los talibán.

RECURRIR A LA FUERZA CONTRA LOS TALIBÁN

Mientras, en Peshawar --capital de la Provincia de la Frontera del Noroeste--, representantes de todos los partidos celebraron una conferencia para discutir sobre el acuerdo alcanzado en Swat con los islamistas. Según las fuentes consultadas por el periódico 'Dawn', se habló del avance de los talibán y se plantearon las posibles acciones que se pueden emprender si se niegan a desarmarse y a renunciar a la violencia, incluida la reanudación de la ofensiva militar.

El Ejército se enfrenta en el noroeste del país a la amenaza talibán, que cada vez se acerca más a la provincia de Punjab y al corazón del país. Pero el jefe de Estado Mayor, general Ashqaf Parvez Kayani, aseguró que el Ejército está decidido a acabar con el terrorismo y que apoya al Ejecutivo en esta lucha.

El Ejército "no permitirá que los milicianos dicten las condiciones al Gobierno o que impongan su forma de vida a la sociedad civil de Pakistán", recalcó. Asimismo, dejó claro que la interrupción de la ofensiva militar en el noroeste tiene como fin dar una oportunidad a la reconciliación y dijo que no debe entenderse como una concesión a los milicianos.

En este mismo sentido se expresó Zardari, quien aseveró que el Gobierno no sucumbirá ante la presión de los milicianos. Sin embargo, defendió la vía del diálogo con quienes están dispuestos a aceptarlo y añadió que la acción militar es sólo un aspecto de la solución.

En una reunión con el enviado especial de Reino Unido para Pakistán y Afganistán, sir Sherard Cowper-Coles, el presidente incidió además en la importancia de que otros países ofrezcan su ayuda a Pakistán. "Necesitamos un plan Marshall que ayude a Pakistán a superar sus problemas socioeconómicos, resultado de los daños sufridos a causa de la lucha contra las milicias y el extremismo", indicó.

PRESIÓN POR PARTE DE ESTADOS UNIDOS

Por otro lado, el jefe del Estado Mayor condenó las declaraciones de algunas "potencias extranjeras" que han cuestionado el futuro de Pakistán y, en este sentido, defendió que un país democrático con 170 millones de habitantes y firmemente respaldado por el Ejército es capaz de atajar cualquier crisis.

Aunque no precisó a quién se refería, Kayani podría estar hablando de Estados Unidos, que está presionando a Pakistán para que se esfuerce más en la lucha antiterrorista. La secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, reconoció ayer que Islamabad está empezando a reconocer la amenaza de la insurgencia extremista que se acerca a las zonas urbanas del país, pero previamente había acusado a las autoridades paquistaníes de estar cediendo cada vez más territorio a los milicianos islamistas.

Según explicó en la Cámara de Representantes, El Gobierno de Barack Obama está intentando convencer al Gobierno paquistaní de que abandone la idea de que India es su amenaza más grave para preocuparse más por el extremismo islámico.

"Cambiar los paradigmas y la mentalidad no es fácil, pero creo que se está generando una conciencia, no sólo en las autoridades paquistaníes sino también en la población general, de que la insurgencia que se aproxima cada vez más a las principales ciudades representa una amenaza", dijo Clinton.

Fuentes de la Casa Blanca anunciaron ayer que el presidente de Estados Unidos se reunirá en Washington a principios del próximo mes con sus homólogos afgano y paquistaní, Hamid Karzai y Asif Alí Zardari, respectivamente, para buscar soluciones al aumento de la violencia en la región.

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