Jerusalén.- Además de los fieles cristianos, pintores, obreros y arqueólogos se encuentran estos días en los lugares sagrados del catolicismo con la misión de preparar Tierra Santa para recibir, en mayo próximo, al Papa Benedicto XVI.
En Jerusalén, varios trabajadores pincelan cuidadosamente los marcos de las puertas y repasan el yeso de las paredes en el Cenáculo -donde según la tradición se celebró la última cena- y próximamente se cerrará la basílica del Santo Sepulcro durante una semana para pintar antes de la llegada del Pontífice.
Mientras, en el Monte del Precipicio de Nazaret, una docena de excavadoras construye una plataforma para albergar al Papa y a los miles de católicos que le acompañarán durante su visita.
En la ciudad cisjordana de Belén las obras de remodelación costarán un millón de dólares y se iniciarán en las próximas semanas, según la Alcaldía.
Se trata de los tres lugares más importantes del cristianismo, y serán el marco en que Benedicto XVI oficiará misas multitudinarias.
La primera, a la que se esperan unas 7.000 personas, tendrá lugar el día 12 de mayo en el Valle del Kidrón o de Josafat, situado a las afueras de Jerusalén y donde, según la tradición judía, tendrá lugar el juicio final.
El segundo oficio será la jornada siguiente en la plaza del Pesebre de Belén y el tercero y más numeroso, con unas 40.000 personas, el día 14 en el Monte del Precipicio, donde un centenar de trabajadores construye a toda prisa un enorme anfiteatro para la misa pontificia.
La misa "estará animada por tres coros locales, uno maronita, otro melquita (greco-católico) y otro latino y contará con al menos una lectura cantada en un rito oriental", dijo a Efe en Nazaret Fray Ricardo Bustos, Guardián del Santuario de la Anunciación.
En el último día de su visita, Benedicto XVI acudirá al Santo Sepulcro, en la vieja ciudadela de Jerusalén, que le esperará con las puertas cerradas hasta que las abra su guardián, el musulmán Wayid Nushive, cuya familia guarda desde hace siglos las llaves del templo.
En el lugar de crucifixión de Jesús "se celebrará una pequeña ceremonia, pero no una liturgia formal", dijo a Efe el padre Ferguson, de la Custodia Franciscana.
Para israelíes y palestinos la peregrinación papal, más allá de cuestiones políticas y religiosas, será el mayor evento turístico del año y un gran escaparate para mostrar la región bajo un foco más amable que las habituales noticias conflictivas de Oriente Medio.
"Calculamos que entre 15.000 y 20.000 peregrinos vendrán en coincidencia con la visita del Papa y que ésta aumente en unos 200.000 el número de peregrinajes el resto del año", explicó a Efe Rafi Ben Hur, director general del Ministerio de Turismo israelí.
Israel invertirá más de siete millones de euros en acondicionar los lugares que recorrerá el Sumo Pontífice con vistas a incrementar el turismo cristiano.
La llegada de Benedicto XVI "es una gran oportunidad para mostrar los lugares más importantes de la cristiandad", explica a Efe John Seligman, arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel encargado de la renovación del Cenáculo.
"Hemos limpiado las paredes, retundido y puesto argamasa entre las piedras y reparado el yeso, que se estaba cayendo, para que el lugar esté presentable para la visita del Papa", explica.
Hasta el último detalle del viaje ha sido cuidadosamente planificado para no herir sensibilidad política o religiosa alguna.
La agenda del Papa "viene a demostrar que, pese a todos los malentendidos, la relación con el mundo judío y el mundo musulmán son muy importantes tanto para la Iglesia Católica como para el Papa personalmente", indicó el custodio franciscano de Tierra Santa, Pierbattista Pizzaballa.
Benedicto XVI llegará el 11 de mayo al aeropuerto de Tel Aviv, donde será recibido por el presidente israelí, Simón Peres, y esa misma tarde visitará el Museo del Holocausto, Yad Vashem, donde rendirá homenaje a los seis millones de judíos asesinados por los nazis y sus aliados.
Al día siguiente se reunirá con el Gran Mufti de Jerusalén (líder religioso de los musulmanes) y con los dos rabinos jefes, que le acompañarán al Templo de la Roca, en la Explanada de las Mezquitas, y al Muro de las Lamentaciones, respectivamente.
Ana Cárdenes
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