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Préstamos de tú a tú: ¿una amenaza para la banca?

  • Unos optan por las comunidades autofinanciadas y se prestan entre conocidos
  • Otros, por las plataformas de P2P a través de Internet
  • Ambos ofrecen intereses más bajos que los de la banca tradicional
Por GEMA FERNÁNDEZ (SOITU.ES)
Actualizado 23-04-2009 19:18 CET

MADRID.-  Ahora que los bancos y cajas de ahorro han cerrado el grifo del crédito, muchas personas optan por los préstamos de tú a tú. Los hay que se unen para dar vida a un fondo común que palie sus necesidades inmediatas de financiación, mientras que otros optan por invertir su dinero a través de una web P2P para solventar los problemas económicos de terceros a la vez que obtienen una interesante rentabilidad. Son fórmulas muy distintas, pero tienen algo en común: prescinden de la intermediación de la banca.

Como en familia

Pagar una mensualidad del alquiler, comprar una lavadora, o enviar dinero al extranjero, son algunas de las cosas que han podido financiar los miembros de las llamadas comunidades autofinanciadas (CAF) por el simple hecho de pertenecer a ellas. Son grupos de personas afines —lo habitual es que les unan lazos familiares o de amistad—, que crean un fondo común con aportaciones de entre 20 y 30 euros para resolver ellos mismos los aprietos que la crisis les presenta mediante microcréditos (en torno a los 300 euros).

Hay unas normas y una metodología claras, como que sólo puedes pedir un máximo de cuatro veces lo invertido, "con lo que cuanto más dinero pones más puedes pedir o, lo que es lo mismo, cuanto más confías en la comunidad más confía ésta en ti", afirma Jean-Claude Rodríguez, 'padre' de este movimiento en España, que ha recibido varios premios.

"Entre los miembros del grupo nombran un tesorero, que se encarga de guardar el fondo común, y un contable, que va tomando nota de lo que entra y sale de la caja", explica José Fernando García, portavoz de Transformando, la ONG encargada de poner en marcha las CAF en Madrid. "Cuando alguno de ellos necesita dinero —explica—, presenta una solicitud y se estudia el caso. De ser aceptada la petición, el beneficiario pagará posteriormente un pequeño interés (generalmente del 1%), que pasará a engrosar la cuenta común de la que se benefician todos los miembros para futuros créditos".

La ventaja es clara: dinero para quien no puede conseguirlo por otros medios. Pero también existen algunos riesgos, como el impago. "Es cierto que no hay garantías tangibles, por lo que debe haber mucha confianza entre los componentes de cada CAF", reconoce Rodríguez.

No obstante, tanto él como García se refieren a las CAF como "grupos de apoyo mutuo más que de servicios financieros". "Es un espacio donde compartir necesidades, preocupaciones, problemas y recursos. Un espacio de socialización, para crear lazos, añadiendo la utilidad del dinero que se aporta, de ahí que sean los inmigrantes los que más participan en esta iniciativa", dice García. De hecho, según Rodríguez, "el 60% de las personas que forman parte de un grupo afirman que la CAF es su única red social".

Las comunidades autogestionadas llevan cinco años funcionando en este país, pero son una práctica popular en Latinoamérica, donde reciben distintos nombres, como "el pasanato" (Bolivia); "la junta" (Perú); "la natillera" (Colombia); o "la cadena" (Ecuador). De allí extrajo la fórmula Jean-Claude Rodríguez para aplicarla en España, "mejorándola para evitar sus carencias y fallos", afirma. Actualmente, existen cerca de una treintena, la mayoría de ellas en Cataluña, pero también en Madrid. En el resto del mundo, "con algún matiz", se puede hablar de que hay unas mil CAF, repartidas por 12 países, incluido Senegal, a donde han llegado partiendo de las comunidades de senegaleses afincadas en Cataluña.

Y es que los préstamos entre amigos y familiares suponen ya un mercado paralelo enorme, que, según estudios que cita FriendsClear, sólo en Estados Unidos supone más de 100 millones de dólares, y en los países en vías de desarrollo es incluso superior al mercado bancario ortodoxo.

Banca 2.0

En este mercado de los préstamos de tú a tú también se han hecho un hueco las plataformas P2P de Internet, donde con un solo 'click' puedes solicitar un préstamo y esperar a que otros usuarios pujen por la oferta. La fórmula es sencilla: se une en un mismo sitio web a personas que necesitan dinero con otras que desean invertirlo a un tipo de interés superior al que ofrecen los depósitos tradicionales.

Comunitae es la pionera en España de este tipo de experiencias, que funcionan con éxito en otros países, como Reino Unido, donde destaca Zopa, o Estados Unidos, con Lending Club como una de las empresas más populares. Hoy ha abierto el proceso para que la gente que quiera prestar o que le presten dinero comience a apuntarse.

Esta plataforma quiere que sus clientes se sientan "banqueros" y les ofrece la posibilidad de prestar su propio dinero (a partir de 25 €) a través de un sistema de subasta. Su negocio está en cobrar una comisión al prestador y otra al prestatario a cambio de emplear la plataforma. Al primero le exige un 1% anual por el saldo prestado, y al segundo le cobra un 1,5% del capital solicitado a la hora de aperturar el crédito, con un mínimo de 60 €.

"Está pensado para que los usuarios pidan préstamos personales de entre 3.000 y 15.000 euros, a un plazo de dos a cuatro años, que serán financiados por otros usuarios a cambio de un tipo de interés que se fijará mediante subasta", explica José Miguel Rotaeche, uno de los fundadores de Comunitae.

A favor del P2P crediticio juegan unos intereses menores (o, en el peor de los casos, iguales) a los de la banca tradicional —entre el 8% y el 13%—, y una rentabilidad que en general supera a la de un depósito —la media de los portales ya en funcionamiento está "en torno al 6%", según Cervera—. El problema, como en el caso anterior, es que, como no se trata de un banco ni una caja de ahorros (ni capta depósitos ni concede préstamos, simplemente los intermedia) este tipo de actividad no está sometido a la regulación vigente para las entidades financieras, ni a la supervisión del Banco de España, sino al marco de la legislación general de protección de los consumidores.

Esto significa que, si alguien incumple los pagos, al portal "no se le puede responsabilizar de nada", explica Abraham Nájera, abogado de CMS Albiñana y Suárez de Lezo, y, como puntualiza su colega Pedro Merry, "intentar una demanda civil para recuperar tu dinero no te compensaría, porque seguramente el coste superaría la inversión perdida". Eso sí, pueden ayudarte a reclamar el cobro, un servicio que ofrece Comunitae a través de Intrum Justitia .

Además, para diversificar los riesgos, el dinero del que presta se divide entre varios prestatarios. Y ante el miedo a la morosidad y la desconfianza que han despertado en los inversores los casos de Lehman Brothers, Madoff, Fórum Filatélico o Banif Inmobiliario, los directivos del proyecto aseguran que "es más seguro prestar ahora que antes de la crisis, porque hay más información". Su fórmula para evitar riesgos: "primero se pasa a los solicitantes por un filtrado de impagados a través de Equifax; después se realiza un scoring predictivo en función de variables sociodemográficas a través de Experian; y, una vez pasado el corte, se otorga una clasificación de riesgo a cada prestatario, en función de la cual recomendamos al prestador aplicar un tipo de interés de entre el 8% y el 13%", aclara Arturo Cervera, el otro socio fundador de la plataforma española.

¿Una ventana abierta a los defraudadores?

Hay que tener en cuenta que los beneficios obtenidos por prestar tu dinero a través de una plataforma P2P tributan como ingresos de capital mobiliario, por lo que están grabados con un 18%, comenta Cervera. Eso sí, "es responsabilidad del prestador declarar los intereses conseguidos a Hacienda, porque esa información nosotros sólo se la facilitamos a él", puntualiza.

Algo muy similar ocurre con las comunidades autofinanciadas donde, según Lidia Bazán, de CMS Albiñana y Suárez de Lezo, también "deberían declararse los intereses conseguidos dividiéndolos a partes iguales entre los integrantes de la CAF", aunque reconoce que "con préstamos tan pequeños seguramente no tributará nadie".

En plena crisis financiera internacional, cuando pymes y particulares tienen dificultades para acceder al crédito, ¿podrían convertirse este tipo de iniciativas en una alternativa a la banca tradicional? En opinión de Rotaeche, "en cierta manera es volver a los orígenes de la financiación, donde personas que confían en otras les prestan dinero a cambio de un tipo de interés".


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