Roma.- El ex dictador argentino Emilio Massera, de 83 años, que será juzgado en Italia por la muerte de tres italianos durante la dictadura de 1976-1983, no se siente culpable y considera que lo que hizo en aquellas fechas es lo que debía para salvar a su país de los "sin Dios", los "sinvergüenzas".
Así lo aseguraron a Efe fuentes que participaron en la evaluación neuropsiquiátrica a la que fue sometido el 3 de diciembre de 2008, en su casa de Buenos Aires, que evidenció, según decidió un tribunal de Roma, que está en plenas facultades para ser sometido al juicio, que comenzará en Roma el próximo 30 de septiembre.
Massera se cree "uno que ha sido un héroe, que está orgulloso de sí, un salvador de la patria, uno que evitó el caos, que no entiende cómo desde Italia se le pretenda juzgar", agregaron las fuentes.
Las fuentes subrayaron el sentido de la ironía del anciano ex dictador, el juego de palabras que usó durante la sesión y el doble sentido de su discurso.
Asimismo resaltaron que Massera se siente descuidado por su familia y tenía "ganas" de hablar, pero no contar cosas "de las que no se siente culpable", sino de hablar y prueba de ello es que contó, entre otras, que era un gran experto en vinos y coñacs.
La pericia, a la que ha tenido acceso Efe, la realizó en español el psiquiatra italiano Piero Rocchini, lo que le pilló en un primer momento desprevenido, ya que esperaba, según las fuentes, que las preguntas fueran en italiano y después traducidas, lo que le permitiría "ganar tiempo" y "preparar" la respuesta.
A la evaluación asistieron su esposa y un hijo, Emilio, a quienes, según el informe, tuvieron que pedirle en algunos momentos que salieran de la habitación, ya que estaban entorpeciendo la sesión.
Y es que la esposa y el hijo gritaron varias veces: "Dejad de torturarle, basta con esas torturas". El hijo, además, interrumpió con vehemencia en otras dos ocasiones el examen gritando: "Basta ya, basta ya, el examen ha durado bastante".
Esas interrupciones, según la pericia, "bloquearon" algunas respuestas "correctas" de Massera.
Las fuentes dijeron a Efe que realizar la pericia no fue fácil, ya que no hubo colaboración por parte de la familia. A este respecto, en el informe se señala que "no fue posible" utilizar a la mujer y al hijo como "fuentes" en los momentos que el ex dictador presentaba "escasa memoria".
En el informe se destaca que no fue posible "comprobar" otras documentaciones sanitarias del ex militar que las ya incluidas en el peritaje del profesor Roberto Tatarelli, anterior al de Rocchini, al quien el juez italiano Marco Mancinetti pidió este peritaje.
En esa documentación se incluían, entre otras, las pericias de varios médicos argentinos, hechas en 2004. En todas se señalaba que Massera no estaba en condiciones psicofísicas para afrontar un juicio.
A este respecto, las fuentes precisaron que la colaboración por parte argentina fue escasa y señalaron que algunos de los informes que no le consideraban apto para el juicio fueron hechos por médicos hijos de militares de la Armada.
Durante la evaluación, Massera caminó sólo por la habitación y según el examen mantiene un buen "esquema corpóreo", estuvo "lúcido" y "consciente", habló siempre con voz tranquila, frases bien construidas y control de comportamiento y de la situación "y supo dirigir el coloquio, bloqueando contestaciones con un 'no recuerdo'".
"En ningún momento surgieron elementos que pudieran indicar disturbios psicosensoriales", destaca el informe, que señala los test a los que fue sometido, que demostraron el deseo de Massera de alterarlos "con una colaboración no sincera", pero que evidenciaron las pruebas.
"Respecto a su procesamiento en Italia declaró, a pesar de no mostrarse sorprendido de la visita pericial, que no sabía absolutamente nada, presentando una aparente absoluta inconsciencia sobre el significado de la actual investigación", subraya el documento.
Massera agregó, "con tono irónico", según el informe, "me viene a ver tanta gente...".
El informe concluye que Massera no padece una patología psiquiátrica que comprometa su "pleno conocimiento" de tal manera que impida su consciente participación en el juicio.
"Eduardo Massera debe ser considerado plenamente en grado de estar en el juicio, a pesar de los posible intentos manipuladores, más o menos conscientes, llevados a cabo a través de la exacerbación, incluso de manera asombrosa, de síntomas psíquicos ficticios", concluye la pericia.
La aceptación del informe le llevará al banquillo en Roma por su supuesta implicación en la muerte y desaparición de los italianos Angela Aietta Gullo, Giovanni Pegoraro y de su hija Susana, entre 1976 y 1977.
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