Zaragoza.- El consejero de Agricultura y Alimentación, Gonzalo Arguilé, ha insistido hoy en que está a favor de "la ciencia y de la aplicación de la biotecnología a la agricultura y la alimentación" y en contra de la hipocresía de muchos que rechazan los transgénicos y posteriormente los consumen.
En una conferencia de prensa en Zaragoza, en la que ha presentado el Plan Renove para maquinaria agrícola, Arguilé se ha preguntado por qué se ha abierto el debate sólo sobre el maíz modificado genéticamente y nadie habla de los tomates, de las berenjenas o de la soja.
Mañana se celebra una manifestación en Zaragoza contra los transgénicos, y según el consejero muchos de los que protesten irán luego "a un restaurante japonés o chino y consumirán el aceite de soja como una cosa exótica o comerán brotes de soja", cuando se trata de un producto que está modificado en el 90 por ciento de los casos.
"A mí no me parece mal, a mí lo que me parece mal es que uno proteste y luego en su casa siembre maíz modificado genéticamente, que los hay. Eso es lo que me sabe malo", ha insistido el titular del Departamento de Agricultura.
Además, ha explicado que España es deficitaria en consumo de cereales y se importan más de diez millones de toneladas anuales, una gran parte para la provincia de Huesca, de Zaragoza y de Lérida, y precisamente una gran producción de los excedentes de Francia están en el sur del país.
Por ello, ha hecho hincapié en que "Francia está deseando que estas manifestaciones se produzcan a menudo" para que Aragón no pueda aumentar su producción aplicando la biotecnología y así seguir exportando, "porque les cuesta muy poco el transporte".
Ha lanzado un mensaje de tranquilidad a la sociedad y ha dicho que todo lo que se produce y se importa genéticamente modificado está aprobado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA), y además el trámite para autorizar la importación de semillas o productos de este tipo "es larguísimo y costosísimo".
Más de 12.000 productos que están en los lineales de los supermercados tienen incorporados productos genéticamente modificados, ha dicho.
A su juicio, dentro de no muchos años "seremos en el mundo más diez mil millones de personas" y si no aplicamos la biotecnología tenemos dos opciones: deforestar mucho más para tener más superficie disponible donde producir más alimentos o no deforestar nada y aplicar los avances de la ciencia y producir más en la misma superficie.
"Yo lo que quiero es que se acabe el hambre en el mundo y esto va a contribuir a ello", ha recalcado.
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