Bagdad.- La oleada de recientes ataques en Irak, que hoy ha dejado 17 soldados heridos en el oeste del país, ha despertado los temores de que vuelva la violencia al país árabe en un momento en el que EEUU se prepara para retirar sus tropas.
Según analistas iraquíes, los atentados, que ocurren tras meses de relativa calma y que han causado ya un centenar de muertos en 10 días, vuelven a poner sobre la mesa la cuestión de si el Ejército y las fuerzas de seguridad iraquíes serán capaces de controlar la situación, tras el repliegue total de EEUU previsto para finales del 2011.
Precisamente, el último ataque perpetrado hoy fue contra una base militar iraquí en Habaniya, a unos 70 kilómetros al oeste de Bagdad, donde al menos 17 soldados resultaron heridos en un atentado suicida, según un comunicado del Ministerio de Defensa.
Antes, fuentes policiales habían señalado que eran 18 los uniformados fallecidos en ese ataque y 53 los heridos.
Un día antes, 11 personas perdían la vida y otras 23 resultaban heridas en otro atentado suicida en Kirkuk, 250 kilómetros al norte de Bagdad, donde un terrorista empotró su coche, cargado con explosivos, contra un minibús que transportaba a trabajadores de la Compañía de Petróleo del Norte de Irak.
Tal es la inquietud creada ante los atentados, que el jeque Abdelmahdi al Karbali, representante del ayatolá Alí Sistani, máxima autoridad chií del país, advirtió en su sermón del viernes pasado, que los actos de violencia "deberían actuar como una campana de alarma para todos los iraquíes".
Para el analista político Samir Nazem, el incremento del número de ataques en los últimos días se debe a "una relajación en la seguridad".
"La indiferencia de los efectivos destacados en los puestos de control para llevar a cabo sus obligaciones en el registro de vehículos e individuos ha llevado a una penetración (de los terroristas) en la seguridad", explicó Nazem a Efe.
Los ataques se producen tras un período de relativa tranquilidad en Irak, que vive inmerso en un conflicto armado desde la invasión, que encabezó EEUU, en marzo de 2003 para derrocar el régimen del dictador Sadam Husein.
Ahora, el Ejército de EEUU se prepara para iniciar el repliegue de sus tropas en septiembre próximo, cuando está previsto que 12.000 de sus 147.000 soldados, presentes en Irak, sean evacuados en una retirada que culminará en diciembre de 2011.
Nazem considera que "el repliegue de las tropas estadounidenses de Irak será catastrófica, especialmente porque las fuerzas de seguridad (iraquíes) todavía son incapaces de tratar con estas situaciones", en referencia a los ataques.
Sin embargo, los militares de EEUU tampoco se han librado de los atentados.
De hecho, el viernes pasado, cinco soldados estadounidenses y dos agentes iraquíes fallecieron en otro ataque suicida contra una base conjunta del Ejército norteamericano y la Policía en Mosul, a unos 400 kilómetros al norte de la capital.
Según el analista político Mahdi al Yaburi, Mosul, uno de los bastiones de Al Qaeda en Irak, el país puede convertirse en uno de los principales escenarios de atentados y centro de actividades de grupos insurgentes, por "la falta de consenso entre los distintos bloques políticos".
Mahdi apuntó a Efe que al factor de la división política habría que añadir "la continuación del conflicto entre los kurdos y los árabes sobre los llamados territorios polémicos", entre los que también se encuentra la disputada ciudad de Kirkuk.
El aumento de la violencia en el país árabe coincide con una tensión sin precedentes entre el Gobierno y las milicias tribales suníes, llamadas Consejos de Salvación, creadas hace más de dos años para luchar contra la insurgencia vinculada a Al Qaeda, y cuyo control ha sido entregado por EEUU al Ejecutivo iraquí.
Las diferencias, que han provocado enfrentamientos entre soldados y milicianos, se agudizaron a raíz de la detención del jefe de un comando local de los Consejos de Salvación, el 28 de marzo pasado, en Bagdad, lo que desató choques armados en la capital, que causaron tres muertos y varios heridos.
Además, los milicianos han sido objetivo de ataques, el último hace cinco días, donde al menos nueve miembros de los Consejos de Salvación murieron y otras 32 personas resultaron heridas en un atentado contra un cuartel mixto de la milicia y el Ejército iraquí en Iskandariya, en el sur de Irak.
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