La decisión anunciada ayer por la Casa Blanca de reducir las restricciones para viajar a Cuba y para enviar remesas —que en la práctica supone un levantamiento parcial del histórico embargo— fue acogida con división por el exilio de Miami, con gran satisfacción por parte de la mayoría de los cubanos de la isla y con cautelas por los integrantes del régimen.
La decisión del presidente Barack Obama, que se aplicará lo antes posible, no contentó por igual a todas las asociaciones de exiliados cubanos que se verán afectados por la misma (pues sólo podrán acogerse a ella, por el momento, los ciudadanos cubano-estadounidenses). Así, para la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA), se trata de "un paso significativo en esta nueva dirección de la política de EEUU" respecto a la isla, según manifestó a la agencia Efe su presidente, Francisco 'Pepe' Hernández.
No obstante, Hernández se mostró escéptico con respecto a la posibilidad de que la medida propicie un cambio en la política del régimen cubano, aunque señaló que la orden va a "quitarle mucho del discurso que ha mantenido sobre el Gobierno estadounidense". Por contra, para la presidenta del Consejo por la Libertad de Cuba, Ninoska Pérez, esta decisión de Obama "manifiesta una debilidad tremenda", pues, a su entender, "es una concesión que ofrece sin que Cuba tenga que hacer ningún cambio".
Donde parece que sí ha sido bien acogida la medida es en la isla. Miles de cubanos tuvieron conocimiento del levantamiento de las restricciones —impuestas en 2004 por la Administración Bush— a través del noticiario de la noche. Los analistas destacaron la rapidez con la que el ŕegimen castrista reaccionó a este anuncio, a diferencia de otras informaciones 'sensibles'. Quien también se pronunció públicamente es Fidel Castro a través de un nuevo artículo, donde el viejo dictador asegura que "Cuba ha resistido y resistirá", y que "no extenderá jamás sus manos pidiendo limosna".
Se calcula que hay cerca de dos millones de cubanos en Estados Unidos que hasta ahora sólo podían viajar a la isla cada tres años, por un máximo de dos semanas cada vez y con poco dinero. En el aeropuerto de La Habana, según relatan varias agencias, los 'adiós' se fueron mudando por un 'hasta luego'. Ahora se espera que el régimen de la isla también permita los viajes de los cubanos a Estados Unidos.
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