Kabul.- Inspirado por el ejemplo de Barack Obama, el ex ministro afgano Ramazan Bashardost, miembro de la minoría hazara del país, está convencido de que podrá arrebatarle la presidencia a Hamid Karzai en las elecciones de agosto próximo.
El afroamericano "Obama también pertenece a una minoría. Si él pudo hacerlo, ¿por qué yo no?", dijo el candidato en entrevista con Efe.
El diputado hazara -tercer grupo étnico del país, que representa alrededor del 10 por ciento de la población y profesa el chiísmo- recibió a Efe en su particular hogar: una modesta tienda de campaña situada frente al Parlamento.
"Mi principal objetivo es encontrar apoyo entre pastunes, tayikos, uzbekos (...). Ahora mismo obtendría el 80 por ciento de los votos en unos comicios libres", vaticinó un optimista Bashardost, nacido en 1965 en la provincia central de Ghazni.
Fue en 2006 cuando Bashardost consiguió un asiento en la Cámara Baja como independiente al convertirse en el tercer candidato más votado en Kabul en los comicios parlamentarios.
Sus opiniones son consideradas excéntricas en los círculos periodísticos, pero durante los últimos años ha ganado popularidad en Afganistán y, aunque no está entre los favoritos para desbancar a Karzai, sí que cuenta con simpatía popular, sobre todo por sus aceradas críticas contra el Gobierno.
"Yo soy una opción contra el narcoestado, contra la corrupción del Gobierno y también para establecer un sistema que permita la recaudación de impuestos", aseguró.
Bashardost formó parte del Ejecutivo de Karzai, como ministro de Planificación entre 2004 y 2005, aunque pronto dimitió y atrajo la atención de propios y extraños por sus ideas y maneras.
"Empecé una investigación y descubrí que buena parte de las ONG destinaban un 70 por ciento de sus fondos a asuntos logísticos y sólo un 30 por ciento a la reconstrucción de Afganistán. Quería echar a 1.935 ONG, todas ellas corruptas, pero Karzai rechazó la idea y entonces dimití", relató.
Bashardost se quedó sin oficina y decidió instalarse en su tienda de campaña y, tras conseguir el acta de diputado en 2006, acampó frente al Parlamento y trasladó allí su pintoresco tinglado, donde guarda carteles con su imagen, folletos y carpetas con folios y más folios que carga desde su peculiar oficina hasta la deslucida Cámara legislativa, al otro lado de la carretera.
"Fue una gran sorpresa que un hombre dimitiera por el interés nacional. Y luego me instalé aquí. No he gastado ni un dólar en la campaña. Nadie confiaba en mí para convertirme en diputado y lo conseguí", celebró con un gesto de visible satisfacción.
Para los comicios presidenciales del 20 de agosto, Karzai tiene el crédito agotado, según Bashardost, quien afirmó que "Obama sólo puede optar por el cambio" retirándole su apoyo.
Y los otros tres candidatos más prominentes que tienen previsto concurrir (el ex ministro de Exteriores Abdullah Abdullah, el ex titular de Finanzas Ashraf Ghani y el ex ministro del Interior Ali Ahmad Jalali) son "huérfanos" del anterior presidente de EEUU, George W. Bush, por haberse integrado en el Gobierno de Karzai, dijo.
Para los planes de Bashardost, no hay impedimento en pertenecer a los hazara, minoría de procedencia mongol y oprimida durante el régimen talibán suní.
"Los pastunes -etnia propia de los talibanes- son los que más me apoyan", aseguró.
Y, para apuntalar su candidatura, tiene una sencilla receta contra la violencia talibán: su elección como presidente, momento a partir del cual los insurgentes "dejarán de luchar" automáticamente, ya que Bashardost se ha granjeado el "apoyo" de sus comandantes.
"Los talibanes no luchan contra Obama, sino contra los ex muyahidines como el propio Karzai, que todavía están en el Gobierno y que los habían matado en el pasado. Yo nunca he luchado contra ellos", arguyó.
Tras la invasión soviética de 1978, Bashardost abandonó Afganistán y se exilió en Irán y Pakistán, para trasladarse en la década de 1980 a Francia, donde se doctoró en Derecho. Volvió a su país en 2002, tras el fin del régimen talibán.
Y ahora, siete años después, el diputado hazara, que predica una idea nacional como receta para aderezar la ensalada étnica de Afganistán, quiere dar el gran salto: de una tienda de campaña al Palacio Presidencial.
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