San Sebastián.- Un juzgado de San Sebastián ha condenado a un hombre que está procesado por una agresión sexual a una chica en el barrio donostiarra de Riberas de Loiola a 2 años y 3 meses de cárcel por unos abusos que había cometido tres meses antes sobre otra joven en el ascensor de un inmueble de la capital guipuzcoana.
La agresión sexual de Riberas de Loiola, por la que es conocido el imputado, de origen latinoamericano, y que causó gran conmoción en San Sebastián, tuvo lugar la madrugada del 25 octubre de 2008 en el citado barrio de nueva construcción, en un portal en el que el procesado abordó por la espalda a una chica de la que supuestamente abusó.
La Policía halló una huella dactilar del imputado en un botón del ascensor que hay en el lugar en el que se produjeron los hechos y un testigo identificó fotográficamente al inculpado, que además portaba un llavero propiedad de la víctima en el momento de su arresto.
En el auto de encarcelamiento, al que entonces tuvo acceso Efe, la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de San Sebastián decretó el ingreso en prisión provisional del procesado, de 22 años, por todos estos motivos y las "múltiples contradicciones" en las que incurrió el inculpado en su declaración, habida cuenta del "desasosiego" y "alarma social" que provocó este suceso en Guipúzcoa.
La sentencia que le condena ahora a dos años y tres meses por unos abusos previos cometidos el 1 de julio de 2008 explica como sobre las 11:20 horas de aquel día el procesado y su víctima, de 18 años, coincidieron en un ascensor de un inmueble del barrio de Amara Viejo de San Sebastián.
El acusado y la chica subieron juntos en el elevador hasta que la joven llegó a su piso y, al intentar abandonar el ascensor, el inculpado aprovechó el momento en el que su víctima le dio la espalda, "la agarró desde atrás por los pechos" y tiró de ella "intentando retenerla" contra su voluntad.
El documento judicial, al que ha tenido acceso Efe, precisa que la joven, forcejeó con su agresor y se resistió mientras pedía auxilio, gritos que fueron escuchados por su padre, su primo y una amiga, quienes acudieron en su ayuda y retuvieron al acusado hasta la llegada de la Policía.
Para condenar al imputado, la sentencia otorga total credibilidad a la versión de la víctima, cuya declaración se ha mantenido firme a lo largo de todo el procedimiento sin "ninguna contradicción relevante" y con la corroboración de los testimonios de los testigos que acudieron a socorrerla.
El texto considera además que la explicación ofrecida por el agresor durante el juicio resulta "inverosímil", pues intentó excusarse diciendo que había confundido a la víctima con su novia, un testimonio "endeble y sin fundamento" ya que no resulta "creíble" que no llegara a ver la cara de la víctima en ningún momento.
Por este motivo, la sentencia condena al procesado por un delito de agresión sexual a dos años y tres meses de prisión y a indemnizar a su víctima con 3.000 euros por los daños morales causados.
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