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La iniciativa contra las restricciones de viaje a Cuba abre una nueva lucha en el Congreso de EE.UU.

EFE
Actualizado 02-04-2009 22:48 CET

Washington.-  Un proyecto de ley bipartidista para eliminar las restricciones de viaje a Cuba para todos los estadounidenses, apoyada hoy incluso por un ex prisionero político cubano, ha abierto un nuevo frente de lucha en el Congreso de EE.UU.

La "Ley para la Libertad de Viajar a Cuba", presentada y promovida en ambas cámaras del Congreso, elimina las restricciones de viaje a la isla que, según los congresistas, violan un derecho constitucional de los estadounidenses.

Durante una rueda de prensa, miembros de la Cámara de Representantes de EE.UU., liderados por el demócrata Bill Delahunt y el republicano Jeff Flake, reiteraron hoy un argumento que sus pares en el Senado esgrimieron el martes pasado: solo una apertura hacia la isla propiciará un cambio democrático.

Delahunt explicó que no se trata únicamente de la política hacia Cuba, sino de "cambiar una política del Gobierno que afecta a los estadounidenses", quienes pueden viajar a Corea del Norte, Irán, China, Vietnam o Uzbekistán, pero no a la isla, a 144 kilómetros de Florida.

"Esta es una sanción no contra los cubanos, sino contra los estadounidenses", aseguró, por su parte, Flake.

En declaraciones a Efe, la cubanoamericana Silvia Wilhelm, directora de las organización no gubernamental Puentes Cubanos, dijo que es hora de cambiar una "fallida política", en momentos en que es "muy posible" porque hay un nuevo Congreso, una nueva Administración.

"Es un buen momento para corregir esa política. Queremos ser embajadores de buena voluntad para el pueblo cubano", enfatizó.

La iniciativa cuenta con más de 120 patrocinadores en la cámara baja y es respaldada por demócratas de corte progresista, algunos dirigentes del exilio cubano, republicanos a favor del libre comercio, líderes de estados agrícolas que buscan ampliar sus exportaciones a Cuba y representantes de la Iglesia católica.

En 2008 las exportaciones agrícolas de EE.UU. a Cuba fueron de alrededor de 700 millones de dólares, y los activistas creen que la medida ayudaría a aumentar ese comercio.

Salvo algunas excepciones para ciertos grupos y con el debido permiso del Gobierno, EE.UU. prohíbe los viajes a la isla mayor de las Antillas, y quienes violan la ley afrontan multas de hasta 7.000 dólares.

La tesis sobre las ventajas de una mayor apertura con el pueblo cubano la defienden grupos como la Federación de Agricultores de EE.UU., la Cámara de Comercio y Human Rights Watch, entre otros.

Sin embargo, los legisladores de origen cubanoamericano, entre ellos el senador demócrata Bob Menéndez y su colega republicano Mel Martínez, insisten en que Cuba ya tiene relaciones comerciales con Europa y América Latina y eso no ha mejorado la situación en la isla.

Consideran que EE.UU. no debe "premiar" al régimen castrista con divisas del turismo estadounidense, y que es el Gobierno cubano el que tiene que dar pasos significativos hacia la democracia.

Así, grupos de todo el espectro político, y por distintas razones, apoyan levantar las restricciones y, a largo plazo, eliminar el embargo impuesto en 1962.

En una rueda de prensa paralela, el ex prisionero político cubano, Pedro Pablo Álvarez Ramos, estimó que el intercambio directo con los estadounidenses permitiría que los cubanos conozcan "la verdadera realidad del mundo libre".

Álvarez Ramos, ex secretario general del Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC), dijo que el embargo no ha surtido el efecto deseado en 47 años.

"En esta situación actual de aislamiento, es el Gobierno cubano el que se beneficia y es lo que queremos que entiendan muchas personas", insistió en el marco de una conferencia sobre la situación de los trabajadores en la isla.

Algunos economistas, entre ellos el Grupo Brattle, vaticinan que sin las restricciones hasta tres millones de turistas estadounidenses viajarían a la isla cada año, y eso fomentaría la creación de empleos y una mejora general en el estándar de vida del pueblo cubano.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afronta presiones para modificar la política hacia Cuba y su viaje a la V Cumbre de las Américas en Trinidad y Tobago, entre el 17 y 19 de abril próximos, solo ha aumentado las expectativas.

Durante la contienda electoral, Obama prometió levantar las restricciones de viajes y remesas de los cubanoamericanos y, en la actualidad, el Departamento de Estado revisa la política hacia la isla.

Tanto en el Congreso como entre algunos sectores del exilio cubano, la esperanza es que el jefe de la Casa Blanca anuncie un cambio antes o durante el encuentro de Trinidad y Tobago.

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