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China y Rusia quieren otra moneda para cargarse al dólar

  • Llevan una propuesta para crear una divisa de reserva supranacional
  • EEUU ya ha mostrado su oposición, porque el dólar perdería su hegemonía
  • Políticos y economistas no se ponen de acuerdo sobre la viabilidad del proyecto
  • Otros intentos anteriores han fracasado
Por GEMA FERNÁNDEZ (SOITU.ES)
Actualizado 02-04-2009 10:03 CET

MADRID.-  La hegemonía del dólar como moneda de reserva internacional podría estar en peligro. Dos de los gigantes mundiales, China y Rusia, se han propuesto luchar por un cambio radical en el sistema financiero internacional. A la mesa del G20 en Londres llevan dos propuestas claras: la creación de una nueva divisa supranacional común, bajo el control del Fondo Monetario Internacional (FMI); o, en su defecto, la ampliación del círculo de divisas de reserva. Ambas opciones suponen un duro golpe al ego estadounidense y a la Reserva Federal, ya que el dólar es la referencia económica mundial desde que, tras la Segunda Guerra Mundial, arrancó este liderazgo a la libra esterlina.

Zhou Xiaochuan, gobernador del Banco del Pueblo de China (el banco central chino), lleva días preparando a las masas para una de las principales propuestas que su país va a defender en la reunión de jefes de estado que se celebra en la capital británica. Ha hecho públicas sus intenciones a través de varios discursos colgados en su web. En ellos insiste en que "la crisis ha demostrado que es el momento de que la arquitectura financiera mundial cambie y que el dólar de paso a una nueva moneda supranacional" gestionada por el FMI, para que su valor no pueda verse afectado por la política doméstica de un solo país.

Según Zhou, el objetivo sería "crear una reserva internacional desconectada de países particulares y capaz de mantenerse estable a largo plazo, evitando así las deficiencias inherentes causadas por el uso de monedas nacionales". Propone como marco para la creación de esta moneda supranacional los "Derechos Especiales de Giro" (DEG). Esta 'moneda virtual', cuya cotización promedia las del dólar, el yen, la libra y el euro, es un activo internacional de reserva creado en 1969 por el FMI, pero sólo es utilizado por gobiernos e instituciones internacionales.

Dudas y risas

Hay a quien esta idea le hace soltar una sonora carcajada. David Cano, de Analistas Financieros Internacionales (AFI), no la ve viable "en ningún sentido". En su opinión, "tiene que haber distintas monedas para que la economía funcione", y le extrañaría mucho que una propuesta así saliese adelante. Si finalmente ocurriese, dice que tendrán que "ponerse las pilas y aprender muchas cosas".

Tampoco ve muy claro el futuro de esta propuesta el catedrático de Economía Aplicada de la Uned Fernando Pampillón. "Será muy complicado llevarla a la práctica, porque los países deberían estar dispuestos a ceder su soberanía monetaria y aceptar unas reglas del juego internacionales, como la imposición de límites al déficit público", explica. Para que pudiese llevarse a cabo en un futuro largoplacista, este experto considera que habría que "hacer muchas negociaciones, porque es más una cuestión política que económica", y darle mucho más poder al FMI.

Sin prisa, pero sin pausa

El gobernador del banco central chino es consciente de que la creación de una nueva reserva supone un plan a largo plazo, que exige visión de futuro y el valor de los líderes mundiales; pero el país no va a cejar en su empeño, y está dispuesto a adoptar un papel más participativo en el panorama económico internacional.

Tiene sus motivos, y es que, a pesar de haberse visto golpeada por la crisis, China cuenta con la mayor reserva de divisas del mundo, cercana a los 2 billones de dólares. Más de la mitad de este dinero está invertido en bonos del Tesoro estadounidense, así como en otro tipo de fondos valorados en la divisa norteamericana. Y se plantea seguir invirtiendo.

Algo muy similar le ocurre a Rusia, que también tiene sus activos de reserva en dólares. Por eso su viceministro de Exteriores, Andrei Denisov, defiende la posibilidad de introducir una divisa supranacional común. En su opinión, sería un medio que "impediría el estallido de crisis financieras globales". "Ya existe el prototipo: los Derechos Especiales de Giro. De ahí que el asunto no consista en si llegaremos a una nueva divisa mundial, sino en cuándo y cómo ocurrirá", decía hace unos días el diplomático en la sede de la ONU. "Si vamos a hablar de una reforma seria del sistema financiero mundial a través de una cadena de pasos sucesivos, la creación de divisas regionales es perfectamente posible", estima Denisov.

Dimitri Smyslov, experto del Instituto de Economía Mundial y de Relaciones Internacionales de la Academia Nacional de Ciencias rusa opina que la propuesta que su país lleva al G20 "es un libreto posible". En ella se plantean dos ideas: bien la creación de una moneda supranacional, bien la ampliación del círculo de divisas de reserva. Smyislov sabe que EEUU se opondrá a la idea del reemplazo del dólar por tal moneda internacional de reserva, y, sin su visto bueno, "es imposible plasmar esta idea". Así, considera que "lo más probable es la plasmación de la segunda variante, es decir, que la comunidad internacional apruebe la idea de la creación de unas cuantas monedas de reserva". En su opinión, esto inducirá a EEUU a "aplicar una política económica más diversificada", y el dólar "se comportará más equilibrada y prudente en la arena financiera mundial, a fin de impedir en el futuro crisis como la actual", concluye.

En cualquier caso, la decisión de crear una moneda mundial debe ser aprobada por todos los participantes del intercambio económico y financiero internacional. Sólo entonces podrá realizarse esta idea. Mientras tanto, el presidente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, declaraba la semana pasada que, la idea de introducir una nueva moneda de reserva en lugar del dólar "está perfectamente fundada", y que "en los próximos meses se realizarán conversaciones sobre el asunto".

La historia en su contra

La propuesta de creación de una divisa supranacional de reserva viene de lejos, pero cada iniciativa tomada ha acabado desinflándose. Ya en 1940, Keynes propuso introducir una unidad monetaria internacional a la que llamó "Bancor", basada en el valor de 30 materias primas representativas; pero su propuesta no fue aceptada.

Tampoco fue fácil poner en marcha una moneda única europea. La Unidad Monetaria Europea (ECU) se creó como una divisa de integración en 1979 y no tuvo una acogida significativa hasta que esfuerzos concretos (y una buena cantidad de dinero) de las autoridades europeas la transformó en el euro dos décadas después.

Pero incluso el euro, considerada "la innovación monetaria más exitosa de los últimos tiempos", sigue siendo hoy una segunda opción después del dólar en el uso internacional. De hecho, un 80% de las transacciones internacionales, un 70% de las importaciones mundiales y la casi totalidad del comercio petrolero se realizan en dólares, según el Banco Mundial y el Departamento de Comercio estadounidense. Además, el Banco Internacional de Pagos —el banco central de los bancos centrales— asegura que el dólar continúa siendo la "moneda favorita de los bancos centrales" y representa un 55% de sus activos y pasivos en moneda extranjera.

Es por ello que "si EEUU y el dólar colapsaran, simultáneamente colapsarían el comercio exterior, el sistema financiero y el sistema económico productivo mundial", advierte Manuel Romera, director financiero de la IE Business School. Una teoría que apoyan economistas y expertos de todo el mundo. ¿Qué hacer entonces?

Evidentemente, Obama no va a ceder ni lo más mínimo en este pulso. Tanto Ben Bernanke —el presidente de la Reserva Federal—, como Timothy Geithner —el secretario del Tesoro—, renuncian categóricamente a la posibilidad de permitir que el dólar sea despojado de su status de moneda de referencia. Y está por ver lo que harán los países europeos, a los que la crisis financiera global ha dejado al desnudo los inconvenientes inherentes a una moneda común.

Pero, de crearse esta nueva moneda, no podemos olvidar un detalle muy importante: el nombre. No parece que "Derechos Especiales de Giro" sea el más adecuado... ¿Tú qué opinas?

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