Disminuyen las esperanzas de encontrar con vida a los más de 200 inmigrantes desaparecidos en el naufragio este domingo de una embarcación que salió desde la costa de Libia hacia Italia. Así lo ha dicho el jefe de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Trípoli, Laurence Hart, al término de las operaciones de búsqueda.
De momento, los guardacostas libios sólo han recuperado los cadáveres de 20 inmigrantes clandestinos. Además, han sido rescatadas con vida entre 21 y 23 personas. Sin embargo, nada se sabe del resto de las 257 personas que viajaban en la embarcación, con una capacidad para 50 pasajeros, dijo Hart.
Después de las primeras informaciones confusas sobre el número de ocupantes y embarcaciones naufragadas en el Mediterráneo, esta organización, la OIM, ha señalado que, de acuerdo con sus fuentes diplomáticas en Trípoli, son cerca de 300 los inmigrantes que han desaparecido en tres embarcaciones. Mientras, las autoridades libias y egipcias rebajan esta cifra a unos 250.
En el barco que zozobró, una embarcación pesquera antigua de madera con dos niveles en los que se apiñan los emigrantes, viajaban personas de múltiples países de Asia, África del Norte y subsahariana. Entre los ocupantes había indios, pakistaníes, bangladeshíes, somalís, eritreos, egipcios, tunecinos, argelinos y de otras nacionalidades, indicó un responsable de la OIM . Al parecer, la barcaza partió el domingo desde la población de Sidi Bilal Janzur, cerca de la capital Trípoli, y pudo sufrir el hundimiento por el fuerte viento y oleaje que se registraba en alta mar.
Otro barco de madera, con 356 clandestinos a bordo, estuvo a punto de zozobrar el lunes frente a las costas de El Bouri, cerca de Trípoli, según confirmó Hart e informó hoy el diario libio Oea. Todos los ocupantes de esta última embarcación pudieron ser rescatados por los guardacostas libios. Oea indicó que 17 de ellos fueron trasladados a un hospital de Trípoli para recibir atención médica y que los restantes fueron llevados a un centro de acogida de esa capital.
Libia se ha convertido en los últimos años en la puerta de salida de África por la que huyen al primer mundo miles de africanos —sobre todo jóvenes egipcios, país con elevadas tasas de paro—. Por la proximidad geográfica, el destino de estos 'sin papeles' suele ser Italia (la isla de Lampedusa), a cuyas costas llegaron el año pasado unos 30.000 inmigrantes. La situación guarda muchas similitudes con España (sobre todo las islas Canarias) donde arriban miles de subsaharianos que parten en cayucos desde Marruecos, Senegal o Mauritania.
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