VARSOVIA (POLONIA).- Varsovia y Polonia son maravillosas y diferentes a lo que los españoles o latinos conocemos. Tienen costumbres y maneras de comprender la vida peculiares, pero sorprendentes. Sin embargo, es oportuno conocer algunos consejos antes de zambullirse y profundizar en sus secretos. Son una docena de advertencias que serán contestadas con otras doce recomendaciones.
En España y en el mundo latino, por lo general, somos muy tocones. Nos gusta el contacto físico y la cercanía entre los interlocutores en una conversación. Una costumbre que no es tan bien vista en el resto de los países occidentales, y Polonia no es una excepción. Dejad los besos en las mejillas en casa hasta que exista confianza con la otra persona (es decir, que haya habido intercambio de los números del móvil y hayáis compartido alguna juerga en condiciones. Lo primero suele venir después de lo segundo). Mientras tanto, los apretones de mano son la mejor solución tanto con mujeres como con hombres. Y otra cosa que no agrada son las palmaditas en el brazo o la espalda ni demás sutilezas.
En Polonia no se dan gratuitamente los buenos días ('Dzien dobry') ni se regala un hola ('Czesc') si no conoces realmente a la otra persona. Por ejemplo, si te cruzas con un vecino en la escalera o coincidís en el ascensor, lo normal es aguantar el silencio hasta el final, como si de una especie de pulso psicológico se tratase. Además, en una conversación, si la otra persona no te mira a los ojos cuando hablas o no asiente o niega constantemente, no quiere decir que no te escuche, es por educación. Aquí interrumpir a alguien que está hablando es grosero. Pero por el contrario, las palabras 'Pan' y 'Pani' (señor y señora) se usan en casi todas las situaciones. Desde para comprar un billete al conductor del autobús hasta para pedir a alguien que mueva su coche en doble fila que te deje salir, o desde para hablar con los padres de tu pareja hasta con una persona que ha bebido más de la cuenta.
En Varsovia existen dos tipos de fiestas: beber en casa o salir de clubs. La primera opción puede ser la previa de la segunda o el broche final cuando cierran los locales. Sin embargo, mientras que en España se bebe para divertirse y socializarse con los demás, en muchos casos, en Polonia el fin último es emborracharse lo máximo posible. Por ello no resulta extraño ver una mesa de personas en torno a una botella de vodka que prácticamente no hablan y sólo beben hasta caer semiinconscientes.
Por otro lado, los jóvenes, y sobre todo las jóvenes, suelen arreglarse mucho para ir de ‘clubbing’, como dicen aquí. Visten bien, se ponen de punta en blanco y se comportan lo más sofisticadamente posible hasta que abusan del elixir de Baco.
Los alcoholes más demandados son el vodka y la cerveza. El primero puede tomarse en cóctel o 'drinks' (el tradicional cubata) o en chupitos acompañados de otros vasos con zumo o refresco para pasar el trago. La birra ('Piwo') suele ser por regla general de medio litro. Ambas bebidas son muy económicas y de mayor calidad que en España.
NOTA: es reseñable que según la Enciclopedia Británica el nivel de alcohol en sangre que puede resultar mortal está en torno al 2% - 3%. Sin embargo, en un apéndice, apunta que en Polonia y Rusia se puede hasta duplicar. No es vano, hace unos meses fue noticia en todo el país que una cajera de un supermercado fue despedida por estar trabajando con una tasa levemente superior al 6%.
El vodka bebido en la modalidad de chupitos es algo cultural. Beber hasta emborracharse es algo que está tan bien aceptado, que el rechazar un brindis en una boda, en una reunión familiar o una de negocios es casi una falta de respeto. Por ello, he aquí una serie de trucos. Antes de empezar a beber ingerir media docena de pastillas de Vitamina C para no perder los papeles demasiado pronto. Eso ayudará a asimilar mejor el alcohol. Además, no hace falta beberse todo el vaso de chupito. En cada brindis es mejor ingerir sólo medio, así por cada uno de los demás tú tomarás medio, que es la proporción aproximada entre el aguante de ambos. Y por último, nunca, nunca mezclar con cerveza o con otros licores.
Las polacas son muy coquetas y femeninas. Además, son muy aficionadas a bailar, y en especial a los bailes latinos. Por eso, hay que tener en cuenta que las actitudes que en España se entenderían como una conquista casi segura, aquí simplemente se consideran disfrutar del baile. Son personas muy fieles y pueden estar casadas y casados a edades muy tempranas (a partir de 24 años no es extraño encontrar jóvenes con la alianza en la mano), por lo que es recomendable fijarse en ese detalle antes de desatar todas las armas de don juan, por no llevarse un chasco predecible.
El polaco es muy, pero que muy difícil. Sin embargo, como ellos lo saben, agradecen mucho cualquier palabra que sepas medio pronunciar. Aprecian que se les den las gracias ('Dziekuje') o cualquier otro tipo de tópico en polaco. No obstante, con inglés puedes manejarte en las grandes ciudades en la mayoría de los casos. Si no, otros idiomas muy extendidos son el alemán y el ruso entre las personas mayores o el francés, italiano y español entre los jóvenes.
Cada día más y más gente estudia español, viaja a conocer el país o acude a fiestas, conciertos o restaurantes y bares españoles. Y es que es una auténtica moda. De la mano de Zara, Barcelona, la selección de fútbol y los topicazos nacionales, los polacos sienten auténtica simpatía y pasión por nuestra cultura. Les caemos muy bien y nos consideran muy serios para el trabajo. Los números lo demuestran: más de cien compañías españolas están asentadas en Varsovia, y algunas dominan ciertos sectores (Estudio Lamela, Garrigues, Fadesa, Ferrovial, bancos, Telepizza...), la mayor sede del Instituto Cervantes en el mundo es la varsoviana y la embajada nacional es una de las más grandes de la capital. Las escuelas privadas de castellano se multiplican por el país ante de la demanda de los estudiantes (en Varsovia se calcula que actualmente existen más estudiantes de español que de inglés), con ejemplos muy destacables como el Instituto Español sin Fronteras. Existen multitud de bares y restaurantes españoles, donde beber San Miguel, comer tortilla de patata o saborear patatas ali-oli. Hay festivales de cine español en las salas, conciertos de artistas como Chambao y la ropa de Zara está muy bien considerada entre los jóvenes.
El ritmo o las condiciones de muchas cosas aquí son diferentes, pero hay que tomárselo con calma. Por ejemplo, en los bares o restaurantes, los camareros no son como ‘el Manolo’ del bar del barrio que pone cuatro carajillos, dos coca-colas, ordena tres bocadillos a cocina y monta dos raciones de jamón y papas al mismo tiempo. No. Aquí van más despacio, a otro ritmo y con calma. Así que paciencia.
No hay que olvidar que hace menos de 20 años en Polonia existía una dictadura comunista soviética que ralentizó mucho el progreso nacional, y que eso aún hoy se nota. Las infraestructuras son lamentables. Las autopistas brillan por su práctica inexistencia, el transporte urbano es muy anticuado y deficitario y los atascos son eternos. Existen autobuses con más años que la democracia y para recorrer pequeñas distancias hacen falta horas. Pero es así, no hay que desesperar.
Merece un capítulo aparte. Si vas a viajar o alquilar un coche necesitas una serie de advertencias. Primero compra la opción del seguro a todo riesgo. Segundo, pon los ocho sentidos que puedas tener al volante y tercero, mejor despacio, pero seguro. ¿Por qué? Porque hay muchos peligros. El más importante es el mal estado de las calzadas, con continuos baches, cambios de rasantes y lo mejor: los raíles desgastados por el paso de los camiones en el carril que han creado dos surcos en cada lado de las ruedas en los que se encaja el coche y que pueden tener dos o tres centímetros de grosor. Otro peligro es el alto número de personas bebidas, sobre todo en época de celebraciones nacionales. Las autopistas de dos carriles: cuando veas por el retrovisor que se acerca un coche a toda velocidad y que viene otro de frente y hay línea continua, no confíes en que frenará el que viene detrás de ti, no. Tienes que echarte al arcén y dejarle pasar, y el que viene por delante hará lo mismo. Por eso, a veces, en carreteras de sólo dos carriles se cruzan cuatro coches. Pero no es tan fácil: los vendedores de los arcenes son las personas que van a recoger setas o demás productos salvajes a los bosques colindantes a las vías de tráfico y después montan un pequeño chiringuito para que paren los conductores a comprar. Por eso, a veces, cuando intentes echarte al lateral para dejar pasar a un kamikaze, corres el riesgo de atropellar a un vendedor o un ciclista (que hay muchos también de noche y sin luces). Por eso lo mejor es que, cuando alguien te eche las largas para que le dejes adelantar, no lo hagas. Además está prohibido.
NOTA: los fines de semana de fiestas nacionales mueren centenares de personas en las carreteras en Polonia. No es ninguna broma que es muy peligroso conducir si no se está muy atento.
Polonia es como es y así la aman los polacos. Tiene cosas buenas y malas, cosas que mejoran y que empeoran y otras que nunca cambiarán, pero es su país. No hay que olvidar todas las penurias, ocupaciones, invasiones y reparticiones que han sufrido a lo largo de su historia. Y ahora que por fin son independientes, democráticos, europeos y modernos se enorgullecen de ello. Así que, aunque todos sabemos que la selección polaca de fútbol es un equipo de tercer nivel, si veis un partido suyo en un bar de Varsovia no se os ocurra decirlo.
Mucho cuidado con hacer algo ilegal, la policía no es especialmente dialogante. Está prohibido beber alcohol en la vía pública, está prohibido cruzar de acera fuera de los pasos de peatones o en rojo (y se cumple) o está prohibido el consumo de cannabis (aunque sea autoconsumo). Y aquí son estrictos. Aunque pueda parecer increíble existen muchas cámaras por Varsovia o cualquier ciudad controlando, y si cruzas un semáforo en rojo, que no te extrañe si a los cien metros te detiene un agente y te pone una multa. Porque si hay un coche de policía cerca y te han visto irán a por ti.
Y recuerda que la policía polaca dialoga poco, no habla español e inglés no es seguro, pero la multa no te la quita nadie.
NOTA: los policías arrastran todavía la mala fama de la época comunista en la que eran muy corruptos y tenían la mano muy suelta, por lo que se les llama 'Pies' (Perros). Poco a poco comienza a cambiar con agentes jóvenes y preparados, pero mejor no jugar con ellos, porque no se andan con miramientos a la hora de sacar la porra. Varsovia, y Polonia en general, son muy seguras, pero por eso mismo hay bastantes miembros de los cuerpos de seguridad.
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