Íbamos a poder disfrutar del oscarizado documental 'Man on Wire' a finales de marzo, pero no llegó. 'Sicko', lo último de Michael Moore, se estrena este mes con dos años de retraso. Ellos son los grandes, pero hay otros más humildes que nunca ven la luz del sol.
A finales de los 90 Alix Lambert cogió una cámara y sin oír las voces que le advertían de que la aventura (fílmica) que buscaba era menos que imposible se fue a Rusia con pocos dólares en el bolsillo y una idea absurda: meterse en las peores cárceles del país. El proyecto de Lambert, una novata en la dirección por aquel entonces, consistía en explicar la historia de los presos que poblaban aquellas instituciones a través de sus tatuajes. Ante el estupor general la joven realizadora estadounidense consiguió, contando con un equipo íntegramente ruso, meterse en las atiborradas celdas de Samara, Perm y Butyrka y convencer a asesinos, atracadores y ladrones para que contaran —con la excusa de los tatuajes— como era formar parte de una población de un millón y medio de presos (en aquel momento) de los cuales más de 100.000 sufrían tuberculosis. Cómo era su vida, por llamarlo de alguna manera, en aquel sitio.
A Lambert le salió un documental áspero, crudo, que ni siquiera contaba con una voz en off y que vivía simplemente en las confesiones de sus protagonistas. Un fresco terrible, indigesto, que vendió unas cuantas cintas en VHS entre el círculo de amigos del director y algunos coleccionistas atentos. Siete años después un célebre realizador canadiense llamado David Cronenberg se disponía a arrancar una película sobre la mafia rusa. Un amigo le aconsejó que echará un vistazo a un documental llamado 'Mark of Cain', una pieza de una tal Alix Lambert. Cronenberg consiguió que le hicieran un pase privado a él y al actor Viggo Mortensen (protagonista del filme) y cuando salió dijo "tengo que irme a casa y reescribir el guión", y aclaró: "No entiendo cómo consiguieron hacerlo pero este documental es precioso, terrible y te rompe el corazón".
La película, 'Promesas del Este' recaudó más de 60 millones de dólares y en las entrevistas previas para promocionar el filme tanto Cronenberg como Mortensen mencionaban 'Mark of Cain' una vez sí y otra también. La película se estrenó en septiembre de 2007 y en marzo de 2008 aparecía —finalmente— en DVD el documental de Lambert. Vendió miles de copias y la ignorancia previa se convirtió en alabanzas.
'Mark of Cain' tuvo suerte pero así son las cosas para los documentales que tratan temas poco recomendables (poco comerciales, dirán algunos) o que no cuentan en sus créditos con apellidos como Moore, Gore, Herzog o Morris. Son piezas sin futuro, sin taquilla y —la mayoría de las veces— sin espectadores a los que molestar. 'Lake of Fire' de Tony Kaye (realizador de 'American History X' hasta que Edward Norton le echó) es un ejemplo de lo difícil que es 'vender' determinados conceptos al espectador: Kaye dedicó 15 años a su gigantesco proyecto sobre el aborto, un proyecto que dura dos horas y media, está rodado en blanco negro de tintes académicos y —entre otras lindezas— muestra la interrupción de un embarazo con pelos y señales. "He dedicado mucho tiempo a esto y quería hacerlo a mi manera. ¿Vida comercial? Estás de broma, ¿no?" declaraba el propio Kaye a cualquiera que le acercara un micrófono a finales de 2006.
El realizador, eso sí, consiguió financiación, un documental sensacional, duro, equilibrado y con bemoles, y hasta —en el momento álgido de su distribución— siete salas donde proyectar su pieza. Total: 30.000 dólares, dólar arriba dólar abajo, un montón de buenas críticas y una vida festivalera bastante sana.
Si Lambert y Kaye, cada uno a su manera, no pueden quejarse del resultado final (al menos algún espectador ha podido opinar, aunque sea tarde y mal, de su trabajo) tampoco puede estar totalmente insatisfecho 'Zoo', que cuenta la historia de un grupo de hombres que cada fin de semana se juntaban en una granja del medio-oeste estadounidense para tener relaciones sexuales con caballos. La obra de Robinson Devor, de una belleza que se acerca peligrosamente a la abstracción ("les conté a los productores que era una peli de terror, ¡necesitaba el dinero!" contaba el realizador hace un par de años en la Berlinale), fascinó en Sundance por su sorprendente tratamiento de un tema tan peliagudo.
Acompañado por las grabaciones en audio de los protagonistas reales y con una fijación por desubicar al espectador y por no mostrar ni una sola imagen explícita del acontecimiento en cuestión (que culminó con la muerte de un hombre de negocios de Seattle), Devor consigue una obra magnífica a la que par que inexplicable en términos puramente artísticos. 'Zoo' participó en una veintena de festivales y en los dos meses que aguantó en salas en los Estados Unidos amasó poco más de 60.000 dólares.
Aun así, el caso más flagrante en lo que se refiere al vacío de público que rodea al género se llama 'The Blood of Yhingzou District' y es un estremecedor documental, de sólo 40 minutos de duración que habla sobre el SIDA en China y como este afecta a los niños de la provincia de Anhui… Ganó el Óscar en 2007 en su categoría, pero —naturalmente— nunca se estrenó. Ni en Hollywood, ni en ningún otro sitio.
Este año, para no perder la costumbre, podremos dejar de ver joyas como 'Dear Zachary', sobre un doble asesinato que obligó a Canadá a cambiar las leyes de extradición que rigen en el país; 'At the Death House Door', que sigue a un capellán que deja su parroquia para atender a los presos del corredor de la muerte y 'Critical Condition', que demuestra que el ínclito Michael Moore se quedó muy lejos de profundizar en el auténtico estado de la seguridad social en Estados Unidos. Eso sí, para los más curiosos siempre quedará la oportunidad de localizarlos en internet, descargarlos y verlos. ¿O eso también es piratería?
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