¿Crees que Demi Moore plancha y su Ashton es tan pardillo?

En la redacción de soitu.es estamos flipados. Llevamos días viendo cómo la prensa seria publica la supuesta foto de la estupenda Demi Moore en bragas (aunque uno de nuestros colaboradores piensa que más bien se trata de un bañador blanco) y planchando que su maridito cañón subió a Twitter, tras disparar el iPhone, y sin que ella lo supiera. Tras el consiguiente cabreo de Demi, Ashton echa mano de la complicidad de sus followers y organiza, con la precisión de un brillante estratega publicitario, un envío masivo de mensajes a su esposa. Miles de páginas copypastean el moderno ciberculebrón. Una jugada de lo más inteligente. ¿O no?

Lo primero que nos chirrió es el hecho de que Demi Moore estuviera planchando. Nadie de esta redacción, ni en masculino ni en femenino, lo haría en caso de ser Demi. Además resulta ya un poco aburrida esa tendencia tan en boga entre las stars norteamericanas de enseñarnos sus fotos cocinando, haciendo la compra y la colada o columpiándose con sus niños. Una de dos, o es la terapia que les ha impuesto su coach personal, o la fiebre doméstica responde a una estudiada campaña de marketing. La crisis obliga a enseñar un modo de vida más de andar por casa, dejando el glamour sólo para la alfombra roja.

Y Ashton lo sabe. El marido de Demi no es el típico guaperas con cabeza de chorlito. Es el creador del programa Punk'd, el clásico programa de bromas con cámara oculta pero con muy mala leche (como Justin Timberlake o Jessica Alba podrían atestiguar). Sabe lo que vende, y sabe conseguirlo. Y algo así parece que ha hecho con la foto en bragas de su mujer (a la que, por cierto, hay que recordarle que se plancha en una tabla y no en el suelo). Con más de medio millón de followers era harto difícil que el chistecito de la foto se quedara en un gag privado. Supuestamente, Demi se entera y monta en cólera, olvidando por un momento que todos hemos visto ya sus encantos en más de una ocasión. Tras varios días, el contrito Kutcher pide refuerzos a sus hordas de fans y se tira dos horas planificando el romántico gesto por el que será perdonado. Porque en Estados Unidos de una costa a otra hay diferencia horaria y Ashton quiere reunir el mayor número de mensajes simultáneos.

Así que en vez de regalarle un brillante, o un consolador forrado de ellos como hizo David Beckham, consigue que casi 4.000 energúmenos le saturen el Twitter a su mujer. Pues todo un detalle, sí señor. ¿Quería Ashton robar protagonismo a Bruce Willis, que se casaba ese mismo fin de semana? ¿Quería mostrar su poderío en Twitter? ¿Quería vacilarnos con el rollo "ey mirad, somos una pareja normal, mi mujer plancha"? Quién sabe, pero lo que es seguro es que de gesto espontáneo tiene poco. Así que ya sabéis, famosos del mundo: ya no hace falta montar saraos o entrar en una clínica de desintoxicación para que todos los medios hablen de ti. Con un iPhone, una cuenta de Twitter y tu pareja semidesnuda, obtendrás una campaña de publicidad que ni el más sagaz departamento de comunicación te podría haber pergeñado.