Scott Reuben, famoso anestesista estadounidense y pionero en la aplicación de una nueva terapia contra el dolor, trabajaba en la tranquilidad del Centro Médico Baystate, Massachussets, hasta que hace pocos días fue acusado por los responsables del hospital de falsear datos en al menos 21 de sus trabajos científicos. Teniendo en cuenta que fueron publicados entre 1996 y 2008, es decir, durante doce años, y que las prácticas que defendía, indicadas para el tratamiento del dolor posoperatorio, estaban siendo ampliamente seguidas por la comunidad científica estadounidense, el caso del "doctor dolor", como ya ha sido apodado, constituiría uno de los más grandes y duraderos ejemplos de fraude médico hasta la fecha. Pero ni mucho menos el único.
En épocas revueltas, los engaños, medias verdades o tomaduras de pelo hacen rechinar aún más los dientes. Inversiones arriesgadas tipo Madoff, beneficios millonarios a directivos de empresas rescatadas y ahora, un nuevo escándalo de fraude en ciencia. Aunque escasos en comparación con los volúmenes de investigaciones que se desarrollan cada año, los fraudes en ciencia son constantes y, cada año, cientos de denuncias de irregularidades son investigadas en EEUU donde, y debido precisamente a su alto número, se constituyó la ORI (Office for Research Integrity) en 1993 como la institución encargada de establecer normas de conducta científica e investigar las denuncias. Sólo en sus primeros años de vida, entre 1993 y 1997, la ORI recibió más de mil denuncias de las cuales 187 fueron investigadas y unas 76 concluyeron con condena de mala práctica científica. Datos más recientes muestran un ritmo parecido con alrededor de diez condenas por año, la mayoría de las veces por falsificación de datos, durante el periodo 2006-2008. En 2009 ya hay cuatro científicos en la lista a la que, todavía, no se ha añadido el nombre del doctor Reuben (lista completa).
Mientras que en las actividades financieras o políticas, el objetivo del fraude es más o menos claro —conseguir una entrada en el matrimonio dinero-poder— en ciencia los motivos se vuelven más difusos. Expertos en el área suelen coincidir en que la causa radica en la propia raíz del sistema de producción, que vincula la obtención de fondos al número de artículos publicados y esto, no sólo para los investigadores, sino también para las propias instituciones que los alojan. Como explicó el filósofo Mario Bunge en un artículo publicado en La Nación hace unos años: "La verdad es la moneda del reino de la ciencia (...) de modo que quien falsifica la verdad equivale al falsificador de moneda". En el otro lado de esta moneda se encuentran las revistas científicas que ven como el fraude pone en peligro su prestigio. En este sentido, el caso estrella lo representa Hwang Woo-suk quien escribió un artículo sobre la clonación de embriones humanos y células madre que obligó a la prestigiosa revista Science a retractarse en el siguiente número cuando aquel se descubrió como falso.
El último de estos casos de ciencia fraudulenta lo protagoniza Scott Reuben, un especialista en anestesia que en los últimos años había centrado sus investigaciones en el estudio de la llamada "analgesia multimodal", un área nueva y emergente de la anestesiología basada en el uso de fármacos combinados para atajar los dolores posoperatorios. En concreto, Reuben estudiaba los efectos de analgésicos modernos: rofecobix (comercializado bajo el nombre de Vioxx ) y celecoxib (Celebrex), inhibidores selectivos de la enzima ciclooxigenasa-2 (Cox 2) que está considerada como la responsable principal de la síntesis de compuestos vinculados al dolor, la inflamación y la fiebre, y del agente antiepiléptico pregabalin (Lyrica), estos últimos comercializados por el gigante farmacéutico Pfizer, que también financiaba algunos de los estudios de Reuben.
Según sus resultados, el uso conjunto de ambos tipos de fármacos aceleraba el proceso de recuperación de los pacientes proporcionando efectos calmantes del dolor superiores a los de los analgésicos clásicos pero sin sus desventajas, como los riesgos de adicción en el caso de la morfina. Por estas razones, Reuben se había convertido en un gran defensor de estos productos a pesar de la existencia de riesgos cardiovasculares. De hecho, Vioxx, comercializado por otro gigante, Merck, fue retirado del mercado por la propia farmacéutica en 2004 y Celebrex sólo es recetado en pacientes de riego cardiovascular bajo.
Según Jane Albert, portavoz del centro médico, el caso se destapó el pasado verano cuando, durante una revisión rutinaria de los artículos científicos que iban a ser presentados a publicación por miembros del hospital, se descubrió que una de las investigaciones de Reuben no había sido aprobada por el comité de revisión interno del centro. Este fallo burocrático condujo a una investigación en toda regla que se completó el pasado enero y que reveló que al menos 21 artículos científicos publicados entre 1996 y 2008 contenían datos relevantes falsos o inventados. Acto seguido el hospital notificó a las revistas médicas en las que habían sido publicados, la mayoría de ellos en la prestigiosa 'Anesthesia & Analgesia', sobre el posible fraude. «Este sería el caso más grande de fraude en el área de la anestesiología. Reuben es uno de los investigadores más prolíficos en el área de dolor post-operativo y sus descubrimientos han estado aplicándose ampliamente», explica Steve Shafer, editor jefe de dicha revista. «Su fraude hace retrasar nuestro conocimiento en el área tremendamente».
Estos casos ponen de manifiesto las debilidades del sistema de creación y comunicación en el ejercicio de una profesión cuyo objetivo declarado es la búsqueda de la verdad. El «Hombre de Piltdown», el caso del jovencísimo y extraordinario físico Jan Hendrick Schön, al que muchos de sus colegas colocaban a las puertas del Nobel, o la falsa clonación de embriones humanos y células madre de Hwang Woo-suk, son algunos de los ejemplos de esta «ciencia de las mentiras» que Reuben, el «doctor dolor», acaba de ampliar.
* Eugenia Angulo es periodista especializada y trabaja en la empresa de divulgación científica Divulga.
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