Madrid.- Un 24 de marzo de 1809 nacía en la antigua sede de la Real Casa de Moneda de Madrid, Mariano José de Larra, el maestro del periodismo moderno; ilustrado, arrebatado y romántico, que se quitó la vida con un tiro en la sien, antes de cumplir 28 años, tras un desengaño amoroso y el hastío vital que le producía España.
Así, hoy, martes, se cumple el bicentenario de este creador del artículo crítico y mordaz; progresista, dramaturgo y narrador, autor de frases célebres como "Vuelva usted mañana", "Escribir en Madrid es llorar" o su famoso "Aquí yace media España. Murió la otra media", cuya vida y obra sigue teniendo máxima vigencia.
Todo un clásico que todavía no ha encontrado relevo, según el periodista y dramaturgo Ignacio Amestoy. "Fue el periodista más importante del XIX y del XX. No se ha encontrado un sucesor. Todavía estamos esperando", ha señalado en varias ocasiones.
Larra, que fue el periodista mejor pagado de su época, conocido después también como "Fígaro" y creador de las revistas "El duende satírico" o "El pobrecito hablador", nació en Madrid en plena Guerra de la Independencia contra los franceses.
A los cuatro años se fue con su familia a París, con su padre, un médico afrancesado que sirvió en el ejército francés. Regresaría a Madrid, cinco años después.
Por este motivo, a los cinco años hablaba y escribía francés como español. A los nueve estudiaba gramática latín y griego y a los doce tradujo "La Ilíada", de Homero. Y ya con 19 años escribía su folleto "El duende satírico", recuerda Jesús Miranda, descendiente del escritor, en la biografía que ha salido hace poco con el título "Larra. Biografía de un hombre desesperado", publicada por Aguilar y por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales.
Con un matrimonio frustrado con Josefa Wetoret, "muy guapa y de muy buena familia", y padre de tres hijos, Larra "fue un niño sin niñez y con un desarrollo prematuro dentro de una familia avanzada", considera Miranda, quien define al escritor como "un dandy, amigo de sus pocos amigos, entre ellos Espronceda, rebelde, enamoradizo, reservado, escéptico y misántropo".
Y en esta biografía, Jesús Miranda de Larra sostiene que el escritor se suicidó "por España y no por el amor a una mujer". Fue un hombre que luchó por cambiar España y al ver que no pudo integrarse en una España sin progreso, se pegó un tiro".
La situación política, social y económica que le toco vivir a Figaro fue desastrosa y gris. La transición del antiguo régimen al liberalismo.
Larra se pegó un tiro en la sien el 13 de febrero de 1837 en su casa madrileña de la calle de Santa Clara, un lunes de Carnaval tras recibir la visita de su amante, la poderosa Dolores Armijo, pidiéndole las cartas de amor que ella le había enviado, porque quería salvar su matrimonio.
Este hecho ha protagonizado ríos de tinta, obras de teatro y ha sido novelado, sobre todo, por uno de los especialistas en la vida y obra de Larra, Juan Eduardo Zúñiga, autor de "Balas de plomo", novela en la que recrea el día que Fígaro puso fin a su vida.
Carmen Sigüenza
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