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Sumérgete en el siglo III a. de C.

Por RODRIGO PIZARRO-YÁÑEZ (SOITU.ES)
Actualizado 21-03-2009 18:00 CET

Tarragona entró en la historia de la mano de los romanos. Y no lo olvida. Monumentos aquí, monumentos allá, todos los años la ciudad vuelve a sus orígenes. Y 2009 no será la excepción. Si vienes entre el 18 y 31 de mayo, no será raro que te topes con gladiadores y soldados romanos por la calle. En esas fechas se realizará una nueva edición de Tarraco Viva, unas jornadas internacionales de divulgación de la cultura romana que organiza el Museo de Historia de la ciudad (Caballers, 14 - 977 25 36 33). En la agenda de este año figuran talleres, conciertos y representaciones históricas a cargo de agrupaciones procedentes de diferentes países de Europa. Todo para remontarnos hasta aquella época.

Todo comenzó en el año 218 a.C. cuando Cneo Cornelio estableció aquí una guarnición que, con el tiempo, se transformó en la principal base militar de la Hispania. En los siglos I y II d. C., Tarraco, capital de la provincia de Hispania Citerior, alcanzó una enorme importancia y su máxima expansión urbana. Y se llenó de monumentos: en la Acrópolis se construyó el grandioso complejo arquitectónico del foro provincial y el circo, se levantaron el anfiteatro, las termas públicas, se amplió el foro...

Si bien la evolución propia de la ciudad ha propiciado la desaparición de muchos monumentos de aquella época, para vivir la Tarragona romana con toda su intensidad, basta caminar por sus calles. Sí, porque básicamente todos los monumentos que quedan en la ciudad están muy cerca unos de otros. No importa si el recorrido es por el casco antiguo o la parte nueva, en cualquier rincón puedes toparte con vestigios de la antigüedad.

Las murallas se pueden recorrer por el Paseo de Sant Antoni, la Via del Imperio Romano o desde el interior del casco antiguo. Delimitaban el perímetro urbano, y de los 3.500 metros originales quedan en pie poco más de 1.000. La torre de Minerva tiene la escultura y la inscripción romana más antigua de la península Ibérica. Lejos, lo más interesante está en el Paseo Arqueológico, donde se pueden observar diversos lienzos, perfectamente conservados, que muestran el particular zócalo de bloques megalíticos.

El Foro Provincial (Plaza del Pallol-Plaza del Fórum) era un enorme recinto rectangular, rodeado en tres de sus lados por una compleja estructura de pórticos. Restos de esos pórticos se pueden ver en los edificios de la Antigua Audiencia, en la Plaza del Pallol, en la Plaza del Fórum y el llamado Pretorio.

Frente al Casino y al Hotel Imperial Tarraco está el Circo (Rambla Vella, Tel.: 977 230 171), uno de los mejores conservados de Occidente. Aquí se disputaban las carreras de carros, de dos o cuatro caballos, y si bien la mayor parte de su estructura sigue oculta bajo los cimientos de edificios del siglo XIX, podemos ver el extremo oriental, con su fachada monumental, las gradas y dos bóvedas. No muy lejos de allí, en la calle Trinquet Vell o la Plaza de la Font podremos ver otras bóvedas.

Basta cruzar la Rambla Vella para llegar al Parc del Miracle. Y, tras bajar unas escaleras nos topamos con el Anfiteatro (Tel: 977 242 579), lugar donde se realizaban las luchas de fieras o de gladiadores, además de la mayoría de las ejecuciones públicas, que tenían al mar Mediterráneo como telón de fondo. Hoy se conservan gradas talladas en roca, aunque muy erosionadas, y una parte de la grada meridional, sustentada sobre bóvedas de hormigón.

La vida cotidiana en la Tarragona de hoy corre deprisa en la Rambla Nova. La gente aquí pasea, se toma una cerveza o un café, va de compras... Pero en época romana toda la actividad se desarrollaba en el Fórum local (calle Lleida, Tel: 977 242 501), donde alrededor de una gran plaza se alzaban los principales edificios de la ciudad: basílica, tiendas, curia y templos. Los ensanches de las calles que se realizaron en el siglo XIX se encargaron de destruirlo y hoy se puede ver parte de la basílica, un edificio de grandes dimensiones separado por columnas.

Ya saliendo de la ciudad, camino a Salou —pero no por eso lejos del ajetreo propio de una capital provincial— encontramos los restos de la Necrópolis Paleocristiana (avda. Ramón y Cajal, 80. Tel.:977 211 175), que además recoge los principales hallazgos en un museo monográfico. Y si quieres ver más de esto, sólo tienes que ir al aparcamiento del centro comerical Parc Central.

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