Bruselas.- La UE ha querido dejar clara su voluntad de ayudar a los países más golpeados por la crisis y, para demostrarlo, doblará hasta 50.000 millones de euros los fondos para apoyar a los socios con desequilibrio en la balanza de pagos y dará un crédito de 75.000 millones al Fondo Monetario Internacional (FMI).
Los líderes de los Veintisiete, reunidos ayer y hoy en Bruselas, han descartado adoptar nuevas medidas de estímulo fiscal para reactivar la economía, como reclama Estados Unidos, y han reiterado que la prioridad ahora es la reforma del sistema financiero internacional.
Pero también han tratado de dejar patente la solidaridad europea y su compromiso tanto con los Estados miembros más débiles como con los de otras áreas económicas.
Por eso, y aunque consideran que todavía hay dinero suficiente (15.400 millones de euros) en la línea de crédito para asistir a los Estados miembros fuera del euro cuya estabilidad financiera se vea amenazada, anunciaron un aumento de su límite hasta 50.000 millones.
Los Veintisiete ya incrementaron en diciembre el citado umbral de 12.000 a 25.000 millones de euros y hoy volvieron a hacerlo, para confirmar que, si hace falta, "cuenta con margen", explicó el primer ministro checo, Mirek Topolanek, al término del encuentro.
Asimismo, los europeos han anunciado que están dispuestos a facilitar un préstamo por un importe total de 75.000 millones de euros (algo más de 100.000 millones de dólares) al FMI, para mejorar su respuesta a la crisis y garantizar que puede asistir a las economías más acuciadas.
El FMI dispone de 250.000 millones de dólares para ese objetivo -de los que ya ha utilizado 50.000 millones-, pero calcula que va a necesitar el doble de esa cantidad.
En el marco de los preparativos de la cumbre del G20 el 2 de abril en Londres, la UE decidió hoy unirse a Japón, que ya se había ofrecido a facilitar a la institución con sede en Washington un préstamo de 100.000 millones de dólares.
Además, tras varios meses de negociación, los líderes de los Veintisiete dieron hoy también su visto bueno a la utilización de 5.000 millones de euros del presupuesto comunitario para proyectos energéticos y medioambientales y para extender la banda ancha en zonas rurales.
Los países han batallado duramente sobre el reparto de los fondos, de los que España obtendrá en total 337,5 millones de euros para interconexiones de electricidad y gas y para un proyecto de captura de carbono.
Para satisfacer las exigencias de Alemania, se han comprometido a que la ejecución de los proyectos beneficiarios comience antes del fin de 2010, aunque esto parece difícil en el caso del gasoducto Nabucco (al que se destinarán 200 millones de euros), cuya conclusión no está prevista hasta 2013.
Desde la presidencia de turno de la UE, Topolanek, volvió a resaltar hoy el cuantioso esfuerzo que está haciendo Europa para combatir la crisis -que cifró en el 3,3 por ciento del PIB de la UE, cerca de 400.000 millones de euros, entre 2009 y 2010- y vaticinó que las medidas irán teniendo efecto gradualmente.
Antes de decidir si son necesarias nuevas inyecciones de dinero a la economía, los europeos prefieren esperar a ver el efecto de las iniciativas ya puestas en marcha, como explicó al término de la reunión el presidente español, José Luis Rodríguez Zapatero, que consideró que gran parte de las medidas están empezando a tener reflejo en la economía real.
Aunque en el Consejo Europeo ha quedado claro que la UE no va a responder en la cumbre de Londres a la petición estadounidense de aprobar nuevos paquetes fiscales, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, ha tratado de minimizar las diferencias de estrategia entre los dos bloques del Atlántico.
Los socios europeos del G20 consideran que éste es el momento de concentrarse en la reforma del sistema financiero y acudirán a la cita de la capital británica con un amplio catálogo de propuestas en ese sentido, que van desde reforzar el FMI a endurecer la regulación de los bancos y las agencias de calificación de riesgos y aumentar la presión sobre los llamados "paraísos fiscales".
"Tenemos que trabajar en todos los frentes", recalcó Durao Barroso, que insistió en que, a nivel global, hace falta tanto un estímulo fiscal coordinado como la reforma del funcionamiento de los mercados internacionales.
"Sin estímulo no tendremos recuperación, pero sin reforma financiera la recuperación no será sostenible", señaló el mandatario portugués.
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