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Las autoridades no investigarán los fallos policiales y de servicios sociales sobre la familia Fritzl

EUROPA PRESS
Actualizado 20-03-2009 15:37 CET

VIENA.-  Las autoridades austríacas no tienen previsto abrir ninguna investigación sobre los fallos cometidos por la Policía y los servicios sociales durante los 24 años en que Josef Fritzl mantuvo secuestrada a su hija Elisabeth en el sótano de su casa.

Estos fallos nombrados por la prensa local se refieren a la desaparición de Elisabeth con 18 años así como las posteriores e intermitentes 'apariciones' de tres de sus hijos, que fueron adoptados por los abuelos sin que se levantara ninguna sospecha o se abriera una investigación ordinaria.

Durante las más de dos décadas que su hija permaneció cautiva, Fritzl elaboró una concienzuda estrategia para justificar la aparición en público de tres de sus hijos-nietos, y por descontado la desaparición de su hija mayor, a la que obligaba a escribir cartas desde su mazmorra en las que aseguraba a su madre --quien había interpuesto una denuncia de desaparición-- que se encontraba viviendo con unos amigos. Después, su padre diría a la Policía que su hija se había unido a una secta religiosa.

En realidad, Fritzl mantenía encerrada a Elisabeth y a sus otros tres hijos-nietos en el sótano, concretamente en una celda insonorizada de 55 metros cuadrados y una altura nunca superior al metro setenta a la que se accedía a través de una puerta de metal reforzada con cemento y cerradura provista de un código de seguridad que sólo conocía el secuestrador.

La celda estaba separada del domicilio por un pasillo subterráneo dividido en cinco secciones, cada una de ellas protegida por su respectiva puerta blindada. Fritzl ocultó esta infraestructura a los inspectores escondiendo el acceso al pasillo con una pared falsa.

A lo largo de 24 años, las autoridades no investigaron en profundidad a esta familia cuya hija desapareció y después fueron adoptando a tres niños que aparecieron en la puerta de la casa, al parecer con una nota de Elisabeth en la que decía que no se podía ocupar de ellos.

Josef Fritzl, de 73 años, fue declarado ayer culpable de todos los cargos que se le imputaban --asesinato, violación, incesto, coacción y esclavización--, por lo que fue condenado a cadena perpetua y será internado en una institución psiquiátrica de máxima seguridad.

Todos los miembros del jurado, formado por cuatro mujeres y cuatro hombres, consideraron probados todos los cargos contra el acusado. El más grave es el de asesinato por omisión de socorro de uno de los hijos-nietos que tuvo con Elisabeth en el sótano, el cual falleció a los pocos días por problemas respiratorios.

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