Mérida.- Mérida, el yacimiento arqueológico más importante de España, sufre en los últimos años una auténtica "plaga" que "ataca" a sus piedras milenarias, pues las pintadas y grafitis que proliferan por las calles y plazas de la ciudad no perdonan a algunos de sus monumentos más significativos, con más de dos mil años de historia.
El Ayuntamiento y el Consorcio de la Ciudad Monumental reconocen la dificultad para luchar contra este mal, ya que es imposible vigilar, ni siquiera con la instalación de cámaras de vídeos, la totalidad del patrimonio arqueológico integrado de lleno en la vida de la ciudad y que en línea recta ocuparía varios kilómetros de longitud.
Uno de los monumentos más dañados por las pintadas es, de hecho, el puente romano que, con una extensión de casi un kilómetro y considerado el segundo puente más largo del Imperio Romano, tras otro construido sobre el Danubio, continúa uniendo Mérida y a sus vecinos a ambos lados del río.
En este entorno, en concreto en el paseo del Río Guadiana por la parte baja de la alcazaba árabe y con el puente romano al fondo, apareció este verano la pintada más grande que en la actualidad "decora" el patrimonio emeritense.
Se trata de un grafiti de unos diez metros y a todo color pintado en los restos del antiguo dique romano, realizado "En memoria de Rogger Peruano", con el lema de Machu Picchu y una torpe reproducción del monumento inca, que pretende ser, según la rumorología local, un homenaje póstumo y más que atrevido a un ciudadano del país andino que falleció recientemente en tierras emeritenses.
Sólo un poco más adelante, el puente romano, la primera obra erigida en "Emérita Augusta", presenta en el primero de sus sesenta arcos, por donde discurre el privilegiado paseo junto al Guadiana, un sin fin de grafías inteligibles y entre las que sólo puede leerse una pintada a favor del "Sáhara libre".
LOS AUTORES SON MAYORITARIAMENTE ADOLESCENTES
El alcalde de Mérida y profesor de Historia, Ángel Calle, ha explicado, en declaraciones a Efe, que este tipo de pintadas son realizadas mayoritariamente por adolescentes que, "sin ningún tipo de sentimiento artístico", sólo buscan "dejar allí su huella".
Esto se debe, a su juicio, "a un fenómeno claro de incultura, de no saber qué significa vivir en una ciudad con el yacimiento arqueológico más importante de España", al que se une, por otro lado, "esa cercanía continua a las piedras", a las "ruinas", como tradicionalmente llamaban los emeritenses hasta hace muy poco a sus monumentos, lo que ponía de relieve el poco valor que hace años se daba al patrimonio romano.
Para luchar contra este tipo de comportamientos, Calle ha defendido la necesidad de la educación para que los niños de Mérida "desde pequeños empiecen a valorar el patrimonio arqueológico, lo interioricen como algo importante para ellos y para su ciudad, y entiendan que son escenarios de miles de años de historia".
De igual forma, el alcalde ha considerado esencial aplicar las sanciones y, en ese sentido, ha recordado que existe una ordenanza municipal que tipifica que las pintadas que se realizan en monumentos o yacimientos arqueológicos estén catalogadas como un hecho muy grave, con multas que pueden ir de 1.500 a 3.000 euros.
DETENIDOS TRAS EL ESTUDIO DE LAS GRAFÍAS
La policía local persigue este tipo de conductas y ha logrado detener a varios chavales por realizar pintadas en el conjunto histórico y arqueológico de la ciudad, inscrito desde el año 1993 en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Dos de ellos, un chico de 19 años y otro, menor de edad, pudieron ser identificados a finales del pasado año tras meses de investigación sobre sus grafías después de ser sorprendidos por los agentes, en compañía de otros jóvenes, cuando pintaban con aerosoles en varias fachadas de los comercios del centro.
El estudio comparativo entre los trazos de estas pintadas y las de una colección detallada de todas aquellas que han aparecido en los monumentos llevaron a la detención de los dos jóvenes, imputados en participar en un delito contra el patrimonio histórico.
Además del puente romano, que presenta no sólo pintadas en sus arcos, sino también en los enormes sillares que configuran su barandilla, otros monumentos dañados por la fiebre juvenil del aerosol son los arcos de las Torres Albarranas, en la alcazaba árabe, así como el acueducto de Los Milagros, donde sus bimilenarias piedras comparten la presencia de los nidos de las cigüeñas con las firmas de algún que otro desaprensivo.
De la maldición del grafiti parecen salvarse de momento los yacimientos cerrados o aquellos a los que se accede mediante entrada, aunque en este caso sus puertas y aledaños tampoco suelen ser ajenas a este furor del spray, como ocurre en los alrededores del recinto del Teatro y Anfiteatro Romanos, donde las pintadas tapizan bancos y algunos muros, a pesar de los esfuerzos del Ayuntamiento por limpiarlos.
ARQUITECTURA SIGLO XX
De igual forma, joyas de la arquitectura o el urbanismo del siglo XX en la ciudad, como el edificio del Museo de Arte Romano, de Rafael Moneo, o el puente Lusitania de Santiago Calatrava se ven afectados todavía con mayor virulencia por esta plaga.
Así, mientras en el museo se actúa continuamente para limpiar su fachada, la Junta de Extremadura tiene previsto pintar y arreglar nuevamente el puente de Calatrava antes de que éste pase a ser exclusivamente de competencia municipal, tal y como ha explicado el alcalde.
Ángel Calle ha reconocido que aunque "hoy tenemos menos grafitis que antes, siguen siendo muchísimos todavía" y ha recordado que en el Ayuntamiento existe una brigada compuesta por seis personas dedicada exclusivamente a borrar pintadas.
Ha precisado que de la eliminación de los grafitis en los edificios catalogados se encarga directamente el Consorcio de la Ciudad Monumental, que utiliza para ello sistemas específicos para no dañar la piedra, aunque en muchos casos no consigue borrarlos en su totalidad.
Para Ángel Calle, el "problema no es económico, es un problema de que no te da tiempo a quitarlos todos", pero ese es, ha recalcado, el objetivo del Ayuntamiento de Mérida.
El alcalde se ha referido también a otros "atentados continuos" que sufre el material que embellece los monumentos, como los cables de cobre que dan luz a los focos que iluminan el puente romano, que han sido robados en numerosas ocasiones.
Esto ha obligado a cambiar los cables por otros de aluminio, que "parece ser que no son tan rentables en el mercado", según el regidor municipal.
CIUDAD PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
A pesar de todo ello, Calle ha valorado el cambio de mentalidad que se vive en Mérida desde que en 2006 ésta se integrase dentro del grupo de Ciudades Españolas Patrimonio de la Humanidad, un paso esencial que ha servido, a su juicio, para que los emeritenses valoren más los vestigios romanos, visigodos, musulmanes o cristianos con los que conviven día a día.
De hecho, ha explicado, el latiguillo de "esto no se puede consentir en una Ciudad Patrimonio de la Humanidad" se ha generalizado entre los vecinos en los últimos años para expresar su descontento cuando Mérida no presenta el aspecto que, según ellos, se merece.
En esta misma línea, Ángel Calle hace un llamamiento a los padres para que repriman las conductas poco cívicas de sus hijos contra el patrimonio y mobiliario urbano de la ciudad y confía en que las acciones educativas que últimamente se impulsan desde el Grupo de Ciudades Patrimonio, como concursos de redacción o edición de cuentos, empiecen a dar sus frutos y los emeritenses más jóvenes aprendan a amar y respetar sus piedras.
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