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La alteración del fitoplancton antártico está ligada al cambio climático

EFE
Actualizado 12-03-2009 20:14 CET

Nueva York.-  Un grupo de científicos ha descubierto que existe relación directa entre el rápido cambio climático que se vive en el oeste de la Península Antártica y las alteraciones en la población de fitoplancton de la zona, lo que a su vez afecta a los pingüinos que allí habitan.

"Es la primera vez que se demuestra que hay un cambio en la concentración y composición de fitoplancton en la plataforma oeste de la Península Antártica asociada directamente con el cambio climático a largo plazo", explicó hoy a Efe el argentino Martín Montes Hugo, de la Universidad de Rutgers (Nueva Jersey).

El científico lidera junto a otros expertos de distintos centros de investigación estadounidenses el equipo que ha llegado a este descubrimiento, del que la revista especializada Science se hace eco en su próximo número.

Los científicos de Rutgers Montes Hugo y Oscar Schofield, entre otros, defienden que en la Península Antártica -el extremo de la Antártida que parece querer unirse con el sur de América- los niveles de fitoplancton acumulados en la plataforma oeste se han reducido un 12% en los últimos 30 años.

En una entrevista telefónica, Montes Hugo apuntó que tanto la composición como la concentración de fitoplancton, la base de la cadena alimentaria de los seres vivos de la zona, "está cambiando a lo largo de la plataforma oeste en función de la latitud".

"Es como si se estuviera desplazando hacia el sur debido a los cambios climáticos", explicó gráficamente el argentino, quien añadió que esas alteraciones podrían explicar en parte el descenso observado en la población de algunas especies de pingüinos.

El fitoplancton lo componen los organismos acuáticos autótrofos del plancton, que hacen la fotosíntesis, viven dispersos en el agua y son el alimento básico del krill, una gamba que a su vez es el principal alimento de algunos tipos de pingüinos.

Lo que ha descubierto Montes Hugo y su equipo es que a medida que el frío y seco clima de esa parte de la Tierra se calienta y se hace más húmedo, el fitoplancton va desapareciendo de la zona norte y va aumentando al sur.

"Hemos observado cambios muy importantes en la distribución de pigmentos del fitoplancton en los últimos 30 años. Nuestro estudio muestra evidencias basadas en observaciones de satélite y se confirma con datos in situ obtenidos desde barcos", apuntó.

En su opinión, "este cambio en la distribución espacial de los pigmentos del fitoplancton está ligado a la transición que está teniendo el clima en la región: desde la reducción de la cobertura de hielo marino, hasta el calentamiento atmosférico básicamente en invierno, el cambio en el patrón de vientos y de la nubosidad".

"El fitoplancton es la base de la cadena trófica, por lo que todo organismo heterótrofo -el que necesita de otros seres vivos para alimentarse, porque no puede elaborar su propia materia orgánica a partir de sustancias inorgánicas- se ve impactado por estos cambios", explicó.

Todo ello deriva en que, por ejemplo, algunas especies de pingüinos como el Adelia, cuyo estilo de vida requiere un clima antártico, están viendo cómo su alimento básico, el krill, se encuentra cada vez más al sur, por lo que su población en el norte ha descendido drásticamente en los últimos años.

"Por contra hay otros pingüinos que no dependen tanto del krill, como el Barbijo (chin-strap, el más común) y que por lo tanto se están viendo beneficiados", explicó.

Añadió que "en el norte, la capa el hielo marino es mínima y está acompañada de una mayor interacción entre el viento y las columnas de agua, con más días nublados. Ello reduce la exposición solar, la fotosíntesis y por lo tanto el fitoplancton".

"Aunque en el sur hay menos hielo también hay menos nubes, lo que quiere decir que hay más agua iluminada, más fotosíntesis y más fitoplancton", apuntó.

"No me cabe duda de que se trata de una respuesta al cambio del clima, sin que haya un único factor como el hielo, la luz o el viento, es un conjunto", explicó Montes Hugo, quien no se sintió capaz de cuantificar en qué medida esas alteraciones son atribuibles directamente a la actividad del ser humano.

Argumentó que "desde que apareció el ser humano, especialmente desde la revolución industrial, todos los procesos ecológicos se han acelerado y ciclos naturales que antes duraban cien años, ahora llevan diez".

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