La crisis de Gobierno que está en el ambiente debería servir para presentar a la población un Ejecutivo fuerte, capaz de transmitir una sensación de seguridad para recuperar la confianza. En círculos cercanos a Zapatero tienen claro que la remodelación será profunda y no se zanjará sólo con la sustitución de Solbes. La duda es si el perfil de los elegidos seguirá la senda neutra de la mayoría de rostros del actual ejecutivo o si el presidente optará por nombres de peso y con recursos y criterio propio. La balanza parece inclinarse por el primer grupo. Se admiten apuestas.
"Pregúntele al señor Zapatero", dijo Solbes la última vez que le preguntaron por su relevo como ministro de Economía. Una respuesta genial, cargada de ironía y dirigida directamente al "señor Zapatero". Todos los que rodean a ZP saben que a los presidentes en general les priva que se refieran a ellos como 'Presidente' y si es posible que se note cómo se llena la boca de quien lo pronuncia, mejor. Solbes ha demostrado que sabe hilar fino y que la fama de hombre gris que le precedía carece de fundamento, sobre todo en cuanto se le compara con el actual Ejecutivo, plagado de temerosos ministros y ministras camuflados en su perfil técnico, que más que dar órdenes parecen recibirlas.
"Zapatero quiere sentirse absolutamente cómodo y la próxima crisis de Gobierno dará como resultado un equipo que sintonice con sus ideas", explica un diputado socialista. Que en Economía está buscando a su Fuentes Quintana particular no es ningún secreto, apuntan algunos. El problema es que no acaba de dar con él. "Emilio Ontiveros tiene criterio, no se calla y maneja sus propios recursos, es decir no cuadra en el esquema ZP", comenta el mismo diputado. A Pepe Griñán, que fue ministro de Trabajo en la anterior crisis del 93 con Felipe Gónzalez, le mata ser la mano derecha de Chaves en la Junta de Andalucia —vicepresidente segundo—. Nombrar a este curtido político, al que sus detractores tachan de soberbio y que se ha convertido en el nexo de unión entre Zapatero y Chaves, provocaría un infarto en masa en los círculos de poder socialistas porque ya bastantes andaluces se sientan en el consejo de ministros y, además, José Blanco haría lo posible por evitarlo.
El vicesecretario general del PSOE está esperando cartera, y esta vez muchos de sus compañeros dan por sentado que algún Ministerio le caerá, más que nada porque la duplicidad de funciones con Leyre Pajín, nombrada secretaria de Organización del partido por ZP, está empezando a chirriar. Claro que Economía no parece el lugar natural para Blanco. El sitio de Magdalena Álvarez le iría más. Dicen que la ministra de Fomento está interesada en llevar las riendas del matrimonio entre Unicaja y Caja Castilla-La Mancha.
"La crisis económica está visto que no se resuelve con medidas técnicas sino recuperando la confianza. Por eso será una crisis de gobierno importante. Zapatero sabe que no puede volver a plantear otra hasta bien avanzado 2011 y ahora es el momento de lanzar el mensaje político de que este Gobierno se arma para afrontar la crisis", reflexiona un asesor cercano a presidencia. Con David Vegara, secretario de Estado de Economía, casi fuera de las quinielas, las miradas se dirigen a Octavio Granados, actual secretario de Estado de Seguridad Social. "A Granados le veo en el Gobierno pero no necesariamente en Economía porque puede que el propio presidente quiera ejercer ese papel, entonces le serviría alguien con un perfil como el de Miguel Sebastián", apunta un dirigente socialista. Claro que Sebastián ya no es el ministro que fascinaba al presidente. Zapatero tiene sus dudas. En Repsol, por ejemplo, hay orden de Moncloa de que cualquier movimiento de Lukoil o cualquier otro pretendiente de la compañía se le comunique directamente a Bernardino León, secretario general de la Presidencia.
"Los pasos que ha ido dando el presidente encierran la firme voluntad de convertirse en un gobierno técnico. La elección de Francisco Camaaño lo refrenda. Es un hombre fantástico, amigo suyo desde jóvenes, pero de los que llaman "presidente" a ZP desde hace mucho tiempo. Bermejo, con todos sus 'peros', tenía una trayectoria, era menos dócil", concluye un diputado socialista. Lo que parece claro es que mantendrá a Bibiana Aído en su puesto porque cargársela sería reconocer que se ha equivocado. Con la vicepresidenta, Zapatero sigue contento a pesar de las presiones que recibe de su entorno más cercano. Mª Teresa Fernández de la Vega cumple a la perfección el papel de señorita Rottenmeier y ésa es una preciada cualidad. José Enrique Serrano, el veterano jefe de Gabinete vuelve a subir en las apuestas. Hagan juego señores.
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